Ciclismo profesional dio sentido a mi vida: Natalia Pardo | El Nuevo Siglo
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Domingo, 26 de Abril de 2020
Redacción Deportes

A sus 23 años disputó su primera carrera importante, la Vuelta a Colombia, no tenía ningún conocimiento técnico de la alta competencia ciclística, pero esa experiencia motivó a Natalia Pardo a entregarse de lleno a ese deporte y “fue en espectacular, fue como encontrarle sentido a la vida”.

Hoy es una de las grandes revelaciones del pedalismo femenino, integrante de la escuadra Colombia Tierra de Atletas, en el que hace gala de su dedicación, constancia y mucha disciplina.

“Mi primera carrera competitiva fue nada más y nada menos que la Vuelta a Colombia Femenina. Siempre fui deportista. Todos saben que era recreativa, pero Jhon Fredy García me dijo que no era imposible ser profesional. Me dijo: ‘si quieres inténtalo’. Y respondí: ‘estoy muy vieja’”, contó en el Instagram Live, realizado por la Federación Colombiana de Ciclismo.

Recordó que en ese momento se estaba preparando para sus primeros 180 kilómetros pero como recreativa. “Salía con un grupo, íbamos para Santander y el dueño de Gripofen me dijo que fuera a la Vuelta. Acepté, pero pensaba que nada qué ver. Luego me dije: ‘bueno, Nati, vamos a hacer la Vuelta a Colombia, vamos a inscribirnos. No era fácil. Un día Jhon se puso serio y me dijo: ‘¡lo va a intentar o no! Después de eso pensé que lo peor que podía pasar era quedarme o retirarme. Fue todo lo contrario… sentir lo que sentí, fue como encontrarle sentido a la vida, tardé en encontrarlo pero fue en espectacular. Ahí decidí  ser ciclista profesional”.

Además, Natalia encontró en Diana Peñuela la inspiración para creer que nunca es tarde, y que el deseo es más importante que la edad o un proceso de base elaborado. “Antes de ser ciclista tuve una conversación con Diana. En la casa de una amiga nos reunimos en un asado y ella estaba. Jhon le dijo a Diana que me contara que había que comer mierda, que el ciclismo profesional no es fácil y eso es lo que ella quiere. Diana, por supuesto me contó su historia que es de admirar. Empecé tarde y mira donde estoy”, contó Pardo.

Añadió que “una cosa es verlo y otra es estar ahí. Yo no sabía hacer trascarro, no sabía ir por caramoñolas, no me sabía parar en pedales ¡hice la Vuelta sentada! Era como… ¡qué hago! No sabía comer y montar al tiempo, ni despinchar, nada de eso. Solo miraba cómo lo hacían las demás, porque las admiraba mucho y sentir que estaba ahí con ellas era increíble. Lo más importante de todo es que nunca me dio miedo, no sentí la sensación de irme a caer. Una vez estuve ahí no sentí miedo, me pareció como un juego, algo emocionante”.

“… Me formé ahí, en medio de las profesionales y la admiración por ellas. Admiraba mucho a Mónica Calderón, me parece una excelente deportista, veía al equipo de Claro en ese momento y decía: ‘cómo hacen para soltarse de manos así’. Pero miraba todo, aprendí el ciclismo ahí adentro”, relató con emoción la ciclista que hoy, a sus 27 años y con una evolución constante, cambió sus hábitos para crecer aún más.

Dejó su Cali natal para vivir en la altura de Rionegro y sentirse más libre y satisfecha en los entrenamientos, para perder el miedo al ahogo en las cuestas más representativas del país.

“Una vez en la Clásica de Anapoima me ahogué horrible subiendo al Charquito. No me sentía mal, pero la altura me pasó factura. Fue una sensación terrible. Me siento como una viejita en la altura”, contó.

Natalia se preparaba para la recreación, que es otro mundo. “Ahora son carreras por etapas, donde cada día uno se levanta pensando cómo será, sí voy a poder. El recreativo también es duro, el nivel a veces es exagerado porque mezclan mujeres y hombres y se vuelve como retador para aguantar, yo aún me sigo metiendo a esas carreras. Así sea un día es duro, pero ya voy es a prepararme, para tomármelo con calma, es muy diferente. Ahí uno no tiene esa responsabilidad, la adrenalina o la presión”, dijo.

Sus días en cuarentena los pasa con juiciosos entrenamientos en casa y disfrutando en buena parte el ciclismo virtual. “Bajé Zwift, yo odiaba el simulador, una hora se me hacía eterna, pero ahora ‘Rigo’ hace eventos y el equipo del Mitchelton Scott, entre sábados y domingos. Mantengo la mente como si estuviera en una carrera, es chévere, me ha gustado mucho esa forma de entrenar el cuerpo y la mente”.