Egan Bernal revivirá el peor momento de su vida este viernes en el Tour Colombia: pasará en plena competencia por el punto exacto en el que hace dos años se estrelló contra un autobús, en un accidente que casi lo mata.
La cuarta etapa de la carrera más importante del país sudamericano tiene un condimento especial para el pedalista de 27 años. Entre Paipa y Zipaquirá, donde creció, transitará fugazmente por la recta en la que el 24 de enero de 2022 agachó la cabeza durante un entrenamiento, instantes antes de chocar a 62 km por hora.
El impacto contra la parte trasera del autobús detenido justo después de un peaje en Gachancipá le rompió más de 20 huesos y le perforó un pulmón. Acababa de ganar el Giro de Italia y tres años atrás había conquistado el Tour de Francia con apenas 24, una hazaña que ningún "escarabajo" colombiano había logrado.
Pese a que los pronósticos apuntaban al final de su carrera o por lo menos de la alta competencia, regresó a las carreteras empujado por el milagro de haber sobrevivido y su recuperación va en ascenso.
Esta semana apuntó al Tour Colombia como su regreso triunfal, tras dos años luchando por sentirse de nuevo ciclista en carreras de media y alta exigencia en Europa.
"Si comparo con el año pasado, cualquier cosa es ganancia. La verdad sufrí bastante en todas las carreras que tuve y la verdad en esta pretemporada me llevo sintiendo mejor", dice el "Joven Maravilla".
Resucitado
Nueve meses después del accidente, Bernal volvió a disputar carreras, algunas veces con dolor. En 2023 terminó una competencia por etapas y escaló de nuevo hasta los principales puertos del Tour de Francia con el Ineos, equipo que no lo desamparó.
La proeza de su pedaleo en las pruebas más exigentes del ciclismo se convirtió en el sello de un prodigio que vio la muerte, la esquivó y hoy es un resucitado para el deporte.
En sus meses de ausencia, capos de su generación como Jonas Vingegaard, Tadej Pogačar y Remco Evenepoel tomaron ventaja y son ahora los dueños de las victorias en Grandes Vueltas. Egan dice que ha seguido su propio proceso, disfrutando de pasar la línea de meta sin importar la posición.
"Más que el resultado es como poder ir a las carreras y poder disfrutar, eso es lo que estoy haciendo y me gustaría hacerlo de nuevo en este Tour que para nosotros (los colombianos) es súper importante", comenta.
El objetivo es "llegar a la línea de meta con la satisfacción de haber dado lo mejor de mí", reafirma.
Con el corazón en la meta
Bernal no se quiso perder la oportunidad de sanar definitivamente sus heridas en el calor de su hogar Zipaquirá, donde debió haber nacido si no hubiese sido por una huelga en el hospital que obligó a su madre a dar a luz en Bogotá.
Ante la ausencia del Team Ineos en el Tour viste los colores de la Selección Colombia acompañado por Brandon Rivera, uno de sus mejores amigos que lo alienta sobre en la carretera y en la vida.
Aspira a repetir el título que ya consiguió en 2018, en la primera edición de la competencia. Entonces era un muchacho intrépido que estaba empezando a llamar la atención de todos los expertos y que no tuvo miedo de enfrentarse a Nairo Quintana y Rigoberto Urán.
Cuando llegue a la meta en Zipaquirá, encontrará a su novia veterinaria que carga en brazos un canino negro de pelo alborotado, a su madre Luz Marina sobreviviente del cáncer de seno, a su padre Germán cómplice sus deseos de ser ciclista y al hermano menor Ronald, que le sigue los pasos.
"Es la oportunidad que tenemos para cruzar la meta de tener a nuestras familias esperándonos y yo creo que uno da un 10% extra simplemente por ese hecho", asegura: "El hecho de tener a la familia, a la mamá, al perrito, al hermanito esperándonos en la línea de meta es emocionante".