Fueron 120 minutos dramáticos, llenos de angustias y emociones y con un final infeliz para el Atlético Junior, que tuvo todo para coronarse campeón de la Copa Suramericana sobre el Paranaense en el duelo de vuelta, en Curitiba, pero la dejó escapar.
Todas las derrotas duelen, pero unas más que otras y la de este martes en el Arena da Baixada sí que lo será y no solo por la pena máxima que falló Jarlan Barrera cuando todavía no concluían los 90 minutos reglamentarios y el marcador señalaba 1-1, sino por la cantidad de situaciones de gol que se generaron y no se concretaron y porque en la tanda de ejecuciones desde los 12 pasos, faltó convicción, como se careció de ambición en algunos pasajes del encuentro, en los que se dejó la sensación de querer apostar al alargue y a la ruleta rusa de la definición.
El Atlético Paranaense conquistó la Copa Suramericana 2018 al vencer 4-3 en los penales al Junior, pero no fue superior al equipo colombiano, ni siquiera cuando se fue arriba en el marcador con anotación de Pablo sobre el minutos 26. Teo Gutiérrez igualó para los ‘Tiburones’ en el 57’.
En la tanda de cobros desde el punto penal, Jonathan, Veiga, Bergson, y Thiago Heleno anotaron para el Paranaense, mientras que Narváez, Pérez y Viera lo hicieron para Junior. Fallaron Fuentes y Teo Gutiérrez.
13 años después de su decepción en la final de la Copa Libertadores-2005, cuando el Sao Paulo le arruinó la que era hasta este martes la más importante de su historia, el ‘Furacao’ consigue así el salto internacional que buscó durante tantos años.
Con el trofeo, los brasileños se llevan además un boleto para la próxima Libertadores y el derecho de disputar la Recopa Suramericana-2019 contra River Plate, flamante campeón de la Copa Libertadores de América.
Fuera del agua
Llevaba más de una década esperando por esta noche el ‘Furacao’. Por salir de la gris zona media del Brasileirao, donde las emociones siempre son para otros y los años acaban pareciéndose demasiado.
Desde su vuelta a la Serie A en 2013, vivía sin adrenalina el Paranaense, que nunca había llenado como hoy la mundialista Arena da Baixada. La ocasión lo merecía: hace menos de seis meses, cuando el equipo era penúltimo en liga y la directiva recurrió al joven técnico del filial, Tiago Nunes, pocos se esperaban que el último partido de la temporada fuera así.
Y nadie quiso perdérselo, por mucho que el Junior hubiera pedido para esta noche la misma cita con la historia.
Del lado brasileño, sin embargo, estaban casi 40.000 hinchas y el ataque más efectivo de esta Sudamericana, con su artillero Pablo llamando a la puerta de Viera ya a los cinco minutos, ante unos ‘Tiburones’ todavía fuera del agua.
Le duró un cuarto de hora el mareo al Junior, hasta que Barrera abrió el camino con un tiro lejano que comenzó a devolverles el pulso. Tanto que los colombianos cada vez se sentían más en casa, dejando claro que ellos también llevaban toda la vida esperando esta noche.
Parecía que el juego se equilibraba, pero Pablo tenía otros planes. Fue en el minuto 26, cuando el punta se apoyó en Veiga para, tras una veloz pared, batir a Viera solo desde la frontal del área.
Explotó entonces la Arena da Baixada rendida a su estrella, convertida ya en el artillero de la Copa Sudamericana con cinco tantos, junto a Benedetti del Deportivo Cali.
Sospechaban en Curitiba que no sería el último, pero las finales no están para hacer planes, y a la noche todavía le quedaban muchas vueltas.
Revolución
Aunque Pablo, otra vez, casi cierra la discusión nada más volver del descanso, a su fiesta se iba a apuntar otro viejo conocido del área, con grandes intenciones para el segundo tiempo.
Ausente por sanción en la ida, Teo Gutiérrez revolucionó el libreto en el 57’, cuando tras un saque de córner que pasó primero por Gómez, voló para helar de un testarazo la caldera rojinegra de Curitiba, que ya calentaba la voz para los festejos.
De repente, la Copa volvía a ponerse a la misma distancia de ambos y, para desgracia de los brasileños, a los ‘Tiburones’ le brillaban los dientes como nunca. Y, cuando se dieron cuenta, casi tenían ya el segundo encima después de un contraataque endiablado que por poco no zanja Díaz.
Volaba el Junior ante un Paranaense que era una piedra que sorteaban como querían los colombianos, con un Teo desatado que volvió a raspar la puerta de Santos.
Solo Pablo logró sacar cabeza en el correcalles que era un partido del que los locales habían perdido definitivamente el control. Ni siquiera los últimos destellos del siempre seguro Nikao lograron evitar una prórroga que nadie quería en Curitiba.
Pese a que los colombianos están en plena decisión del torneo nacional, el alargue acabó de fundir el físico del ‘Furacao’ sin apenas potencia, y que nada más arrancar recibió la peor noticia: la pantorrilla de Pablo y el muslo Nikao ya no aguantaban más.
Sustituidos ambos, solo les quedaba apretar los dientes hasta los penales ante un Junior al que se le volvió a repetir la maldición de la ida, con la pena máxima desperdiciada por Barrera a 10 minutos del final de la prórroga.
No había manera, esta noche la suerte soplaba para el ‘Furacao’.
No se puede culpar a Barrera por fallar el cobro de la pena máxima, ni a Fuentes por estrellar el balón en el vertical izquierdo del golero Santos, y muchos menos a Teo. La derrota duele, pero Junior demostró que es un equipazo, solo que no supo o no tuvo la fortuna, si se quiere, para definir a su favor el partido de 210 minutos, que finalizaron, los primeros 90 con un 1-1, luego los otros 90 con otro 1-1 que no se modificó en el alargue y que en el que las ejecuciones le pasaron una mala jugada.