MÁS QUE desazón por la desastrosa presentación de Colombia Sub-23 en el torneo Preolímpico de Venezuela, lo que quedó en el ambiente fue una profunda preocupación por el futuro de la Selección absoluta.
Se supone que este equipo es el que surte al de mayores, pero los pobres resultados, hablan por sí solos: cuatro derrotas en igual número de partidos jugados, siete goles encajados y, lo más triste, ninguno convertido.
Se esperaba que, por los rivales, Ecuador, Brasil, Venezuela y Bolivia, cuando menos se clasificaría al cuadrangular final y se daría pelea por un tiquete a París.
No obstante, el camino empezó mal. Solo unos días antes del viaje a Caracas, el técnico Cárdenas “sacó el paraguas” al vaticinar lo que sería la actuación de sus dirigidos en el torneo. “Va a ser difícil clasificar”, dijo.
Contagiados por el “optimismo” de su guía, los jugadores emprendieron un camino que, hasta antes del primer partido estaba repleto de ilusiones, pero que muy pronto se iba a convertir en tortuoso.
¿Qué pasó? EL NUEVO SIGLO busca respuestas a este fracaso:
- ¿Faltaron jugadores? Sí, quedaron por fuera de la convocatoria varios elementos que hubieran aportado talento y goles, como, por ejemplo, Yaser Asprilla y Jhon Jáder Durán, así como el volante Gustavo Puerta. En este caso, sus clubes se negaron a prestarlos porque, aunque el torneo Preolímpico es organizado por la FIFA, no existe obligatoriedad para que los cedan.
- Malas decisiones. La primera mala decisión fue tomada por la Federación Colombiana de Fútbol. Existían dudas en torno al trabajo del técnico Héctor Cárdenas y, sin embargo, le entregaron la responsabilidad. La segunda corrió por cuenta del técnico, quien se dio por eliminado antes de jugar el primer partido. Su elección de la formación titular tampoco fue acertada.
- Faltó liderazgo. En cada uno de los partidos se notó la ausencia de un líder dentro de la cancha y ni qué decir desde fuera. Esto mismo le había ocurrido a la Sub-2 que orientó Cárdenas, aunque el capitán Gustavo Puerta asumió ese rol y en algo ayudó.
- Los resultados. En la historia de una Selección Colombia de esta categoría nunca se había tenido una participación tan pobre. El primer partido lo perdió 3-0 frente a Ecuador, en un partido en el que la justificación fue la tempranera expulsión de un jugador, Jilmer Fory, y en que el balón no entró a pesar de las opciones de gol que se generaron. Luego la excusa fue que se perdió 2-0 frente a Brasil, que era uno de los favoritos para clasificar. Pero ¿Qué pasó frente a Venezuela? Que ya sin posibilidades de avanzar se perdió por 1-0, aunque faltaba lo peor y era caer en el duelo de coleros por 2-0, para un balance de cero puntos, cero goles a favor y siete en contra.
- Los jugadores. La responsabilidad no es solo del técnico Cárdenas. Los jugadores, en su mayoría, no respondieron a las expectativas y otros estuvieron muy lejos del nivel que se les conoce. Se esperaba, por ejemplo, que la sociedad Oscar Cortés-Carlos Gómez-Daniel Ruiz hiciera maravillas y no fue así. En general, todos quedaron en deuda.
- Dudas. Después de observar el desempeño de la Sub-23 en el Preolímpico surgieron dudas como: ¿hay en este grupo alternativas para el recambio de la de mayores?, ¿fue tan mala la escogencia de la nómina?, ¿faltó tiempo para trabajar?, ¿con Puerta, Asprilla y Durán habría sido diferente la situación?
- ¿Malos? Se suponía que este grupo formaba parte de una “generación dorada” de la categoría. La mayoría ha tenido roce internacional y forman parte de equipos profesionales. Algunos ya han tenido acercamientos con la de mayores. Sin embargo, por estos resultados no se puede calificar a los jugadores de regulares o malos. Lo que sí se les debe llamar la atención es sobre su responsabilidad cada vez que visten la camiseta nacional y seguir los ejemplos de David Ospina, Juan Guillermo Cuadrado, Falcao García o James Rodríguez, quienes de “rompen el alma”.
- Los directivos. La directiva de la Federación Colombiana de Fútbol tiene su dosis de responsabilidad. Viene haciendo cosas buenas, como la elección de Néstor Lorenzo para que dirija la de mayores y la labor con las selecciones femeninas en todas las categorías, pero fallaron al dar continuidad a un técnico que ya había dejado dudas estando al frente de la Sub-20.
- Plan de trabajo. Una vez el técnico Cárdenas presente su informe −¿qué puede argumentar en su defensa?− los dignatarios de la rectora del fútbol nacional deben analizarlo y establecer la ruta a seguir para no volver a sufrir un golpe tan fuerte como este. Ese trabajo debe enfocarse en todas las categorías porque falló en los Juegos Panamericanos de Chile y las selecciones Sub-15, Sub-17 y Sub-20 no es que han brillado recientemente.
- ¿Algo bueno? De una Selección que lo perdió todo, no hizo goles y recibió siete, es muy poco lo que se puede rescatar. Habrá que esperar a que estos jugadores tengan una segunda oportunidad, algunos de ellos con la de mayores, para saber si funcionan como recambio. Por ahora, la percepción que hay es que Lorenzo no tiene de dónde echar mano.
- Esperanza. En este equipo estaban puestas las esperanzas de que Colombia tuviera dos representaciones en los deportes de conjunto en los Juegos Olímpicos de París a mediados de año, pero ante semejante descalabro, la ilusión quedó centrada en la Selección femenina. El fútbol no estuvo en la pasada cita en Tokio, sí en Rio de Janeiro 2016, certamen al que asistió 24 años después de la cita Barcelona 1992. ¿Será que pasan otros 24 años para volver?
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