El arbitraje colombiano nuevamente está en el ojo del huracán por cuenta de las pobres presentaciones de quienes se encargan de impartir justicia en los partidos de la Liga BetPlay.

Lo más preocupante es que la ayuda del VAR no parece estar siendo utilizada por los jueces, quienes asumen el riesgo de sus decisiones así perjudiquen sus actuaciones y a uno u otro equipo.

Ejemplos hay muchos, así como castigados (no pueden ser sancionados sino que no los designan durante algún tiempo), pero los más recientes tienen que ver con partidos como el de Millonarios-Nacional, Medellín-Pasto o Pereira-Boyacá Chicó.

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En el encuentro disputado entre azules y verdolagas, las críticas a Carlos Betancur no se limitan a la validación del gol en fuera de lugar de Vladimir Hernández, que le dio la victoria a los antioqueños, sino a otras acciones en las que a pesar del llamado del VAR, optó por dictar sentencia sin tener en cuenta el llamado del sus colegas que estaban al frente de las pantallas revisando las jugadas.

Una de esas acciones tuvo que ver con una falta de Andrés Llinás, defensor central de Millonarios, quien debió ser expulsado pero Betancur decidió amonestarlo. 

Se supone que el VAR interviene cuando la acción da para expulsión, no para una tarjeta amarilla, recomendación que no atendió.

Además, luego el mismo Llinás cometió otra falta que daba para una nueva amonestación y Betancur se hizo el de la “vista gorda”, como también en algunas acciones que daban para sanción a jugadores del Nacional y no mostró las amarillas.

En la jugada que determinó el gol de a victoria de Nacional hay responsabilidad tanto del juez central como del VAR. La línea la trazaron sobre el jugador que centró más no con el que convirtió y es ahí en donde radica la polémica porque Vladimir Hernández si estaba adelantado.

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En la jornada dominical no fue el único partido que estuvo marcado por la polémica actuación del árbitro central.

En el encuentro Medellín-Deportivo Pasto, el trabajo de Andrés Rojas dejó muchas dudas y lo peor es que terminó compensando. 

El juez central convalidó un gol marcado con la mano por el cuadro nariñense y el local halló el empate a través de una pena máxima que no existió.

Ray Vanegas fue el autor del gol con la mano, que no vio el central Rojas y Andrés Cadavid  convirtió desde el punto penal, sobre el minuto final. Ninguno de los equipos resultó perjudicado pero sí el arbitraje con una nueva mala actuación de Rojas.

Otro duelo con actuación deplorable del árbitro fue el de Deportivo Pereira-Boyacá Chicó en partido de la fecha 12 de la Liga BetPlay Dimayor. Allí nuevamente el encargado de impartir justicia, o injusticia según se le mire, fue Andrés Rojas, quien anuló una acción de gol al local, que según las imágenes que se vieron en la repetición de la transmisión oficial fue error del referí.

Previo al encuentro, el dueño del equipo ajedrezado criticó la designación de Rojas, pero luego del error que favoreció a su equipo guardó silencio.

El pasado primero de marzo, en el partido Pereira vs. Once Caldas, dejó de sancionar dos penaltis para los visitantes: el primero, por mano de Danny Cano en el área, y el segundo, una falta del portero Harlen Castillo a Deivy Balanta. 

Lo grave en este caso es que Rojas es el único pito colombiano que aparece en la lista preseleccionados por la FIFA para dirigir en el Mundial de Catar 2022. 

¿Tan mal estamos de árbitros? Las calificaciones que dan los analistas partido a partido, están en 5 puntos en promedio y quienes sacan entre 6 y 7, al siguiente partido bajan su calificación.

Estos son solo tres ejemplos. Sin embargo, no hay jornada en la que no se suscite una polémica por las decisiones de los de negro, quienes por su vestimenta de antaño habían instituido un mes como “septiembre negro”, solo que ya no es solo en ese mes en el que afloran las críticas, sino en todos.    

Decía José Borda, quien fuera árbitro y hoy en analista de Caracol Radio que el único que brinda garantías es Wilmar Roldán, algo que preocupa porque un país no puede depender solo de un juez central. ¿Qué se está haciendo para corregir estos errores y formar árbitros capaces? Por ahora parece que nada.