Por Alejandro Munévar
Enviado Especial EL NUEVO SIGLO
PARÍS. Llegamos a la mitad de los Juegos Olímpicos de París 2024 y Colombia no ha podido sumar medallas: completa nueve diplomas y la ansiedad por no poder “bajar bandera” con las preseas va consumiendo la poca paciencia de los colombianos, ávidos de triunfos y preseas ajenas, listos y dispuestos a gritar “Que viva Colombia”, pero que al mismo tiempo critican y vapulean a los nuestros por no poder ganar.
Estos Olímpicos marcarán un antes y un después en la historia del deporte colombiano. Fueron los últimos de Mariana Pajón, Íngrit Valencia, Yeni Arias, todas ganadoras, todas exitosas, dos medallistas olímpicas, y tendremos que esperar hasta el final de los juegos para saber si algún otro referente se retira.
Los retiros
El retiro de una actividad es normal. Después de un tiempo de estar entregando resultados o de estar trabajando, llega el momento en que el cuerpo, la mente o la edad obligan a la persona a cambiar de actividad, pero decirles adiós a los deportistas que hemos convertido en héroes, que nos han brindado alegrías, nunca será fácil.
Mariana Pajón seguramente seguirá en la actividad deportiva algunos años. Su esposo y entrenador, Vincent Pelluard, en charla con EL NUEVO SIGLO, comentó sobre los planes que tienen: “Por ahora, descansar y ver cómo nos organizamos para el futuro deportivo. Ha sido un ritmo muy duro los últimos dos años”. Seguramente Mariana estará compitiendo en el tour mundial y hará parte de eventos del ciclo olímpico, pero pensar en las olimpiadas de 2028 parece idílico.
En el que pudo ser su último baile en unas olimpiadas, Pajón demostró que deportistas como ella en Colombia son pocas. Al final terminó su participación en las semifinales, pero dejando en la pista hasta lo que no tenía para buscar una medalla, una victoria, una nueva gloria para el país.
Íngrit Valencia fue la precursora del boxeo femenino en Colombia, ganó una medalla en las olimpiadas de Río 2016 que nos hizo soñar y pensar que este deporte podría volver a su otrora grandeza. Sin embargo, problemas políticos del deporte en el Comité Olímpico, según le dicen los directivos de esta disciplina a este reportero, han afectado de una u otra manera a los deportistas colombianos.
Íngrit se va del deporte como llegó, buscando dejar huella en las personas para que entiendan y sobre todo sean conscientes de lo difícil que es ser un deportista de alto rendimiento. “Se burlan diciendo que Colombia es campeón en diplomas olímpicos, pero no saben, no se imaginan el esfuerzo tan grande que hace una atleta para llegar hasta acá; el esfuerzo que tiene que hacer un entrenador, abandonar a su familia, dejar todo para entrenar un deportista para que llegue a coger una medalla o un diploma olímpico”.
Yeni Arias decidió dejar el deporte antes de subirse al avión que la traería a París: ganara o perdiera, ella había decidido que su destino era dedicarse a Dios y a su familia. Se va en uno de sus mejores momentos, medallista mundial como una de las mejores de su categoría.
Sobre los diplomas
Hay diferentes formas de ver el tema de los diplomas olímpicos, la primera es como una proyección hacia el futuro: cuando son atletas jóvenes los que obtienen el diploma, quiere decir que se han enfrentado a los más experimentados y han logrado sobresalir, lo que augura un buen futuro, con buenos resultados, marcas y medallas, que ha sido la mayoría de los casos con Colombia en estos juegos.
Otra forma de verlo es el caso de Lorena Arenas: tiene 30 años y seguramente estará en Los Ángeles 2028; venía de una temporada complicada, las lesiones la atacaron de forma inclemente. Que haya podido alcanzar un diploma en Paris 2024 habla de una recuperación, de un buen rendimiento y de una prometedora temporada en el pico de su carrera, que tendrá que trabajar para poder llegar en buen momento si así lo quiere a las próximas olimpiadas.
Finalmente, otra forma de ver el tema de los diplomas es la que debemos entender todos: si bien una medalla olímpica representa ser uno de los mejores tres deportistas del mundo en una disciplina, los diplomas significan que el atleta está entre los mejores ocho del mundo. Por donde lo vean es importante.
Pero mientras llegan las medallas, porque llegarán, tendremos un tiempo de entender y darles el valor que tienen los diplomas, con una atenuante: no podemos como nación deportiva compararnos con Estados Unidos, China, Francia o, para no ir muy lejos, con Brasil. Todavía nos falta mucho para eso.