La palmicultura ha brindado grandes oportunidades para los territorios afrocolombianos, no sólo como fuente de ingreso, sino también en la consolidación de la región en materia ambiental y social.
Ahora bien, según las más recientes cifras de Cenipalma, los afrodescendientes representan el 23,8 % del total de palmicultores del país, siendo esta población un segmento clave para el desarrollo de este renglón económico.
La mayoría de los afrodescendientes (88 %) están asentados en Tumaco (Zona Suroccidental), seguidos por la zona Norte, específicamente en el municipio de María La Baja, con un 40 % de la comunidad dedicada a la palmicultura.
A raíz de este panorama, EL NUEVO SIGLO habló con Alcibiades Hinestroza Córdoba, líder de Asistencia Técnica de Cenipalma, para conocer qué otros proyectos o iniciativas tienen para los palmicultores afrodescendientes desde la entidad, además de ofrecerles una estabilidad.
Según el ejecutivo, la palma de aceite no solo es una oportunidad para generar empleo digno, sino para la empresarización de la población afro a través de los procesos productivos, en los cuales ellos son dueños de sus plantaciones.
“La palma es un cultivo empresarial, no se trata de oportunidades laborales, se trata de que la población afro está participando en los procesos de emprendimiento que tiene la palma de aceite como negocio empresarial”, aseguró Hinestroza.
Asimismo, el líder de Cenipalma indicó que la palma es por excelencia el único cultivo que en las zonas marginales del país puede generar una esperanza de vida para los campesinos, para los que los productores puedan hacer una ocupación lícita del territorio y generar unos dividendos en materia de ingresos para que ellos puedan mejorar sus condiciones de vida, acceder a la educación a la salud, vivienda digna y por supuesto tener una buena alimentación.
“Además, pueden ir haciendo ahorros para hacer otras inversiones. La mayoría de los palmicultores que tienen su cultivo, con los ingresos desarrollan otras iniciativas empresariales, son socios también de las plantas extractoras. En los modelos de alianzas productivas hemos encontrado que los empresarios se unen con estos productores, como es el caso de María La Baja, donde el 49 % de la planta extractora pertenece a los productores de pequeña escala y allá predomina la población afrodescendiente”.
Por otro lado, Hinestroza le dijo a este diario que la otra oportunidad que tienen los afrodescendiente que participan estos procesos productivos es acceder a los mercados de aceite de palma sostenible, pues a hoy cuentan con el ‘Proyecto de inclusión de pequeños productores a los mercados de aceite de palma sostenible’, en el cual los palmicultores van a estar certificados en el proceso de producción de aceite para hacerlo más sostenible, lo que indica les va a abrir las puertas a los diferentes mercados que tenemos hoy en materia de sostenibilidad y poder acceder a los mercados donde hoy el tema de sostenibilidad en la agricultura, pues cada día es mucho más exigente de no tener estos productores este proceso de acompañamiento.
Al hablar de cómo hacer para qué la palma no solo sea un generador de bienestar económico para los territorios poblados por comunidades étnicas, afrodescendientes e indígenas, sino para toda la población en general, el ejecutivo aseguró que en estos procesos productivos no solo participa la población afro, sino también todas las regiones que son palmeras del país". “Estamos hablando de que tenemos la palma en 160 municipios y en 21 departamentos, donde el resto de la población campesina también participa en estos procesos productivos empresariales”.
Añadió: “En las regiones apartadas de Colombia no hay esperanzas productivas, la palma es el cultivo que al establecerse en estas zonas ha ido desplazando los cultivos ilícitos y les ha generado esperanza a los productores”.