El Banco Central Europeo (BCE) confirmó un conjunto de estímulos monetarios adoptado en septiembre pasado a pesar de las profundas divisiones internas antes de una conferencia de prensa histórica, que será la última del presidente saliente, el italiano Mario Draghi.
Como era esperado, la principal tasa de interés ha sido mantenida en cero, en tanto que a los bancos se les aplicará un interés del 0,50% sobre los depósitos que hacen en el Banco Central en lugar de prestárselos a sus clientes.
Por otra parte, el BCE también relanzará sus compras de deuda en el mercado a partir de noviembre, por un monto de 20.000 millones de euros por mes, sin un plazo final previsto.
La herencia
De otro lado, el presidente de la entidad, Mario Draghi, resumió sus ocho años como presidente de “nunca darse por vencido", antes de pasarle el testigo a Christine Lagarde, e insistió ante la prensa sobre su determinación de proteger al euro durante un mandato tumultuoso, marcado por crisis y críticas.
"En cierta manera, esto es parte de nuestra herencia: nunca te des por vencido", declaró en su última conferencia de prensa, que será seguida el lunes con el pase formal del cargo a la exdirectora del Fondo Monetario Internacional (FMI).
La fórmula, que deja deliberadamente "a los historiadores" el balance detallado de su política monetaria, recuerda a otra suya que ya pasó a la posteridad; aquella por la cual se comprometió en 2012 en hacer "todo lo que fuera necesario" ("Whatever it takes") para salvaguardar la moneda única.
Esta salida inesperada, rompiendo con la comunicación previsible de sus predecesores, calmó entonces a los mercados y actualmente todavía y sintetiza toda la energía desplegada por el BCE para estimular la economía, fijando tasas de interés al nivel más bajo y recomprando deuda por 2,6 billones de euros.
"Si hay una cosa de la que estoy orgulloso, es sobre la manera en que el Consejo de gobernadores y yo mismo sobrellevamos nuestro mandato, de forma constante. Colectivamente podemos estar muy, muy orgullosos", insistió Draghi.
Llamado a la unidad
El banquero italiano, no obstante, al no haber conseguido acercar la inflación en la eurozona a su objetivo del 2%, deja de herencia a Lagarde una tarea compleja. Tendrá que poner en marcha las últimas medidas anunciadas en septiembre, en el marco de una institución profundamente dividida.
El arsenal de medidas reveladas a finales del verano (boreal), que incluye un recorte de tasas y una polémica reactivación de las recompras de deuda, suscitó críticas de los presidentes de los bancos centrales de Alemania y de Holanda.
Días después, Sabine Lautenschlager, miembro alemana del directorio del BCE, dimitió en señal de desacuerdo con la política aplicada.
"Todas las instituciones tienen sus desacuerdos cuando se trata de discutir decisiones de política monetaria", matizó Draghi este jueves, prefiriendo destacar "el llamado a la unidad" de uno de los opositores a su política, en tanto otro estimó que "el pasado es el pasado".
Con frecuencia considerado un solitario que impone sus puntos de vista, lo cierto es que Draghi ha salvado al euro en plena crisis de la deuda. Bajo su mandato se evitó la "deflación y el desempleo disminuyó", además el BCE se ha convertido en "un banco central moderno dotado de una panoplia de herramientas nuevas y flexibles", resume Frederik Ducrozet, estratega de Pictet Wealth gestión.
La gestión
"¡Gracias, señor Draghi!", saludaba ayer el diario de centro-izquierda alemán Süddeutsche Zeitung, afirmando que su política "ha salvado muchos empleos" en un contexto difícil, y que las bajas tasas de interés permiten invertir a los Estados.
Pero, Draghi pagó el precio de su política de dinero abundante y barato muy criticada en el norte de Europa, sobre todo en Alemania y Holanda. Este jueves, el presidente del instituto económico alemán Ifo, Clemens Fuest, lamentaba que el BCE haya "utilizado la palanca para estimular la inflación", so riesgo de provocar burbujas financieras, y así perjudicar a los ahorristas y descargar a los gobiernos "de sus responsabilidades".
Con una pirueta, Draghi evitó responder a las críticas alemanas, señalando apenas que deja el cargo con el casco con punta (prusiano) obsequiado en 2012 por el periódico Bild. "Un regalo es un regalo", bromeó en la lengua de Goethe.
Pero, a mediano plazo, sin embargo, crece la duda sobre la eficacia de un apoyo monetario también respaldado por la zona euro: tras cinco años bastante favorables y 11 millones de empleos creados, el crecimiento se desacelera de manera brusca, sobre todo en el sector industrial, a causa de "incertidumbres prolongadas", que van desde las tensiones comerciales hasta el Brexit, según el propio Draghi./AFP