Los argentinos tuvieron un respiro con el cese de la caída libre de su moneda tras derrumbarse 20% en dos días y desencadenar una nueva tanda de negociaciones la semana próxima para una asistencia financiera adicional del FMI.
Ayer, el peso se apreció casi un 5%, cerrando a 37,98 pesos por dólar. El mercado reaccionó tras un jueves negro en que el Banco Central subió a 60% las tasas de interés, que ya estaban en 45%, la más alta del mundo, y aumentó los encajes de los bancos para contener la caída del peso.
Solo el jueves, la moneda se había depreciado más de 13%, la mayor caída en un día este año, para cerrar en 39,87 pesos por dólar.
La autoridad monetaria dispuso vender ayer 675 millones de dólares y frenó la corrida.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) manifestó su voluntad de concluir "rápidamente" nuevas conversaciones con Buenos Aires de cara a una nueva asistencia financiera en el marco de un "programa económico revisado".
Las conversaciones con la directora del FMI, Christine Lagarde, se iniciarán el martes próximo en Washington, precisó el organismo.
Según el analista de la Deutsche Bank Jim Reid, "no está claro que esto será suficiente para estabilizar las finanzas del gobierno, mientras persisten las bajas de las reservas" del Banco Central.
Se esperan para la próxima semana nuevas medidas para reducir el déficit fiscal, mientras analistas estiman que modificaciones en la integración del gabinete podrían dar aire al gobierno.
Para los argentinos, el alza de la inflación, la disparada del dólar y las recetas de austeridad del FMI, reabren viejas llagas.
Argentina acordó en junio un préstamo del FMI por 50.000 millones de dólares a tres años, de los que ya recibió 15.000 millones. Ahora aspira a que la entidad multilateral le anticipe los montos de 2019 y 2020.
En ese marco, Argentina rebajó a 2,7% del PIB la meta de déficit fiscal para 2018 que en el Presupuesto era de 3,2%, en tanto endureció la meta poara 2019, llevándolo de 2,2% a 1,3% del PIB.
La estampida tras el billete verde de la última semana "es una crisis de confianza con componente económico y político", dijo el economista Mario Blejer y estimó que para recuperarla "necesita consensos políticos".
Expresidente del Banco Central en 2002, Blejer sostuvo que la situación actual "es mucho menos grave y seria que la de 2001", cuando Argentina entró en 'default' al declarar la mayor moratoria de la deuda externa de la historia.