Un llamado a no establecer un incremento desmedido del salario mínimo para 2025, hicieron los empresarios, ante la próxima apertura de las negociaciones entre los gremios, el gobierno y los trabajadores en la mesa de concertación laboral.
Precisamente el gremio Aliadas, menciona la importancia de mantener coherencia y responsabilidad con las realidades del mercado laboral colombiano en la fijación del salario mínimo, ya que si esto no se presenta puede generar limitaciones en puestos de trabajo, aumento de la informalidad, y presiones a la demanda con efectos sobre el incremento general de precios.
La agremiación subrayó la importancia de priorizar la estabilidad laboral, fortalecer el empleo formal y generar confianza en el sector empresarial como pilares fundamentales para un crecimiento sostenible.
Sostienen los empresarios, que, en un panorama económico caracterizado por un crecimiento moderado del PIB, que alcanzó el 2% en el tercer trimestre de 2024, y una inflación anual del 5,41% en octubre, Aliadas enfatizó que cualquier decisión sobre el salario mínimo debe considerar cuidadosamente este contexto.
“Las discusiones sobre el salario mínimo deben equilibrar el poder adquisitivo de los trabajadores con la sostenibilidad de las empresas. Solo así podremos garantizar inversiones a largo plazo y enfrentar los desafíos estructurales del país”, afirmó la agremiación.
Empleos
Aliadas advirtió que un aumento desproporcionado podría desincentivar la generación de empleo formal, especialmente en sectores como la construcción, el comercio y la industria manufacturera, que actualmente requieren estímulos para reactivarse.
“Proponer aumentos excesivos, podría tener efectos contraproducentes. Esto no solo afectaría la capacidad de las empresas para crear empleos, sino que también pondría presión sobre los costos de producción, generando un impacto en los precios al consumidor”, indicó Aliadas.
Manifestó la importancia de una participación amplia y activa en las discusiones para lograr un consenso que beneficie tanto a los trabajadores como a las empresas, promoviendo el desarrollo económico del país en un entorno de estabilidad y confianza.
Este mismo llamado hizo el Observatorio Fiscal de la Universidad Javeriana. Los investigadores sostienen que a pesar de que se han realizado incrementos amplios al salario mínimo, a lo largo de la última década, el salario medio de la economía ha mostrado una ligera pero preocupante tendencia a la baja en su proporción respecto al salario mínimo.
Indican que “problemas como la falta de productividad, la informalidad persistente, las desigualdades de acceso a empleos formales y la limitada capacidad de las empresas para aumentar los salarios por encima del mínimo no se resuelven con esta medida y en lugar de mejorar la situación general, un aumento desproporcionado del salario mínimo podría hacer más difícil la contratación formal y desalentar la transición de la informalidad a la formalidad”.
La informalidad
Aseguran los expertos, que “en el sector informal la situación es más crítica. En 2013, el salario medio de los trabajadores informales representaba el 93% del salario mínimo, pero en 2023 esta cifra se redujo al 78%. Esta disminución refleja que los incrementos en el salario mínimo no solo son insuficientes para mejorar la situación de los trabajadores en la informalidad, sino que pueden acentuar su vulnerabilidad”.
Con lo que un aumento del salario mínimo sin intervenciones estructurales que fomenten la formalización y mejores condiciones laborales podría agravar las disparidades.
Para el Observatorio, es fundamental tener en cuenta que los trabajadores informales, que incluyen en su mayoría a mujeres y a personas de zonas rurales, representan uno de los grupos más vulnerables del país. Por lo que es importante que las decisiones sobre el incremento del salario mínimo tomen en consideración las repercusiones que estas medidas pueden tener en los trabajadores de la Colombia rural, para garantizar que las políticas salariales beneficien a todos de manera equitativa y no generen impactos negativos en los sectores más desprotegidos.
Sostiene que una alternativa más equitativa para mejorar los salarios y los ingresos de los trabajadores es la implementación de la negociación sectorial, adaptada al tamaño de las empresas.
Un enfoque que, argumentan, permitiría que los sindicatos y empleadores con mayores capacidades de pago acuerden condiciones salariales justas y sostenibles, sin imponer cargas excesivas a las micro y pequeñas empresas.