Estados Unidos amenazó con tasar y comprar menos vinos y quesos franceses, entre otros, en respuesta a un impuesto digital adoptado por París, una decisión que aumentará la tensión con toda Europa, un día después de anunciar la imposición de aranceles al acero y aluminio de Argentina y Brasil.
Entre los productos a los que Estados Unidos amenazó con imponer aranceles de hasta 100% por valor de US$2.400 millones se encuentran los cosméticos, la porcelana, el jabón, los bolsos, la mantequilla y muchas clases de quesos.
El representante de Comercio de Estados Unidos (USTR), Robert Lighthizer, consideró que su país tenía el derecho de imponer sobre estos productos tasas aduaneras suplementarias si París no renunciaba a su tasa sobre los servicios digitales conocida como “GAFA” (por las iniciales de Google, Apple, Facebook y Amazon).
El ministro francés de Economía, Bruno Le Maire, calificó de “inaceptables” las amenazas estadounidenses y pidió a la Unión Europea que responda rotundamente “con fuerza”.
Por encima de todo, Francia espera que estas amenazas no se concreten y “haya espacio para discutir y consultar” en los días venideros, dijo Cédric O, secretario de Estado francés para la Economía Digital.
El bloque europeo no tardó en reaccionar y prometió que “actuará con una sola voz”. Acto seguido, el portavoz de la Comisión Europea, Daniel Rosario, aseguró que se tratará de entablar “inmediatamente conversaciones con Estados Unidos sobre la forma de resolver esta cuestión de forma amistosa, con el fin de evitar una disputa en el marco de la OMC” (Organización Mundial del Comercio).
Justicia fiscal
El lunes, antes del anuncio de Estados Unidos Le Maire ya había afirmado que “nunca” se renunciará a la tasa sobre los gigantes digitales y reprochó a Estados Unidos que no quiera un gran acuerdo internacional sobre la fiscalidad del digital.
El Ministro pidió este martes de nuevo un acuerdo mundial, bajo el amparo de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
“No tenemos por qué retroceder en relación a un tema que económicamente tiene sentido y que es de justicia fiscal”, insistió por su parte la secretaria de Estado francesa de Economía Agnès Pannier-Runacher, que recordó que esa tasa “no está dirigida contra las plataformas numéricas estadounidenses”, sino que se aplica igualmente a las plataformas francesas.
El anuncio de las autoridades estadounidenses es consecuencia de una investigación abierta en julio del año pasado por el USTR y la propuesta todavía tiene que recibir el aval del presidente estadounidense Donald Trump. Si entrara en vigor se añadiría a otros aranceles contra productos franceses aplicados por Estados Unidos debido a una batalla comercial que implica al constructor aeronáutico Airbus.
En Londres, Trump, que participa en una cumbre de la OTAN, ha expresado claramente su objetivo: “No estoy especialmente enamorado de esas empresas (digitales), pero son nuestras, son compañías estadounidenses, y yo quiero gravarlas con impuestos, no quiero que Francia les aplique impuestos”.
La tasa francesa a los servicios digitales impone un impuesto de cerca del 3% del volumen de negocios en Francia de estas compañías. Esta normativa permitirá que las arcas francesas se embolsen 400 millones de euros (443 millones de dólares) anuales, una cifra que puede parecer irrisoria si se compara con los 55.000 millones de dólares de beneficios anuales de Apple, pero que ha bastado para crear este malestar bilateral.
El impuesto afecta a compañías que obtienen ingresos anuales de al menos 750 millones de euros (unos 830 millones de dólares) en sus actividades digitales mundiales.
Dicha tasa se aplica a los ingresos y no a los beneficios, que los gigantes tecnológicos suelen declarar en países con bajos impuestos como Irlanda, una práctica que cada vez irrita más a los gobiernos en Europa.
El mes pasado, el encuentro de ministros del G20 en Washington abrió el debate sobre un sistema internacional para tasar a las multinacionales tecnológicas que la OCDE espera ver entrar en vigor en junio, y que es considerado un desafío clave para adaptar la fiscalidad mundial a la digitalización de la economía.
Otros aranceles
Brasil y Argentina, por su parte, se vieron sorprendidos el lunes tras el anuncio del presidente estadounidense de la imposición de aranceles al acero y aluminio.
"Brasil y Argentina han devaluado fuertemente sus monedas, lo que no es bueno para nuestros agricultores", tuiteó Trump. "Por lo tanto, con vigencia inmediata, restableceré las tarifas de todo el acero y aluminio que se envíe a Estados Unidos desde esos países", añadió.
El anuncio es una mala noticia para Brasil, que es el segundo proveedor de acero de Estados Unidos, y también para Argentina que exporta a ese país la mayor parte de su producción de aluminio y acero.