CON LA meta definida de alcanzar el rango promedio de inflación de 3% en un rango entre 2% y 4%, la Junta Directiva decidirá hoy si empieza a ceder en su política monetaria y reduce los intereses desde 13,25%.
Lo anterior, teniendo en cuenta que el dato de inflación en noviembre fue de 10,15% que en el frente externo la Reserva Federal de Estados Unidos dejó estables los tipos de referencia entre 4,5% y 5%.
Esta decisión, además, sería como uno de los elementos dentro de la política de choque que requiere el país para reactivar la economía y evitar una recesión a la vuelta de la esquina, tal como lo han pedido distintos sectores.
Las razones
No se debe perder de vista que una de las razones de la Junta del Banco de la República, es precisamente fijar una política monetaria, pero a la vez establecer metas de inflación de corto, mediano y largo plazo.
Un ejemplo en esa puja de tasas de interés actuales de 13,25% e inflación de 10,15%, se dio en abril de 2020 cuando en medio de la crisis social y económica que generó la llegada de la pandemia del Covid-19, el Banco de la República decidió reducir en 50 puntos básicos las tasas de interés de referencia y las ubicó en 3,75%, con el fin de darle un empujón a la economía del país.
No se debe descuidar que la política monetaria en Colombia tiene como objetivo mantener una tasa de inflación baja y estable, así como alcanzar el máximo nivel sostenible del producto y del empleo. De esta forma, la política cumple con el mandato de la Constitución de velar por mantener el poder adquisitivo del peso y contribuye a mejorar el bienestar de la población.
Para lograr sus objetivos, el Banco de la República sigue un esquema de inflación objetivo en un régimen de tipo de cambio flexible. Bajo este esquema, las acciones están encaminadas a que la inflación futura se sitúe en la meta fijada en el horizonte de política.
En Colombia, dicha meta fue fijada por la Junta en 3% (con un margen admisible de desviación de ±1 punto porcentual). Esta meta se refiere a la inflación de precios al consumidor, que se mide estadísticamente como la variación anual del Índice de Precios al Consumidor (IPC).
El panorama
Sin embargo, ante la coyuntura, los analistas del mercado esperan que las tasas de interés bajen a un menor ritmo y que se tomen más tiempo del previsto, con base en los más recientes anuncios del emisor, en boca del gerente del Banco de la República, Leonardo Villar.
Si bien las encuestas apuntan a que podría darse una baja en la política monetaria, hay todavía escenarios de incertidumbre que no permiten establecer con claridad cuál va a ser la ruta que tome el emisor.
Por un lado, la más reciente encuesta de Fedesarrollo evidencia que los expertos esperan que los intereses bajen hoy en la última reunión de Junta del emisor este año.
Hay que resaltar que, en la encuesta más reciente del Banco de la República, se muestra también un escenario de esa índole: el promedio de los analistas prevé que el indicador de política monetaria aterrice en el 13% a cierre de año.
Sin embargo, ese panorama no pareciera ser del todo claro teniendo de base los pronunciamientos del emisor que han liderado desde el gerente hasta varios codirectores.
Presiones
Entre ese escenario de incertidumbre, es clave lo que pueda llegar a pasar con el futuro de la inflación en el país, toda vez que no es claro que el IPC local baje a los ritmos y en los tiempos que se tenían previstos por cuenta de presiones como la llegada de un Fenómeno de ‘El Niño’ más fuerte del esperado.
En varias ocasiones el gerente Leonardo Villar ha dicho que hay fuertes presiones sobre lo que pueda ser el comportamiento de los precios de los alimentos y los energéticos que van a terminar condicionando la meta a la que llegue la inflación en el mediano plazo, que es entre 2% y 4% con un promedio de 3%.
Ese panorama ha dejado sobre la mesa que el Banco de la República espere a tener más información de la tendencia de precios que va a transitar Colombia en los próximos meses, sobre la base también de que hay otros riesgos bien complejos.
En ese escenario el dato del ajuste del salario mínimo de Colombia para el año entrante también se analiza con cuidado, pues terminaría por subir el valor de algunos precios clave de la economía nacional.
Todo esto pese a lo establecido por el gobierno en que van a desindexar varios precios de la canasta familiar para quitarle presión a la inflación.
Con todo esto, el gobierno del presidente Petro sigue pidiendo al Banco de la República que baje las tasas de interés no solo porque la inflación está controlada, sino por la caída del consumo, aspectos que han incidido para el resultado del crecimiento en el tercer trimestre que fue de -0,3%, y con el que se abre la puerta a un escenario de recesión.
Casi todos los mercados consideran que las condiciones están dadas para que el Banco de la República dé inicio a la fase de recortes de la tasa de interés de política monetaria.
Señalan los economistas del Bancolombia, “en nuestra lectura de la coyuntura, un primer recorte de 25 puntos básicos de la tasa repo sería un accionar razonable, en medio de un contexto en el que la inflación anual observada aún está muy lejos de la meta, pero son múltiples las señales de que la postura contractiva se ha transmitido a la actividad económica, la demanda interna y al mercado de crédito, de forma tal que aunque la tasa de interés nominal se empiece a reducir, el proceso de desinflación continuará”.
Desafíos a corto plazo
No obstante, hay otra postura en que consideran que no habrá modificaciones en los intereses. El principal argumento en favor de la estabilidad es que la inflación anual total se mantiene muy lejos de la meta del Emisor y los riesgos en su panorama son alcistas. El resultado del IPC de noviembre implicó un incremento anual de los precios de 10,1%.
Así pues, aunque se completó un octavo mes consecutivo de tendencia bajista de la inflación total anual, este proceso ha sido mucho más lento que lo que se ha visto en otros países que en 2022 también enfrentaron un fuerte choque inflacionario (EE. UU., Europa, Chile, entre otros).
Además, persisten desafíos respecto a la dinámica de la inflación básica (sin alimentos), en donde los incrementos en el precio de los combustibles, de la energía y el efecto indexación en las tarifas de los servicios han limitado el margen de reducción de esta métrica.
Entre tanto, un potencial incremento elevado del salario mínimo, el fenómeno de ‘El Niño’, los aumentos de los precios de los peajes, el incremento de los precios del diésel y la transmisión del impuesto saludable sobre los precios de los alimentos procesados, son riesgos alcistas para el comportamiento de la inflación durante 2024.