La lira turca, en dificultades desde hace varios días, registraba una caída abismal, acelerada por el anuncio estadounidense de una fuerte alza de los aranceles y por las virulentas declaraciones del presidente Erdogan, quien denunció una "guerra económica".
La situación se agravó aún más por la tarde, cuando el presidente estadounidense, Donald Trump, anunció un fuerte incremento de los aranceles a la importación del acero y el aluminio turcos, que aumentarán respectivamente a 50% y 20%.
La lira, que perdió casi 40% de su valor frente al billete verde desde inicios de año, se cambiaba a 6,6115 por dólar a las 13H35 GMT, es decir, una caída del 19% en una jornada. La divisa turca llegó incluso a 6,87, un mínimo histórico.
Ante esta situación, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, llamó a sus conciudadanos a una "lucha nacional" cambiando sus divisas para apoyar la moneda, y denunció una "guerra económica" contra Turquía. Pero su llamado no hizo más que acelerar la caída de la moneda.
Este hundimiento, que empuja a Turquía hacia una crisis monetaria, llega en un momento de fuertes tensiones diplomáticas entre Ankara y Washington, y de creciente desafío de los mercados, que desconfían del cada vez mayor control del presidente turco sobre las cuestiones económicas.
El impacto se sentía más allá de las fronteras turcas, ya que las acciones de varios bancos europeos registraron caídas, y Wall Street abrió a la baja, lo que muestra el temor a que haya un contagio a la economía mundial.
La caída de la lira el viernes "demuestra que los inversores están cada vez más preocupados por la inminencia de una crisis monetaria total", señala David Cheetham, analista de XTB.
"Tenemos a Alá"
La divisa turca sufre pérdidas desde hace años, pero la hemorragia se agravó en los últimos años debido a la grave crisis diplomática con Estados Unidos por el arresto de un pastor estadounidense en Turquía.
Los dos países, aliados en la OTAN, impusieron sanciones recíprocas a responsables gubernamentales. Aunque se trata de medidas simbólicas, preocupan a los inversores extranjeros, de los que depende la economía turca.
Al anunciar en Twitter que autorizaba el alza de los aranceles al acero y el aluminio turcos, Donald Trump mencionó la bajada de la lira turca frente al dólar y declaró: "Nuestras relaciones con Turquía no pasan por un buen momento".
Ante la ausencia del anuncio de medidas fuertes, el presidente turco y su ministro de finanzas no pudieron frenar el hundimiento de la lira a lo largo de la jornada.
"Si tienen dólares, euros u oro bajo el colchón, vayan a los bancos a cambiarlos por liras turcas. Es una lucha nacional", urgió Erdogan en un discurso televisado en Bayburt (nordeste).
Pero durante su intervención, la lira cayó aún más, muestra de la insatisfacción de los mercados.
El mandatario turco había asegurado el jueves que la caída de la lira es la consecuencia de "campañas" hostiles, de las que no dio detalles.
"Ellos tienen dólares, nosotros tenemos a nuestro pueblo, tenemos el derecho y tenemos a Alá", dijo Erdogan.
Credibilidad en juego
A los mercados también les preocupan las orientaciones de la política económica de Erdogan y el rechazo del banco central turco a elevar las tasas de interés para frenar una inflación que en julio llegó casi al 16% interanual.
Muchos economistas consideran que es necesaria un alza masiva de las tasas de interés para regular la inflación y apoyar la lira, pero Erdogan es hostil.
En un aparente intento de enviar señales positivas a los mercados, el nuevo ministro de Finanzas, Berat Albayrak -que además es yerno de Erdogan-, insistió en la "importancia" de "la independencia del banco central" turco.
Desde que llegó al cargo, después de la reelección de Erdogan en junio, Albayrak ha intentado en vano tranquilizar a los mercados, que ven con malos ojos el creciente control de los asuntos económicos por el presidente.
Las principales cadenas de televisión y los periódicos de mayor tirada, controlados en su mayoría por el poder, apenas trataron los problemas de la lira turca esta semana.