Debido a la crisis económica generada por la pandemia de la covid-19, las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes), están sufriendo un doble impacto: tuvieron que despedir a los empleados y debido a esa situación están perdiendo los costos de contratación y la formación de sus trabajadores.
Este es uno de los hallazgos iniciales de la investigación de los profesores tadeístas Jairo Gil, Celso Melo y Pilar González, del área académica de administración, contaduría y mercadeo, quienes evaluaron la resiliencia organizacional en torno a la protección del empleo y la sostenibilidad empresarial en tiempos de pandemia.
En enero de este año, el DANE dio a conocer una preocupante cifra sobre el desempleo en nuestro país, que hablaba sobre el retroceso de diez años en materia de empleabilidad. De acuerdo con la entidad, el país cerró el año con casi un 16% de personas sin ningún tipo de ocupación formal, siendo las ciudades principales las más afectadas, con una tasa promedio del 18,2%, llegando incluso a tener en ciudades como Neiva e Ibagué las tasas más dramáticas, con un 26,1% y 25,6%, respectivamente.
Frente a ello, la investigación se enfocó en las mipymes de Bogotá, en especial las que se relacionan con los sectores industrial, comercial y de servicios, así como una pequeña muestra de quince grandes empresas.
Efectos
De acuerdo con Gil, ante la crisis desencadenada por el virus, la mayoría de las empresas optaron por prescindir de sus colaboradores, con el fin de mitigar el impacto económico que trajo el cierre, en algunos casos por meses, de sus actividades.
Sin embargo, precisa, este escenario es el peor que se puede tener, pues las empresas se ven envueltas en un doble costo que implica pagar las prestaciones económicas a los empleados cuando se desvinculan y volver a pagar cuando se deben contratar nuevos colaboradores, en la medida que se reactiva la economía.
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Sumado a ello, con los despidos, las empresas pierden la curva de aprendizaje de sus empleados, especialmente de aquellos que ya tienen unos conocimientos y capacidades que optimizan los procesos: “mucha de esa información se pierde porque se va de la organización y muy seguramente es puesta al servicio de otra organización con un costo cero para ese empresario que los contrata. Eso sí, es importante en términos de pérdida de capital y sobre todo de know-how, que ocurre con el empleado que se va de la organización y no va a volver”, estima el investigador.
El estudio tuvo en cuenta la ventana de observación de marzo de 2020 a enero de 2021 y se aplicó, a través de una encuesta por correo electrónico, a 632 empresarios, de los cuales respondieron 239, seleccionando 183 encuestas efectivas, que se analizaron utilizando el modelo de ecuaciones estructurales, el cual fue validado previamente por expertos.
Tendencias
Las principales tendencias halladas, hasta el momento, es que los empresarios empezaron a despedir colaboradores como la herramienta más fácil a la hora de darle un equilibrio económico a sus organizaciones. Esto, precisa Gil, se debe a que para la mayoría de las mipymes les genera dificultad mantener una nómina en medio de la crisis, sumado a que algunas de estas tienen procesos formalizados y otras no lo tienen, y asimismo, la relación contractual que poseen con sus empleados suele ser a término fijo, con una baja duración, mientras que el pico de contratación encontrado en las grandes empresas sigue siendo a término indefinido.
Vale la pena destacar que el 92% acudió al subsidio para el pago de la nómina, el 32% lo hizo para garantía del capital del trabajo, alivio financiero y reactivación empresarial (52%), pago de deuda sostenible (48%), negociación de emergencia (20%), terminación unilateral de contratos de arrendamiento sin penalidad, multa o sanción (60%), suspensión de aportes a pensiones (44%), suspensión temporal de actividades (64%), aplazamientos para el pago de nómina (64%), aplazamiento en pago de parafiscales (56%) y apoyo económico para pago de prima de servicios (60%), mientras que el 8% señaló no haber accedido a ningún beneficio, y ninguno de los encuestados dijo haber accedido a las líneas de crédito del Findeter.
“Esto demuestra también falta de información de las entidades gubernamentales o una gran desatención, porque los empresarios son tan pequeños que no conocen ni tienen la posibilidad de acceder a este tipo de ayudas”, estima el investigador tadeísta.