“¿CÓMO hacer que quienes nos beneficiemos de la construcción de una nueva economía basada en la biodiversidad seamos los colombianos, y no las multinacionales de otros países?”, planteó Allison Benson, PhD de la London School of Economics (LSE), directora del centro de investigación Acción Pública y líder del proyecto Re-Imaginemos. La pregunta sirvió como punto de partida para un diálogo entre cinco expertos en biodiversidad, inspirado en las lecciones de la COP16.
Parte de la respuesta, señaló Benson, radica en la investigación, en asumir riesgos de inversión, y en rediseñar las relaciones económicas, sociales y cotidianas situando a la naturaleza en el centro. “Así como la COP nos mostró que podemos trabajar en equipo, debemos reflexionar sobre cómo colaborar para convertir la biodiversidad en una fuente de oportunidades para los colombianos”.
El espacio de diálogo, compuesto por Hernando García, biólogo y científico; Sandra Vilardy, exviceministra de ambiente; Wendy Arenas, emprendedora y científica social; Paola Andrea Quiñónez, lideresa ambiental y defensora de derechos humanos; y Juliana Serrano, ilustradora, diseñadora y directora de Amazinkstudio, abordó interrogantes clave sobre la conexión entre economía y biodiversidad, buscando alternativas para un modelo sostenible que priorice el bienestar nacional.
En este contexto, Hernando García propone crear una industria propia que aproveche la riqueza natural de Colombia. Una de las posibilidades clave es la bioprospección, que implica el uso económico y justo de la biodiversidad en sectores como la farmacéutica y la industria alimentaria. Por su parte, Sandra Vilardy, bióloga, exviceministra de Ambiente y profesora de la Universidad de Los Andes, enfatiza el papel del sector privado en esta transformación. “Toda nuestra economía ahora y siempre ha sido dependiente de la naturaleza”, afirma Wendy Arenas, emprendedora y científica social, directora de Alisos.
“Tenemos un sector empresarial demasiado conservador y cómodo, que no toma suficientes riesgos. Pero tenemos que entender que invertir en conocimiento no es un lujo de los países ricos, sino que debe ser un fundamento de la actividad empresarial”, señala Arenas.