Ocampo: impuesto a multinacionales es un gran avance | El Nuevo Siglo
EL EXMINISTRO José Antonio Ocampo dijo que este acuerdo tributario global beneficiará muy poco a Colombia.
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Lunes, 11 de Octubre de 2021
Redacción Economía

El viernes pasado, a iniciativa de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), se anunció una trascendental reforma al sistema tributario internacional: las Empresas Multinacionales (EMN) estarán sujetas a una tasa impositiva mínima del 15% a partir de 2023.

Según la entidad, que promueve las buenas prácticas de gobierno y de la cual hace parte Colombia con otros 36 Estados, se trata de un acuerdo histórico pactado entre 136 países y jurisdicciones que representan más del 90% del PIB mundial.

La importancia del pacto tributario es de tal nivel que se prevé que reasignará más de 125 mil millones de dólares de ganancias de alrededor de 100 de las EMN más grandes y rentables del mundo a países de todo el planeta, asegurando que estas multinacionales (entre las que se encuentran los principales gigantes tecnológicos) paguen una cuota justa de impuestos donde quiera que operen y generen beneficios.

No fue fácil llegar a este acuerdo. En realidad se requirieron años de intensas negociaciones. Incluso 136 jurisdicciones (de los 140 miembros del Marco Inclusivo de la OCDE / G20 sobre BEPS) se unieron a la Declaración sobre la solución de dos pilares para abordar los desafíos tributarios que surgen de la digitalización de la economía.

¿Qué viene ahora? La solución de dos pilares se entregará a la reunión de ministros de Finanzas del G20 en Washington, el 13 de octubre (miércoles), y luego a la Cumbre de Líderes del G20 en Roma a finales de mes.


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El exministro colombiano y exdirector ejecutivo de la Cepal, José Antonio Ocampo, venía presidiendo la Comisión Independiente por la Reforma de la Fiscalidad Corporativa Internacional, una organización que reúne asociaciones y oenegés en favor de una tributación mínima común para las empresas multinacionales. No es una asociación menor, toda vez que la integran nombres de la talla del nobel de Economía Joseph Stiglitz y los reconocidos expertos Thomas Piketty y Gabriel Zucman.

EL NUEVO SIGLO: ¿Cómo evalúa el acuerdo al que se llegó sobre el impuesto global?

JOSÉ ANTONIO OCAMPO: Es un avance sin duda en un mundo en el cual la cooperación tributaria internacional es muy limitada. Existen muchas deficiencias en este campo que se han reflejado, por ejemplo, en la tendencia a la baja de las tasas de tributación de las empresas, lo que ha obligado a aumentar otros impuestos, entre cosas el IVA, que no tienen un efecto progresivo tan importante. Es un paso adelante pero limitado.

ENS: ¿Por qué limitado?

JAO: Porque los beneficios van a llegar básicamente a los países desarrollados y hay muy poco que va a llegar a los países en desarrollo. Incluso hay limitaciones que se han impuesto a estos últimos.

Lo que llaman el Pilar Uno del acuerdo, que es el que permite redistribuir entre los países en donde operan las multinacionales, se aplica a un poco más de 100 empresas muy grandes. Y, por otra parte, las utilidades que pueden ser objeto de redistribución a nivel internacional son apenas del 25% de la utilidad de las empresas por encima de una tasa (de rentabilidad) del 10%. Es un monto muy pequeño en realidad y casi todo el beneficio va para países desarrollados.

Y después se acordó la tasa mínima del 15% (del impuesto) pero aplica solamente a empresas de gran tamaño, y hay una clarísima preferencia porque el impuesto mínimo se cobre en los países en donde esas empresas tienen su sede principal. Y eso es normalmente en un país desarrollado. Lo que le queda, entonces, a países en desarrollo, de acuerdo a todas las estimaciones que se han hecho, es muy poco.

ENS: ¿Qué beneficio podría tener un país como Colombia?

JAO: Muy poco. Pero finalmente sí tengo la esperanza de que este proceso, que ya ha pasado por dos fases, permita que se negocien otros temas hacia el futuro, que beneficien mucho más a los países en desarrollo.

ENS: El grupo internacional de intelectuales y académicos que usted lideró, ¿qué propuesta tenía frente a este impuesto global?

JAO: Del 25% era nuestra propuesta. Pero además aplicado de una forma mucho más general… Sobre el Pilar Uno, nosotros siempre nos opusimos a la distinción entre los beneficios básicos y los beneficios residuales de las empresas a las que se les va a cobrar estos impuestos. Consideramos que una empresa multinacional obtiene sus beneficios por sus actividades globales y no hay forma de diferenciar entre lo que es básico y lo que es residual.

ENS: Para América Latina, una región en que las multinacionales están ampliando su operación, ¿cuál será el impacto?

JAO: Desde el punto de vista del recaudo tributario, muy poco. Desde el punto de vista de reglas internacionales es un avance.

ENS: ¿Cuál podría ser el próximo paso a partir de este 15%? ¿O ya es un tema cerrado?

JAO: El Grupo de los 24, que es el grupo de los países en desarrollo, que se organizan en torno al Fondo Monetario y el Banco Mundial, que fue de los que participaron activamente como bloque en la negociación, ha propuesto un mecanismo que le permita a los países en donde producen las empresas cobrar, fuera del 15% mínimo, una tasa que, de acuerdo con la última propuesta, fuera del 7,5% al 9%.

Ese puede ser un tema de una negociación futura, así como un mecanismo que permita que, en el caso del Pilar Uno, se incluyan más empresas y que las utilidades que se redistribuyen sean mayores a ese 25% por encima del 10% de utilidad, que es una suma bastante pequeña.

ENS: ¿Este impuesto del 15% global limita en algo la capacidad de los países de aplicar reformas tributarias para aumentar los impuestos a esas multinacionales?

JAO: No lo limita, pero tampoco corrige el otro problema y es que muchas veces las utilidades se transfieren al exterior por mecanismos que son básicamente servicios que se prestan las empresas, el derecho a la propiedad intelectual o el derecho sobre la marca, que está registrado en algún paraíso fiscal. Eso era precisamente lo que se trataba de evitar en mayor proporción con esta reforma.

Según la OCDE, el acuerdo global de impuesto mínimo no busca eliminar la competencia fiscal, pero le impone limitaciones acordadas multilateralmente y hará que los países recauden alrededor de 150 mil millones de dólares en nuevos ingresos anualmente.

El primer pilar garantizará una distribución más justa de los beneficios y los derechos fiscales entre los países con respecto a las empresas multinacionales más grandes y rentables. Reasignará algunos derechos impositivos sobre las empresas multinacionales de sus países de origen a los mercados donde realizan actividades comerciales y obtienen beneficios, independientemente de si las empresas tienen presencia física allí.

En concreto, las empresas multinacionales con ventas globales superiores a 20 mil millones de euros y una rentabilidad superior al 10%, que pueden considerarse las ganadoras de la globalización, estarán cubiertas por las nuevas normas.

Bajo el Pilar Uno explicó la OCDE, se espera que los derechos impositivos sobre más de 125 mil millones de dólares en ganancias se reasignen a las jurisdicciones del mercado cada año. Se espera que las ganancias de los ingresos de los países en desarrollo sean mayores que las de las economías más avanzadas, como proporción de los ingresos existentes.

El Pilar Dos introduce una tasa impositiva corporativa mínima global fijada en 15%. La nueva tasa impositiva mínima se aplicará a las empresas con ingresos superiores a 750 millones de euros y se estima que generará alrededor de 150 mil millones de dólares en ingresos fiscales globales adicionales anualmente. También se obtendrán más beneficios de la estabilización del sistema tributario internacional y de una mayor certeza tributaria para los contribuyentes y las administraciones tributarias.