Un Brasil dispuesto a mayores concesiones en el sector industrial y los temores de que Argentina dé un giro a la izquierda impulsaron, del lado sudamericano, el histórico acuerdo alcanzado este viernes entre Mercosur y la Unión Europea (UE), apuntan los analistas.
Consultados por AFP, los expertos mostraron en cambio discrepancias sobre el peso que la guerra comercial entre Estados Unidos y China pudo tener en la concreción de unas negociaciones iniciadas hace 20 años entre el Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) y el bloque europeo.
Un Brasil más liberal
El exembajador de Brasil en Estados Unidos Rubens Barbosa sostiene que "la posición del gobierno brasileño empezó a cambiar con [Michel] Temer", quien en 2016 reemplazó a la destituida presidenta Dilma Rousseff, poniendo fin a trece años de gobiernos de izquierda, más reticentes a la apertura comercial.
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Las pláticas encontraron así un camino más allanado con la asunción en enero del ultraderechista Jair Bolsonaro, elegido con una agenda liberal que implementa su ministro de Economía, Paulo Guedes.
"La buena voluntad brasileña ya estaba instalada y con el nuevo gobierno -más liberal- se reforzó", coincide Carlos Abijaodi, de la Confederación Nacional de Industrias de Brasil (CNI).
El gobierno de Bolsonaro "confió las negociaciones Mercosur-UE a funcionarios más pragmáticos (...), aceptó hacer fuertes reducciones en los aranceles a las importaciones de la UE y prometió eliminar o reducir otros elementos de sus políticas de comercio e inversión que todavía son muy proteccionistas", apunta Peter Hakim, del centro de análisis Diálogo Internamericano, con sede en Washington.
La industria brasileña, según Abijaodi, tendrá tiempo de enfrentar la presión y reconvertirse, porque los acuerdos prevén una "desgravación gradual" de las importaciones europeas.
El desenlace exitoso es "una gran ganancia diplomática, porque Mercosur y Brasil estaban aislados desde hace 20 años", sostiene Barbosa.
Y Bolsonaro y Guedes podrían sacar rédito político e impulsar "la aprobación en el Congreso de las necesitadas reformas de las jubilaciones y de política fiscal", complementa Hakim.
Factor Argentina
También incidió en las negociaciones el hecho de que Macri, a cargo de la presidencia pro-tempore del Mercosur, tenga que disputar en octubre la reelección ante Alberto Fernández, cuya vice sería la exmandataria peronista de centroizquierda Cristina Kirchner (2007-2015).
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Uno de los factores que influyó fue "la preocupación de que Macri pueda perder la elección de este año en Argentina, con Cristina Kirchner regresando al poder (...). Ella simplemente tiene una consideración limitada por el libre comercio", dijo Hackim.
"Mientras Macri sea presidente, la UE sabe qué esperar", refuerza la economista Monica De Bolle, investigadora del Instituto Peterson de Economía Internacional (con sede en Washington) de la universidad Johns Hopkins.
¿Y la guerra comercial?
Los analistas tienen visiones diferentes respecto al impacto en estas negociaciones de la guerra comercial entre Estados unidos y China, o del riesgo de que el presidente Donald Trump tome medidas proteccionistas contra Europa.
De Bolle considera ese factor más importante que el giro político de Brasil: "El impulso fue dado por otros eventos: la guerra comercial que Trump amenaza iniciar con la UE y las elecciones en Argentina", afirma.
Pero Hakim rechaza la tesis de la expansión de la guerra comercial, tomando en cuenta que los asesores de Trump ven "de manera muy positiva" a la UE y "críticamente a China", al igual que gran parte de los expertos en comercio.
El acuerdo es viable por "concesiones de la UE y de Argentina y Brasil", por lo que "la guerra comercial no tiene ningún efecto", zanja Barbosa.
El gobierno brasileño destacó en un comunicado que ese pacto se alcanzó en "un momento de tensiones e incertidumbres en el comercio internacional".
Otros aliados
La alianza comercial tampoco debe suponer trabas para la aproximación de Brasil con el Estados Unidos de Trump, con quien Bolsonaro busca alinearse diplomáticamente, ni con China, primer socio comercial de gigante sudamericano.
"No veo ningún problema con China, ella misma negocia con la UE en este momento", estima De Bolle.
En cuanto a posibles fricciones con Washington, el experto cree "que la posibilidad de que eso ocurra es baja". "Brasil está muy fuera del radar estadounidense", agrega.
Según Hakim, el acuerdo UE-Mercosur da señales que "sobre todo son positivas, de un Brasil más abierto que nunca al comercio, preparado para hacer lo necesario para expandir sus fronteras, para importar y exportar y que tiene un buen comienzo para reformar la economía".