EL ÍNDICE de productividad laboral, que generalmente es tenido en cuenta junto con la inflación causada para establecer el incremento del salario mínimo, podría ser otra vez determinante para determinar el ajuste para el 2024.
Sin embargo, como no sucedió el año pasado cuando se fijó el de este año, hay varios factores que han incidido en la medición en lo que va corrido de 2023, como lo es la condición del desempleo, la generación de puestos de trabajo y sobre todo el impacto que pueda dejar el fenómeno del Niño.
Para este año cuando se determinó por concertación un incremento del salario mínimo de 16%, se llegó a esa cifra teniendo en cuenta una productividad de los factores de 1,24%, una inflación de 14,34% y un crecimiento del Producto Interno Bruto de 9,4%.
Sin embargo, para el 2024 todavía no se tiene claro ni el dato de inflación ni las perspectivas de crecimiento y mucho menos el factor de productividad.
En algunos adelantos de empresarios y analistas, se considera que el aumento no debe estar por encima del 9%, teniendo en cuenta que se proyecta un cierre de año con el 9% en el costo de vida, pero no se tendría en cuenta la productividad.
Por sugerencias del Gobierno, el incremento podría estar en 10%, según lo manifestó tanto el viceministro de Hacienda, Diego Guevara y el propio Ricardo Bonilla, jefe de la cartera.
Aunque todavía se espera que se instale la mesa de concertación laboral y salarial para finales de noviembre y en el que tradicionalmente se reúnen empresarios, sindicatos y gobierno, todo indica que, dadas las perspectivas y las posiciones es complicado llegar a un consenso.
La medición
No obstante, el presidente del centro de estudios económicos ANIF, Mauricio Santa María, advirtió que no debería subir más de un 9%. Luego de dos años consecutivos de incrementos en el salario mínimo con dos dígitos, el 2024 se perfila como otro año que tendría que ajustarse el sueldo mínimo con dos números. Aunque uno de los indicadores que se pone sobre la mesa para la negociación en la comisión tripartita entre Gobierno, Trabajadores y Empleadores es la inflación.
La apuesta de Santa María, es que es prácticamente imposible de negociar, pues el gobierno colombiano aspira a que la inflación en 2023 sea de 9,2%, a la que habría que agregarle el número que resulte de medir la productividad total en Colombia en este complejo año, cuyo promedio estimado hasta ahora sería de 1,5 %.
Por su parte, José Ignacio López, director ejecutivo de Investigaciones Económicas de Corficolombiana, aseguró que el Gobierno espera un dato de la inflación más alto de lo contemplado previamente.
¿Algo de productividad?
“Estimamos que la inflación este año cierre en 9,5%, muy cercana a doble dígito y, por lo tanto, si se le agrega algo de productividad y algunos otros elementos, fácilmente llegamos a la cifra de doble dígito. Ojalá el Gobierno sea un poco más precavido y trate de mantener el incremento ceñido al IPC y a la productividad, después del incremento de 2023”, agregó el analista.
López añadió que, un aumento desproporcionado o mucho más allá de inflación y productividad, llevaría a que la inflación mantenga su curso persistente. “Las empresas trasladan a sus consumidores este aumento del costo salarial, y otro incremento tendría una segunda ronda inflacionaria y, si la demanda en algún momento no permite trasladar este precio a los consumidores, lo que vamos a tener es un mercado laboral más débil con aumento de la informalidad”.
Impacto del ‘Niño’
Por otra parte, como lo mencionaba EL NUEVO SIGLO, a esta situación se le debe sumar el impacto del fenómeno del Niño en las empresas y en la parte laboral.
Un informe conocido por este Diario del Consejo Colombiano de Seguridad (CCS), dice que ‘El Niño’ llevará a la economía colombiana a afrontar pérdidas de más de $ 3,7 billones en la productividad laboral durante los próximos 10 meses.
Para determinar esta cifra, la entidad tomó como referencia el análisis de 2019 realizado por el Banco Mundial, que midió el impacto de las sequías sobre las horas trabajadas e ingresos de los trabajadores del sector formal e informal en las principales ciudades de América Latina, incluyendo 22 de Colombia.
Como primer hallazgo, encontraron que el aumento de la temperatura generaba fatiga mental o física, náuseas, aceleración del pulso cardíaco y otros síntomas. Además, las altas temperaturas podían afectar la concentración, la coordinación y la toma de decisiones.
Por ello y a partir de estas afectaciones, el estudio expuso que los periodos de sequía producían una disminución del 0,6% en las horas laborales de los trabajadores formales. Por su parte, en los informales la caída fue peor, con un 4,5%. Esto generaba una pérdida del 6,4% en sus ingresos mensuales.
Teniendo en cuenta esta información y para el caso colombiano, el Consejo tomó datos del Observatorio Fiscal de la Universidad Javeriana sobre el salario promedio mensual del sector formal e informal; esto es $ 2.098.239 y $ 901.246, respectivamente.
Población ocupada
Además, usó los datos de población ocupada en abril de 2023 del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE); 6.734.431 trabajadores formales y 4.996.626 informales.
De esta forma, estimaron que la población ocupada informal dejaría de percibir $ 2,88 billones, mientras que las pérdidas para el sector formal alcanzarían los $ 838.000 millones; es decir, un total de más de $ 3,7 billones.
Desde la entidad señalan que el impacto podría ser incluso mayor, puesto que, el análisis solo incluyó a las principales ciudades del país, lo que evidentemente deja por fuera a pequeños y medianos territorios.
Adriana Solano Luque, presidenta ejecutiva del Consejo Colombiano de Seguridad, dijo que “la reducción del 6,4% en los ingresos laborales de los trabajadores informales durante las sequías es motivo de preocupación, ya que dificulta aún más los esfuerzos para reducir la pobreza, especialmente en el contexto actual”.
La entidad también destaca que, aunque las afectaciones son para trabajadores de diferentes sectores, hay algunas ocupaciones que enfrentan mayores riesgos debido a la intensidad física que requieren o al hecho de ser desempeñadas al aire libre.
"Algunos ejemplos incluyen la agricultura, los servicios ambientales, la construcción, la recolección de residuos, el transporte y el turismo, muchos de los cuales concentran una gran proporción de mano de obra informal", explican en un comunicado.
Lo mismo ocurre en el sector formal. Aquellos trabajadores que están en espacios cerrados como fábricas e incluso oficinas enfrentarán riesgos si los niveles de temperatura no son controlados adecuadamente.
Lo anterior implica que las empresas podrían experimentar una escasez de mano de obra por las áreas mal condicionadas en donde las personas no estén dispuestas a trabajar por el salario actual que devengan, según la entidad.
A proteger la economía
Teniendo en cuenta todo este escenario, desde la CCS señalan que es importante entender las dinámicas de este fenómeno con el fin de proteger la economía y salud de los trabajadores.
“Entender los potenciales impactos de la llegada del Fenómeno de ‘El Niño’ nos permitirá generar acciones oportunas. Es fundamental adaptarse para proteger la salud de los trabajadores. Hacerlo no solo es ético, sino también beneficioso para la productividad y el ambiente laboral”, indicó Adriana Solano.
Además, señalan algunos aspectos que se deberán tener en cuenta para adaptarse precisamente al cambio climático. Entre estos está la planificación de operaciones, identificación de riesgos emergentes, rediseño de productos y producción más sostenible y el desarrollo de instrumentos financieros o de transferencia del riesgo que permitan financiar los procesos de reducción del riesgo.