Un mayor ajuste en las finanzas del Estado, propiciará un mayor crecimiento económico no solo durante este año sino en el 2020. Para 2019 el Producto Interno Bruto se dirige hacia el 3,3% en promedio. De acuerdo a los analistas del Bancolombia, “hace casi 14 meses publicamos nuestra visión para este 2019 que está a punto de terminar. Hoy, al evaluar lo que en ese momento preveíamos con lo que de hecho ocurrió, vemos con satisfacción que nuestras perspectivas de un mayor crecimiento económico y un ajuste fiscal significativo se cumplieron”.
Señalan que “ambos son logros meritorios, ya que el entorno global estuvo cargado de desafíos, al punto que América Latina completó seis años de crecimiento anémico. En este complejo contexto, la demanda interna se erigió como el principal impulsor de nuestra economía. El ciclo de expansión del consumo se acentuó en 2019 por cuenta de la mayor capacidad adquisitiva, el impulso de las remesas, el consumo de la población venezolana y los menores costos de arriendo de vivienda”.
Sostienen los expertos que “en la inversión, el dinamismo se facilitó por los estímulos tributarios contenidos en la ley de financiamiento, la ejecución de obras civiles y la inversión pública local. Por su parte, el déficit del Gobierno Nacional se aproxima a la meta inicial de 2,4% del PIB. Un año antes lograr llegar a este nivel parecía poco probable. Sin embargo, el crecimiento real del recaudo tributario logró superar las expectativas, al tiempo que el control del gasto ha imperado a lo largo del año”.
Desempleo
Indican en su informe que “también se implementaron cambios en la contabilización del balance del gobierno, todo lo que ha llevado a que el cumplimiento de la regla fiscal esté garantizado en el corto plazo. El desempleo y el mal momento del sector de la construcción fueron los principales lunares a nivel interno. La desocupación urbana en lo que va del año supera el 11%, más de 1 punto porcentual por encima de lo que preveíamos. El lento avance de creación de nuevos puestos de trabajo y el paso a la inactividad de una porción relevante de la población están detrás de este resultado”.
Por su parte, la caída persistente del subsector de edificaciones ha estado propiciada por un alto nivel de inventarios. No obstante las presiones alcistas, la inflación se mantuvo en el rango de tolerancia del Emisor. Los precios al consumidor se han acelerado más rápidamente de lo que anticipábamos, pero con una alta probabilidad cerraremos el año por debajo del 4%. Esto se debe a que las expectativas de inflación se han mantenido ancladas, y a que la transmisión de la depreciación a los precios finales ha sido baja. Esto ha permitido que el Banco de la República haya completado el ciclo de estabilidad de tasas de interés más prolongado desde que inició el régimen de inflación objetivo.
El déficit
La ampliación del déficit en cuenta corriente sigue siendo el principal talón de Aquiles de nuestra economía. En lo que va del año este asciende a 4,4% del PIB, 1 punto porcentual más que nuestra estimación inicial. Este resultado es consecuencia de la debilidad del sector exportador y el crecimiento de las importaciones promovido por la demanda interna. Como reflejo de ello, y en medio de la fortaleza global del dólar, el peso ha perdido terreno aceleradamente. Para los mercados financieros el año ha sido positivo. Si bien los flujos de inversión foránea no mostraron el dinamismo de otros años, la renta variable se ha valorizado en casi 23%, mientras que las tasas de la deuda pública han bajado 80 pbs base más de lo que preveíamos a finales de 2018.