La tasa de intervención quedaría en 4,25% y daría estabilidad en el sistema financiero
Los mercados financieros del país prevén que en lo que resta de año no habría más rebajas de las tasas de interés. Esta percepción que ya se viene haciendo camino en los últimos meses se ratificó con la decisión del Banco de la República de dejar estable para agosto la tasa de intervención en 4,25%.
Este valor es el que finalmente el emisor transmite al sistema financiero por la liquidez que inyecta, lo que a su vez se traduce en el valor del dinero que se le cobra a los usuarios.
La directriz del emisor, que se tomó de manera unánime (al igual que en el mes pasado), estuvo alineada con las expectativas de todos los analistas.
En una última consulta privada entre analistas, 25 de ellos coincidieron en que la autoridad monetaria dejaría sin cambios el costo del dinero en un 4,25%, nivel en el que se ubica desde abril. La decisión contaría con el voto unánime de los siete miembros del directorio.
Sin espacio
Según la mediana del sondeo, el organismo mantendría estable el tipo de interés durante lo que resta de 2018, y comenzaría a incrementarlo en 2019 para cerrar ese año en un 4,75% a medida que la economía afianza su recuperación.
"La inflación ha aumentado en los últimos dos meses, lo que ha llevado a que las expectativas de inflación aumenten un poco", indicaron analista del Citibank en una nota.
Además sostuvieron que los "indicadores de actividad como ventas minoristas, producción industrial, índice de producción manufacturera y confianza del consumidor han estado publicando datos que sugieren una recuperación en curso. Esta combinación implica que no hay espacio para más recortes (de la tasa), pero aún no hay una razón sólida para considerar un aumento pronto".
Según el sondeo, los precios al consumidor registrarían en julio un alza de 0,12%, con lo que el indicador acumulado de los últimos doce meses se ubicaría en 3,37%, superior a la meta puntual del Banco Central de 3%.
En tanto, las expectativas de inflación para el cierre de este año se mantuvieron en un 3,35%, al tiempo que para el fin de 2019 disminuyeron levemente a un 3,24%, desde un 3,30% en la consulta de junio.
Mientras, las expectativas de crecimiento de la economía se mantuvieron en un 2,55% para este año y en 3% para 2019, sin cambios con respecto al sondeo del mes anterior.
En la reunión del viernes pasado se presentó la nueva codirectora del Banco de la República, Carolina Soto, la cual se desempeñaba como Alta Concejera para la Presidencia en temas de competitividad y el sector privado, y como Viceministra de Hacienda.
Perspectivas
Según la junta del emisor el panorama macroeconómico local no ha cambiado significativamente en días recientes. Así, se siguió resaltando la aceleración de la actividad económica (aunque esta sigue por debajo del potencial), que debería mejorar adicionalmente hacia adelante, y los riesgos alcistas sobre la inflación (el riesgo de una potencial depreciación del peso fue resaltada en el comunicado).
Dado este escenario, la expectativa general (nuestra y del mercado) es de estabilidad en la tasa repo (4,25%) por un período de tiempo considerable, y que la discusión de potenciales incrementos por parte de la junta iniciaría en el primer semestre del 2019.
“Específicamente, esperamos que el primer aumento ocurra en abril, similar a lo que pronostica el consenso del mercado (marzo). Por el contrario, la curva de títulos financieros incorpora un incremento a 4,50% en octubre de este año, aunque permanecería en dicho nivel hasta finales del primer trimestre de 2019”, aseguran analistas privados.
El gerente General Juan José Echavarría mencionó recientemente que espera tasas de interés estables “por un rato largo”, y que no está de acuerdo con las expectativas del mercado de incrementos a principios de 2019.
Echavarría amplió diciendo que para que este escenario se materialice, los analistas deben estar esperando o una depreciación del peso y/o una fuerte aceleración de la inflación y el crecimiento, una perspectiva que él no comparte.
El crecimiento
Por otra parte, el equipo técnico del banco reafirmó su pronóstico de crecimiento del PIB de 2018 en 2,7%. Hizo énfasis nuevamente en que la incertidumbre sobre el ritmo de recuperación de la actividad económica sigue siendo alta ya que, por un lado, la brecha del producto continuará ampliándose este año, mientras que, por el lado, la demanda agregada podría presentar una aceleración mayor a la esperada en caso de que los precios del petróleo se mantengan altos y que los indicadores de confianza sigan aumentando.
Dicho esto, Echavarría mencionó explícitamente que cada vez es más probable que el PIB registre una tasa de crecimiento cercana al 3% este año, similar a lo esbozado por algunos miembros de la junta en la reunión anterior, de acuerdo con las minutas. Además, Cárdenas mencionó que la actividad económica se habría expandido un 2,6% anual en el segundo trimestre de este año, pero previsiones mantienen un estimado de crecimiento del PIB para el año 2018 de 2,3%.
El emisor no mencionó la posibilidad de que los precios de los alimentos crezcan a lo largo de este segundo semestre como un riesgo primario para la inflación, contrario a lo observado en meses anteriores. Cabe recordar que los alimentos actualmente enfrentan una base estadística desafiante (la inflación mensual de alimentos resultó negativa entre), un riesgo que fue sistemáticamente anunciado por el banco desde marzo de este año.
Por su parte, se mencionó explícitamente que uno de los principales riesgos sobre la inflación es una depreciación del peso más fuerte de lo esperado, en línea con la perspectiva general. En cualquier caso, Echavarría enfatizó que espera que la inflación anual de 2018 cierre entre 3,3% y 3,4%, similar al consenso de mercado.
Asimismo, la autoridad monetaria señaló el ajuste más lento del sector externo recientemente. El comportamiento de la cuenta corriente será un factor a monitorear hacia adelante en la medida en que pueda tener un impacto sobre la senda futura de las tasas de interés, tal y como lo tuvo en años recientes luego de la caída en los precios del petróleo.