Alerta temprana invernal
* Prueba de fuego a billonaria inversión
* 2012 es el año con mejor blindaje
La primera temporada de lluvias en Colombia ya empezó. Desde comienzos de este mes se ha sentido con mayor impacto en las regiones Andina y Pacífica y se prevé que en las próximas dos semanas el volumen de precipitaciones aumente en las zonas del Caribe y la Orinoquia.
Las autoridades meteorológicas han indicado que, una vez más, la ola invernal será agravada por el coletazo de la segunda etapa del fenómeno de La Niña 2011-2012. En ese orden de ideas es muy seguro que el nivel de lluvias supere los promedios históricos aunque no con la drasticidad de lo ocurrido el año pasado, cuando el número de damnificados se acercó a los tres millones y las pérdidas económicas superaron los diez billones de pesos.
Las proyecciones meteorológicas indican que esta temporada invernal irá hasta mediados de junio y que las lluvias en no pocas ocasiones podrían estar acompañadas de tormentas eléctricas, vendavales y vientos locales de gran intensidad, aumentando así el riesgo de inundaciones en regiones bajas, deslizamientos de tierra en zonas de pendiente y crecientes súbitas de ríos y quebradas.
Si bien es cierto que tras las millonarias inversiones realizadas en los últimos meses, tanto en materia de atención humanitaria como de rehabilitación y reconstrucción de infraestructura dañada, debe reducirse objetivamente el riesgo de nuevas inundaciones, derrumbes, bloqueos y otras afectaciones por la cuestión climática, es claro que las medidas de prevención no se pueden relajar o flexibilizar. Todo lo contrario, Ideam, Gobierno, el Sistema Nacional de Atención de Emergencias, gobernadores, alcaldes, comités regionales y locales para la prevención y atención de desastres, Corporaciones Autónomas Regionales (CAR) y todas las autoridades civiles, militares y administrativas de distinto orden, así como la ciudadanía en general, deben activar todos los mecanismos de alerta temprana para hacer frente a cualquier contingencia por la ola invernal.
Especial atención prestarse a las riberas de los ríos Magdalena, Cauca, Atrato, San Juan, Patía, Mica, Arauca, Meta, Guayabero, Ariari y aquellos que descienden de la Sierra Nevada de Santa Marta. También deben iniciarse lo más pronto posible las evacuaciones de poblaciones en zonas bajas susceptibles de anegación así como de caseríos ubicados en laderas y cerros que presenten algún nivel de peligro.
En las pocas semanas de lo que va corrido de esta temporada lluviosa ya se estableció que las zonas con mayor riesgo son Tolima, Cauca, Caldas Boyacá y Santander, sin embargo, a medida que pasen los días las alarmas preventivas tienen que empezar a encenderse en todo el país.
Es urgente, por tanto, que desde las más altas esferas del Gobierno Nacional se coordinen con las autoridades departamentales y locales todos los esquemas de atención humanitaria, rehabilitación y reconstrucción por afectación invernal, al tiempo que el sistema de salud esté listo para hacer frente a emergencias y los tradicionales picos de enfermedades respiratorias que se presentan en épocas muy húmedas.
Los entes de control, a su turno, tendrán que verificar la eficacia y utilidad de las obras y proyectos que se construyeron en todo el país para evitar nuevas tragedias por el alto volumen de agua lluvia. Llegó la hora de poner a prueba la millonaria inversión realizada a través de Colombia Humanitaria desde mediados del año pasado. El solo Ministerio de Ambiente ha invertido más de 371 mil millones de pesos en 101 obras de construcción, rehabilitación y protección contra inundaciones para 23 departamentos y 180 municipios.
No existe, pues, excusa en 2012. Bien se podría decir que este 2012 es el año en que el país puede levantar cabeza y decir que se preparó lo mejor posible para afrontar la temporada invernal y, por lo tanto, debe bajar de manera sustancial el número de víctimas mortales, heridos y damnificados, así como el costo por daño de infraestructura de transporte, cultivos y actividad productiva. Tras las dolorosas y dramáticas lecciones de 2010 y 2011, esta vez el país tiene que demostrar que aumentó su blindaje ante las tragedias naturales, más aún cuando éstas, por efecto del cambio climático y la depredación medioambiental, seguirán aumentando.