Borges y Cortázar | El Nuevo Siglo
Miércoles, 27 de Agosto de 2014

A  los 100 años del nacimiento de Julio Cortázar, al que Jorge Luis Borges destaca entre los mejores de la literatura universal, resulta  providencial en su carrera el entendimiento que los comprometió.

Borges y Cortázar, creadores y amigos del género fantástico, se topan en Buenos Aires, cuando  ya Borges era una cumbre del humanismo. Fernando Sorrentino, en el libro, Siete conversaciones con Jorge Luis Borges, trascribe sus palabras: “Yo me encontré con Cortázar en París, en casa de Néstor Ibarra. Él me dijo: '¿Usted se acuerda de lo que nos pasó aquella tarde en Diagonal Norte?' No, le dije yo. Entonces él me dijo: 'Yo le llevé a usted un manuscrito. Usted me dijo que volviera al cabo de una semana y que usted me diría lo que pensaba del manuscrito'. Yo dirigía entonces una revista, Los Anales de Buenos Aires, una revista ahora indebidamente olvidada, que pertenecía a la señora Sara de Ortiz Basualdo, y él me llevó un cuento, Casa tomada; al cabo de una semana volvió. Me pidió mi opinión, y yo le dije: En lugar de darle mi opinión, voy a decirle dos cosas: una, que el cuento está en la imprenta, y dentro de unos días tendremos las pruebas; y otra, que ya le he encargado las ilustraciones a mi hermana Norah”.

En texto desconocido en la obra Papeles Inesperados, editada por Alfaguara, Cortázar confiesa sobre su obra Rayuela: “escribí Rayuela para mí”. Los problemas tratados allí abarcan la temática del hombre nuevo. Rayuela, para Cortázar, es casi que como un rompecabezas, la primera parte de su vivencia existencial, “pero que ya no acepto con la exclusividad que le conferían los propios protagonistas del libro, hundidos en búsquedas donde el egoísmo de tanta introspección y tanta metafísica era la sola brújula”.