China, un mercado pendiente | El Nuevo Siglo
Miércoles, 31 de Julio de 2019
  • La importancia de una gira estratégica
  • En el vagón de atrás de Latinoamérica


 

En un mundo globalizado la agenda internacional de cualquier país tiene una importancia superlativa, y no solo desde el punto de vista geopolítico sino, preferencialmente, en los flancos económico, comercial, migratorio, ambiental,  de desarrollo tecnológico, cultural, de seguridad y en todos los sectores en donde lo trasnacional se ha convertido en la regla de oro para la interacción de los gobiernos. No es casualidad que las grandes potencias y los países con mayor influencia en el concierto exterior sean, precisamente, los más activos en el campo de la diplomacia integral y en la defensa de sus intereses.

No en pocas ocasiones hemos advertido en estas páginas que lamentablemente la política y el debate público en Colombia se enredan muchas veces en asuntos de menor calado, banales o circunstanciales a cual más, sin mayor importancia estratégica ni real, aupados por el accidentado maremagno de la inmediatez informativa y la caja de resonancia de las redes sociales, en donde la melindrosidad y la opinión visceral priman.

Una prueba de esto último se ha visto, precisamente, en la forma en que algunos sectores de la opinión e incluso de la oposición política han registrado la gira que está realizando por China el presidente Iván Duque, varios de sus ministros y un nutrido grupo de dirigentes gremiales y empresarios. Aunque se creería que una visita de Estado a la segunda potencia económica del mundo y uno de los mercados de consumidores más grandes del planeta se defiende y justifica por sí sola, se han escuchado voces señalando que el periplo no era necesario, que bien pudo ir el Canciller acompañado de algunos ministros o que, incluso, el Jefe de Estado debió abstenerse del viaje luego de la polémica semanas atrás cuando se puso en tela de juicio su agenda internacional, la cantidad de giras al exterior durante su primer año de mandato y se llegó al extremo de comparar su número y duración con las realizadas por sus dos antecesores en igual lapso.

Raya en lo inaudito desconocer que China es, de lejos, el principal objetivo comercial en el planeta. Es más, si se revisan las cifras sobre intercambio comercial entre países de Latinoamérica y la potencia asiática se evidencia que Colombia, pese a ser una nación de la cuenca del Pacífico, está muy por debajo de Brasil, Chile, Perú, Argentina y México, que son los de mayor dinamismo. Es más, si bien nuestro país está exportando productos por más de 4.500 millones de dólares a China al año, importa un poco más de 10.500 millones de dólares. Y con el agravante de que el 85% de nuestras ventas son productos minero-energéticos, y solo 200 millones de dólares en no tradicionales. Un desbalance crítico considerando nuestro potencial agropecuario, en otras materias primas y productos con valor agregado que hoy está comprando esa potencia. Igual ocurre con las inversiones de las empresas chinas en Colombia, muy inferiores a las que tienen o proyectan en otras naciones latinoamericanas.

La cuestión se torna más grave si se tiene en cuenta que el volumen del comercio bilateral entre China y América Latina fue el año pasado de más de 307 mil millones de dólares, con un aumento de casi el 19% con respecto al año inmediatamente anterior. No en vano la propia Cepal señaló meses atrás que la potencia asiática ya era el primer socio comercial de la región, e incluso del continente si se suma el monto billonario del intercambio con Estados Unidos, cuyo déficit en contra de Washington es lo que llevó a la administración Trump a plantear la ‘guerra comercial’ que ha tenido a los mercados de todo el mundo en un permanente estado de nervios en el último año.

Visto todo lo anterior no solo queda más que justificada la gira de Duque por China sino que está en mora de hacerse un análisis serio sobre por qué los anteriores gobiernos no avanzaron de forma más decisiva en el incentivo de este intercambio comercial, marcos más atractivos para captar inversiones así como en la cualificación de exportaciones y generación de valor agregado. Hay países con igual nivel de desarrollo y economía emergente que Colombia que le llevan una década de ventaja en este flanco.

El presidente Duque ha dicho que en la apretada agenda de su periplo ya ha logrado avanzar en cuanto a fortalecimiento del intercambio en turismo y aumento de las exportaciones de café, banano, aguacate, flores y carne. Si todo ello se concreta en el corto y mediano plazos, la balanza comercial sería menos deficitaria para Colombia. También se han alcanzado otros acuerdos en materia cultural, académica, de rutas aéreas, e incluso sobre los presos colombianos en la nación asiática. Hasta se ha planteado construir una agenda concreta denominada “Iniciativa Colombia-China” para darle cuerpo a la nueva estrategia de integración. Un primer paso apenas para desatrasar la conquista de un mercado pendiente tan importante como estratégico.