Chirac, político por vocación | El Nuevo Siglo
Sábado, 28 de Septiembre de 2019
  • La admiración por De Gaulle
  •  Medio siglo al servicio de Francia

 

Entre los gobernantes más caracterizados que ha tenido Francia en las últimas décadas se destaca Jacques Chirac, fallecido esta semana a los 86 años. Reconocido como un político de tiempo completo, siguió en parte los lineamientos de Charles De Gaulle, en un ciclo histórico en el cual alcanzar la unidad y mantener las mayorías se tornó en un reto casi imposible en esa nación.

Ello puesto que, muerto De Gaulle, ninguno de sus sucesores pudo encarnar como él el carácter francés, ser su voz y conducir con grandeza al país. Chirac, sin embargo, lo intentó a su manera. Se recuerda que cuando los Estados Unidos, bajo el gobierno de Bush padre, lanzó un ataque frontal contra Hussein en Irak, el entonces gobernante francés se apartó del bloque occidental y resolvió mantenerse alejado del conflicto. París, en ese momento, pese a su poder nuclear no tenía la potencia geopolítica para causar problemas con su deserción a la decisión de Washington. Lo cierto es que el gesto de independencia del líder francés, pese a la rápida caída del régimen de Bagdad, le ganó respeto entre sus pares europeos, aunque se especuló que su negativa obedeció a intereses comerciales mezquinos.

Chirac fue un líder sui generis. Cuentan que a los 15 años se apasionó por las culturas orientales y le pidió a su padre que le consiguiera un profesor de sanscrito. Un preceptor ruso le dio algunas clases y al poco tiempo lo convenció de que estudiara ese idioma y su literatura, tema en el que el francés se volvió un experto, sin convertirse por eso en un intelectual. Chirac fue, por sobre todas las cosas, un hombre de acción. Se graduaría en ciencia política y ya desde entonces era evidente su obsesiva ambición por llegar al poder. Tuvo algunas veleidades de joven con la izquierda, las que superó tras ingresar al ejército, donde se destacó como un oficial competente, pero es postergado en el mando por sus posturas  políticas, situación que dejó atrás cuando se convirtió en admirador acérrimo de De Gaulle. Se vinculó a la derecha con Pompidou, que lo hizo diputado. Al fallecer el gobernante, no siguió a Jacques Chaban-Delmas, sino que prefirió al centrista Valéry Giscard d'Estaing. El nuevo Presidente le agradeció a Chirac su entusiasta apoyo y le hizo Primer Ministro a los 41 años, manteniéndose en el cargo por dos años. Obsesionado por liderar a la derecha, refundó el partido y se hizo con la alcaldía de París, una institución que Giscard restableció en 1977, más de un siglo después de su abolición.

Chirac debió pasar por una larga escala de cargos antes de llegar a la cúpula gubernamental. Se le recuerda como diputado, presidente del Consejo General de Corrèze y -como se dijo- fue por el apoyo a Giscard que terminó designado ministro y Primer Ministro. Hizo parte de la coalición que conformó François Mitterand, lo que no le perdonaron los sectores radicales de la derecha. Por lo mismo decidió fundar su propio partido, Reunión por la República (RPT), con el cual ganó la Alcaldía capitalina.

Lo cierto es que Chirac se movía entonces con precisión de relojero para conservar sus cuotas de poder, neutralizar a sus competidores y esperar el momento para dar el salto a una candidatura a la primera magistratura. Se lanzó dos veces sin éxito y sólo venció en el tercer intento. Por cinco décadas se mantuvo en la primera línea de la política gala, dando y recibiendo heridas, registrando como alcalde de París su mejor momento en cuanto popularidad. Pese a algunos nubarrones que afectaron su gestión, su positivo desempeño parisino le ganó la opinión de las mayorías, las que posteriormente le llevaron a Eliseo por dos veces.

Como se ve, en un país en el cual el vacío que dejó De Gaulle ningún político francés lo consiguió llenar y en el que emergió en la esquina socialista Mitterrand, favorecido por la cohabitación, Chirac supo prevalecer política e ideológicamente en la derecha, hasta convertirse en un estadista de quilates.

Como político puro sabía maniobrar en el entramado burocrático y parlamentario. Ello le ganaba tantos admiradores como adversarios. Muchos de estos últimos le reprochaban una presunta falta compromiso con el legado de De Gaulle, sin percatarse de que los tiempos cambian. Es más, el mismo Chirac se mostró vacilante frente a la creación de la Unión Europea, lo que enmendó con el tiempo.

Como ocurre con los hombres públicos en la historia de Francia desde hace varios siglos, a Chirac se le conocieron algunas aventuras con destacadas figuras femeninas, algo que la prensa manejó, en su mayoría, con discreción por respeto a su vida privada.

Así era, pues, Chirac, uno de los principales líderes franceses y de la derecha europea en las últimas décadas. Aunque un escándalo judicial terminó con su larga carrera política, dejó huella en la historia reciente gala, al tiempo que imprimió un particular impulso a las fuerzas conservadoras que se afincaron en el viejo continente y han marcado buena parte de su devenir histórico.