Colombia versus pandemia | El Nuevo Siglo
Lunes, 7 de Marzo de 2022

* Dos años de esfuerzos superlativos

* El país ha sabido responder a la crisis

 

Tras dos años de la confirmación oficial del primer caso de covid-19 en Colombia es claro que la pandemia no solo ha sido la mayor crisis en las últimas décadas sino, a la par, el mayor reto que como país se ha tenido que enfrentar, incluso por encima del conflicto armado y el narcotráfico.

Mucho ha pasado desde aquel 6 de marzo de 2020 cuando el Ministerio de Salud confirmó que una joven procedente de Italia era, oficialmente, el primer caso de coronavirus en el país. Hoy, ya son más de seis millones de contagios confirmados y la cifra de víctimas mortales es superior a 139 mil. Una tragedia sin precedentes que ha sembrado dolor y rabia infinitas. Igual ha ocurrido en todo el planeta, en donde tras más de 447 millones de personas infectadas, lamentablemente un poco más de seis millones han perdido la vida desde que la Organización Mundial de la Salud anunciara que el virus surgido en Wuhan (China) era una amenaza global que ha impactado todos los patrones de conducta sociales, económicos, sanitarios, laborales, educativos, empresariales y productivos de la humanidad.

Si bien es cierto que Colombia ocupa, en número de muertes totales, el puesto 10 u 11 a nivel mundial, cuando ese cálculo se hace sobre la base de decesos por cada 100 mil habitantes, el balance ya no es tan negativo. A ello se suma que la eficiencia del país en materia de vacunación es una de las más altas a nivel global, incluso llegando al top 15 en la materia. Un logro superlativo si se tiene en cuenta que aunque no fue la primera nación latinoamericana en comenzar la inmunización luego, gracias a los contratos firmados por el Estado con las multinacionales farmacéuticas y su afiliación al mecanismo Covax - mediante el cual la OMS ha distribuido equitativamente las vacunas- concretó un suministro de biológicos muy sólido.

De hecho, tras comenzar este proceso a mediados de febrero del año pasado, hoy el país tiene aseguradas 103 millones de vacunas, de las cuales ya aplicó 78 millones, cubriendo al 81,5% de la población con primeras dosis y 66% con esquemas completos. Incluso, Colombia va adelante en cuanto al suministro de dosis de refuerzo, con 8,8 millones administradas, y tiene una de las tasas más altas de cobertura en niños y menores de edad.

Por otra parte, si bien la crisis pandémica desnudó las falencias estructurales del sistema de salud, una vez comenzó la emergencia el Estado reaccionó rápidamente. En cuestión de meses se pasó de 5.300 camas de Unidades de Cuidado Intensivo a más de 13 mil, se dirigieron ingentes recursos al personal médico y asistencial y se inyectó presupuesto a todo el sistema, entre otros.

Ya en el plano social y económico, el Gobierno ha destinado recursos billonarios para aliviar a millones de familias que en medio de las cuarentenas, parálisis productiva, desempleo, recesión y mayor pobreza han soportado el duro embate de la crisis. Con presupuestos ordinarios y extraordinarios se está financiando una malla de subsidios y programas asistenciales de alto espectro para población vulnerable y empresas, sin los cuales el coletazo de la pandemia habría sido sustancialmente más dramático y demoledor. Una prueba de ello es que el proceso de reactivación productiva en Colombia ha sido particularmente rápido, al punto que la economía creció un histórico 10,6% el año pasado, uno de los rubros más altos del continente e incluso del globo.

Obviamente, al decir de los expertos y como era apenas previsible dado el carácter inédito de la crisis, el plan de contingencia ha registrado fallas que se trataron de corregir sobre la marcha. Los niveles de desempleo y pobreza no se han revertido al mismo ritmo en que la economía se reactiva. No han faltado los casos de corrupción y desgreño administrativo con los recursos billonarios invertidos. Hay quienes consideran que los subsidios y ayudas directas debieron tener mayor alcance en la población vulnerable. Hubo descoordinación y choque entre esferas nacionales, departamentales y municipales. También se ha criticado la gestión gubernamental de los protocolos de bioseguridad, el ritmo de desmonte de las restricciones a la interacción social y productiva e incluso la duración de la virtualidad educativa…

Pero por encima de todo es claro que si el país, como un conjunto en donde se suman los esfuerzos gubernamentales, institucionales, ciudadanos, del sector privado y el sacrificio superlativo del personal de salud, no hubiera reaccionado como lo hizo en estos dos años, la tragedia por el covid-19 habría sido significativamente mayor. Han sido dos años en que se ha visto una Colombia resiliente, valiente, solidaria y capaz de levantarse para empezar a retomar el camino y su vocación de futuro, pese a que la pandemia aún es una amenaza. Eso es innegable.