Confianza económica | El Nuevo Siglo
Miércoles, 16 de Febrero de 2022

* Crecimiento del 10,6 por ciento

* Esfuerzo de todos los colombianos

 

Es muy probable que, de no haber sido por el prolongado paro laboral del segundo trimestre, con sus desbordamientos que derivaron en vandalismo y bloqueos de vías, el crecimiento de la economía colombiana hubiese tenido un resultado más favorable al registrado para 2021. En todo caso, un 10,6 por ciento de incremento es una cifra positiva que, de hecho, no llegó a estar contemplada en ninguno de los pronósticos de las autoridades y agentes nacionales e internacionales que adujeron rubros inferiores, incluido el Banco de la República y el propio presidente Iván Duque, quien vaticinó un crecimiento del 10,2 por ciento tan solo unas horas antes de conocerse los resultados oficiales del DANE.

Lo cual quiere decir, en principio, que la economía colombiana es más fuerte de lo que suele suponerse. Y que, justamente, con ciertas reformas como las que han venido proponiendo el FMI, la OCDE y algunos estudios internos, podría acrecentar sus posibilidades de expansión y garantizar una mayor homogeneidad.

Por lo pronto, el resultado demuestra que, aunque desde luego quede campo por recorrer, se actuó en la dirección correcta frente al grave descalabro causado por la pandemia del coronavirus, durante 2020, cuando sin alternativas médicas a la vista hubo de recurrirse a las cuarentenas para evitar la escalada de contagios y fallecimientos, llevando a un índice negativo del siete por ciento y un decrecimiento económico sin precedentes. No solo, pues, 2021 fue el año de la reactivación, más allá del llamado rebote, puesto que incluso se lograron excedentes favorables frente al desempeño de la economía en 2019. Lo que, por su parte, permite inferir que, con las cifras ya en negro y todos los sectores en vías de recuperación, el crecimiento del PIB mantendrá su curva ascendente para 2022, sin dejar de tener en cuenta el fenómeno inflacionario que hoy se vive.

Buena parte del resultado de 2021 se debió, en efecto, al Plan Nacional de Vacunación que hoy cumple un año y que les permitió a los colombianos adquirir confianza y avizorar el futuro de un modo diferente al túnel oscuro que se veía en las primeras etapas de la pandemia. Esto abrió el espacio para que se dieran sinergias plausibles entre los empresarios, los trabajadores y las autoridades que fueron la constante anual, pese a los paros. De tal manera, los mecanismos de concertación no deben ser abandonados, ya que son una lección que se refleja en los resultados del año. Justamente, a partir del consenso se obtuvo una reforma tributaria que permitió el fondeo para los programas sociales en curso, y la atención inaplazable a los más vulnerables, y posteriormente llegar al acuerdo tripartito para el incremento del salario mínimo. Un esfuerzo conjunto que bien merece exaltarse como procedimiento eficaz.   

Del mismo modo, el crecimiento del PIB se vio jalonado, en una proporción determinante, por el consumo de los hogares. El comercio, la industria y el sector público también explicaron el buen desenlace económico de 2021. De suyo, los índices del último trimestre estuvieron bastante por encima de las expectativas, superando de igual manera los indicadores de muchos países.

Pero al mismo tiempo, como lo explicó el director del DANE al dar a conocer las cifras, todavía existe un bache considerable entre la reactivación económica y los índices de desempleo. Sin embargo, no sería de desconocer que los avances en la tasa de ocupación frente a 2020 fueron de la mayor importancia, aunque en esa materia aún se está lejos de los rubros previos a la pandemia. En ese sentido, el reto es mantener, por supuesto, la dinamización de la economía y lograr que, por esa vía, se puedan crear más puestos de trabajo. Pero también es claro, de otro lado, que con la irrupción de la digitalización y la virtualidad ha crecido el desfase entre la demanda y la oferta laborales, impactando aún más el desempleo estructural. Lo que, por igual, es un desafío que debe conjurarse a fondo.  

En términos generales, el aspecto principal de un crecimiento del 10,6 por ciento, inclusive por encima la propia cifra escueta, señala un motivo indudable para tener confianza tanto en la economía de la nación como en todos los colombianos. Confianza, ciertamente, que no pocas veces se estrella contra el fatalismo o la disociación de algunos cuyos propósitos políticos consisten, aún más en medio de la actual campaña, en que al país le vaya mal a fin de presentarse de redentores falaces.

Pero, como se dijo, las cifras son dicientes. Pero más diciente es que el país haya podido recuperar, más temprano que tarde, la confianza en su máximo bien público, que es la economía. Y ese es el sentido real de ese crecimiento récord.