EI, terrorismo internacional | El Nuevo Siglo
Miércoles, 4 de Noviembre de 2015

*Urgente aclarar que pasó con avión ruso

*La ‘geopolítica de la violencia’ transmuta

En  medio de la tragedia inexplicable de un avión comercial ruso que, literalmente, se partía en pleno vuelo sobre Egipto y sus más de 200 ocupantes y tripulación morían, la noticia según la cual el llamado “Estado Islámico” (EI), esa facción radical convertida en la mayor amenaza terrorista a nivel mundial, se adjudicaba el derribamiento de la aeronave impactó a todo el planeta. Aparentemente la prontitud con la cual el EI salió a reivindicar el atentado le restó credibilidad a la versión puesto que se sabía ya que la nave volaba a gran altura y los milicianos del grupo radical que se mueven por la zona del Sinaí no tienen misiles con capacidad de impactar aviones con misiles arriba de 30 mil pies de altura. De allí que el Kremlin  y El Cairo fueron unánimes en declarar que no se podía establecer de entrada si hubo un ataque con misiles. Pero, a partir de esa conclusión, tomó fuerza la hipótesis de un atentado, posiblemente con una bomba en el interior del avión. Ya los datos recopilados de las dos cajas negras comprobaron que los pilotos no habían reportado algún problema técnico durante el viaje ni informaron nada sospechoso. También se comprobó que el avión descendía a cinco mil pies (1.800 metros por minuto) antes de caer en pedazos en la zona montañosa. Igual se reveló que parte de la tripulación tenía puestos sus cinturones de seguridad y salió despedida de sus asientos por un hueco que se formó al quebrarse la cola del avión. A partir de esos hechos, la empresas especializadas en siniestros aéreos tienen la palabra, en tanto que la compañía a la que pertenecía la aeronave insiste en que sus condiciones técnicas eran muy buenas y no se reportó un estado de clima crítico.

De allí, pues, que en estos momentos las cancillerías de las grandes potencias y otros países de menor rango tengan la hipótesis del atentado como muy probable. La perversa ‘geopolítica del terrorismo’ avanza por el mundo con una violencia que parece no tener límites y que está dispuesta a golpear en cualquier parte. Según el EI, el ataque al avión ruso es una retaliación por los bombardeos ordenados por Putin en Siria contra objetivos de la facción radical.

Lo cierto es que la situación en el  Medio Oriente se torna cada vez más explosiva y las consecuencias de la guerra en Siria, Irak y países vecinos contra el EI son cada vez más graves. Esta facción radical y sus células activas y ‘dormidas’ han conseguido borrar las fronteras y por medio del terrorismo aniquilar a miles, provocando la estampida de millones de seres, parte de los cuales buscan  hoy refugio en Europa, que inicialmente les abrió los brazos pero que hoy, ante el alud de refugiados, se encuentra dividida y no sabe cómo regular la inédita diáspora. Incluso, parte del temor se debe a que entre los miles de desplazados que piden asilo se encuentren elementos ligados al terrorismo internacional.

Si se llegara a confirmar que el EI derribó el avión es claro que entraría el mundo en una etapa más preocupante sobre los alcances del terrorismo internacional y el nivel de amenaza que representa esa facción extremista musulmana, que pese a ser blanco de intensas operaciones militares en Irak y Siria, incluso con apoyo de Estados Unidos, Rusia y varios países europeos, no da señales de fuerte debilitamiento.

No pocos analistas advierten que el EI es el enemigo más peligroso para la posibilidad de alcanzar a corto plazo la paz mundial. Como  lo ha sostenido el papa Francisco, se está sufriendo a pedazos una tercera guerra mundial en la que el terrorismo desafía a todas las naciones. Se hace urgente que las potencias y los entes multilaterales lleguen a acuerdos que les permitan actuar contra esa amenaza sin chocar entre sí. 

En Siria, por ejemplo, ahora operarán militarmente Rusia y E.U. contra un enemigo común, el EI. Aun en una época en donde la tecnología militar es milimétrica, se presentan errores graves que provocan accidentes fatales como los ataques con misiles a presuntos blancos terroristas que resultaron ser hospitales, escuelas o poblados civiles. Es de esperar que tanto Washington como Moscú procedan con la mayor cautela allí, sin dar pie a roces o hechos graves en el campo de batalla contra un enemigo que ha probado ser fuerte y tener una capacidad terrorista sin igual.