El Año del Jubileo | El Nuevo Siglo
Martes, 8 de Diciembre de 2015

*Perdón y Reconciliación, mensajes centrales

*El Papa Francisco deja su huella

 

El Año del Jubileo, que arranca oficialmente hoy en todo el mundo católico cristiano y apostólico  tiene, a todas luces,  la marca imborrable  del papa Francisco.  No en vano, según sus propias palabras,  este será el año de la ternura y el perdón, ya que  el mensaje central  será el de la reconciliación.  El máximo jerarca de la Iglesia Católica ha insistido en que es necesario que la Institución se vuelvaa  posicionar, no como un Ente regulador y recriminatorio del accionar de  todos sus fieles, ya sea por pecados graves o no, sino como una Institución en la que el perdón y el acto de contrición son valorados superlativamente,  a tal punto que uno de los elementos que más ha llamado la atención de millones de católicos es que en este Jubileo el Pontífice anunció, en septiembre pasado, que autorizaba a los sacerdotes a perdonar a las mujeres que habían abortado.

 

De esta forma el año jubilar, que se decretó para celebrar los 50 años el Concilio Vaticano II y que fue considerado por  los expertos como uno de los de mayor apertura y afincamiento doctrinal moderno, va  más allá de la posibilidad de que millones de católicos puedan acceder a una absolución jubilar por los cinco pecados más graves que se pueden cometer, y cuyo perdón está reservado al propio Papa. Este “Año santo” marca el nuevo rumbo doctrinal que Francisco ha querido dar a su mandato en el Vaticano, buscando una mayor apertura y señales fehacientes de misericordia, perdón y reconciliación de la Iglesia hacia sus fieles.

No es la primera vez que el Papa enfatiza en la necesidad de volver al redil a una gran cantidad de ovejas descarriadas, sino que, en esa dirección ha dado señales muy visibles de la necesidad de un nuevo tratamiento a temas como el divorcio, el aborto y el homosexualismo, entre otros asuntos muy terrenales.

 

Por igual, el Año del jubileo, que tiene tras de sí una gran cantidad de ritos de alta  significación, sobre todo en materia de peregrinaje  hacia las puertas santas del Vaticano, se realiza en el preciso momento en el que el mundo está fuertemente impactado por las acciones del fanatismo religioso del yihadismo islámico, como ha quedado evidenciado en la racha de atentados de las últimas semanas en varias partes del planeta.  Así las cosas, el sumo Pontífice enfrenta con un mensaje  de misericordia, perdón y tolerancia a quienes aún creen que es  por la vía de la barbarie y del terrorismo como pueden imponer sus particulares líneas de pensamiento político, ideológico, religioso, social  e institucional.

 

De allí que el Año del Jubileo se entiende como “Año Santo”  del pontificado de Francisco, que tiene por objeto tres aspectos de la máxima trascendencia:  un mensaje de misericordia y perdón hacia los fieles, un llamado a la autocrítica y corrección necesaria en cuanto a sacerdotes, obispos, cardenales, y el propio Vaticano;  y un mensaje de la ponderación de la vida como el máximo derecho de todo ser humano, que no puede ser violentado bajo ninguna circunstancia ni justificación, ya sea política,  religiosa o de otra índole.

 

Dicho todo lo anterior, es claro que la invitación del Papa a que todos los católicos sean protagonistas activos del Año del Jubileo y se acerquen a la Iglesia no sólo interesados en el perdón, sino también en la integración, debe calar a lo largo y ancho del planeta.  Un mensaje en el que también han existido palabras del Santo Padre a que en esa nueva era de misericordia y reconciliación se aplique no sólo entre las personas, sino también frente al medio ambiente, pues es una verdad inapelable  que si la raza humana no tiene un tratamiento más benévolo con su entorno natural, muy seguramente las próximas generaciones sufrirán con mayor rigor las graves consecuencias del cambio climático y la depredación de los recursos naturales, renovables o no.

 

Bienvenido, pues,  el Año del Jubileo y que todos los habitantes de este planeta se dejen impactar por su mensaje de perdón y ternura.