¿Hacia el dólar virtual? | El Nuevo Siglo
Viernes, 4 de Febrero de 2022
Redacción Política

* Propuestas del Emisor en Estados Unidos

* Una nueva revolución de la moneda

 

Hoy, como se sabe, comienza a preponderar el mundo digital en muchos aspectos. De hecho, miles de actividades dependen de la digitalización, sin la cual el aprovechamiento del tiempo y los recursos resultan inconcebibles. Así ocurre también en diferentes ramos de la economía. Uno de estos, precisamente, en todo lo atinente a la moneda, donde la modernidad ha venido cobrando su mejor expresión a través de la virtualidad. Por ejemplo, nadie pensaría, hace unas décadas, la revolución que se ha vivido vertiginosamente en estas materias. Ni tampoco es fácil predecir cómo será el futuro, aunque ya se están dando nuevos pasos, antes impensables, en esa dirección.     

Bajo esa perspectiva, el Banco Central de los Estados Unidos (FED) y la Universidad MIT acaban de producir un importante documento que está circulando para consulta entre el Gobierno, el Congreso y el circuito financiero y académico del país del norte. Y cuyo objetivo es auscultar cuáles serían las bases para que la FED pueda emitir, no solo billetes fiduciarios, sino también una nueva modalidad de moneda electrónica que, de manera similar a lo que sucede con los billetes, pueda servir también de sustento para hacer pagos entre los particulares.

Por lo pronto, de acuerdo con lo conocido, existen muchas modalidades de monedas que hoy se usan como medios de pago. Efectivamente, en primer lugar, están los billetes tradicionales y los depósitos que los bancos afiliados mantienen en los bancos centrales. En segunda instancia, los saldos de los particulares en sus cuentas privadas en los mismos organismos comerciales y de las cuales pueden disponer a través de cheques o las transferencias de las órdenes electrónicas. Pero también, en un tercer escalafón, hay actualmente una cantidad variada de formas para desembolsar recursos que permiten hacer traslados desde las entidades conocidas genéricamente como no-bancos. Y que en realidad se han constituido en una nueva forma de dinero.

Frente a la propuesta de la FED y el MIT hay que decir, desde luego, que hasta ahora los bancos centrales solamente trabajan con las entidades crediticias afiliadas, o emiten los billetes que circulan entre el público en general. En efecto, los bancos centrales (entre nosotros el Banco de la República) no operan con el público propiamente dicho, utilizando medios de pago electrónicos, como sí lo hacen los bancos comerciales y esas entidades bautizadas generalmente como no-bancos.

Pero de ser acogida la propuesta en Estados Unidos estaríamos frente a una verdadera revolución en la órbita de la moneda. Los bancos de emisión -como lo hemos dicho- no trabajan con el público sino a través de los bancos afiliados. No obstante, la idea que está para consulta en Estados Unidos permitiría, para decirlo con sencillez, que los particulares pudieran tener en los bancos centrales cuentas que asimismo podrían mover (ordenando pagos o transferencias) a través de un dispositivo electrónico emitido y manejado por la misma FED.

Por supuesto, estas entidades continuarían emitiendo billetes y moviendo los saldos que mantengan con ellos los bancos comerciales afiliados. Pero del mismo modo esta nueva ruta del dólar virtual permitiría que se abra el espectro de un banco tan importante y de la dimensión de la FED y sume servicios para los particulares más allá de su papel de emisor de moneda.

La propuesta, sin embargo, plantea gigantescos desafíos tecnológicos: ¿Cómo se afectará la política monetaria de los Estados Unidos si su banco emisor contrae pasivos con los particulares a través de esta nueva fórmula de moneda electrónica? ¿Qué incidencias tendría sobre el comercio internacional? ¿Qué ocurrirá con las entidades bancarias privadas? ¿Cuál sería el impacto en la lucha contra el blanqueo de dineros y el crimen transnacional? ¿Puede debilitar la preeminencia internacional del dólar como moneda de reserva, o, por el contrario, fortalecerla? Son, pues, múltiples los interrogantes que aún quedan por responder.

En todo caso, la gran ventaja que se anota a este dólar virtual sería la de estar exento de todo riesgo de liquidez, de seguridad o de insolvencia puesto que las garantías provendrían nada menos que del banco central.

Sin embargo, el camino para que esta propuesta se abra camino es aún largo. Sería una transformación tan trascendental como cuando se declaró en el siglo XIX el curso forzoso de los billetes emitidos por los bancos centrales. No obstante, el solo hecho de que esta idea provenga ahora de la misma FED, en compañía de la prestigiosa universidad de MIT, nos da una idea de los cambios que pueden estar por venir en el inmenso mundo de lo digital en los próximos años.