La amenaza norcoreana | El Nuevo Siglo
Domingo, 7 de Abril de 2013

Corea del Norte es una especie de Esparta asiática, moderna y armada hasta los dientes, en donde la dinastía gobernante rinde culto al comunismo y el nepotismo, lo que sin duda atenta contra cualquier noción de la lógica y de la doctrina que propagó en su tiempo Carlos Marx.  Por ahora, el ministro de Defensa de ese país  Kim Kwan-jin, parece mantener en secreto los últimos avances en armamento que podrían sorprender a Occidente y a sus mismos vecinos. En el Pentágono se menciona, en voz baja, la posibilidad de que los hacker del país comunista intenten violar los sistemas de seguridad de Washington, lo que podría provocar que se prendan las alarmas y de pronto en algún lugar del sofisticado sistema defensivo de esa potencia se intoxique la información para provocar una reacción intempestiva. Por tanto, se han tomado en Estados Unidos con la mayor seriedad las amenazas de Corea del Norte, a pesar de estar acostumbrados a los desafíos que pretenden culpar del fracaso económico del país al bloqueo norteamericano, que como a Cuba, les permite justificar las más atroces medidas contra el pueblo.

La  aciaga experiencia de las amenazas de Osama Bin Laden, que fueron desestimadas por los servicios secretos que consideraban invulnerable el territorio de los Estados Unidos, para sorprenderse con uno de los atentados más sofisticados de la historia de la humanidad, con la finalidad de conseguir que los aviones de pasajeros de líneas comerciales  se convirtieran en terribles bombas tripuladas por inocentes que se estrellaron contra la estructura de las torres gemelas en el lugar preciso que haría que el edificio se derrumbara. Lo cual provocó el pánico en Nueva York, la capital financiera mundial; y el estado de alarma de las Fuerzas Armadas del país, que no sabían de donde vino el ataque. Pero, que por fortuna en medio de la inmensa tensión e incertidumbre, controlaron sus nervios para detectar con seguridad de donde venía el cruelísimo ataque homicida y suicida. Lo que evitó que algún funcionario desesperado ordenase un contraataque contra algún potencial enemigo comunista, hasta que se descubrió que la amenaza venía de los talibanes de Afganistán, que le habían dado hospitalidad al millonario fundamentalista. Los talibanes fueron casi barridos del mapa y el gobierno de Barack Obama consiguió eliminar, finalmente, tras una feroz cacería de años, a su líder Osama Bin Laden.

Corea del Norte, al parecer, viene experimentando con un misil que podría hacer blanco en los Estados Unidos, el cual muy seguramente sería interceptado por el sistema antimisiles. Lo que no se sabe es si acaso Corea del Norte pueda tener armas instaladas en algún otro país más cercano a las costas de los Estados Unidos o si pudiese emplear una artimaña similar que la que en su momento ejecutaron los talibanes en Nueva York o un atentado como el de Atocha en España. En cualquier evento, el gobierno norteamericano sopesa todo tipo de desafíos, lo mismo que su capacidad para neutralizar los ataques y responderlos de manera demoledora.

En caso de guerra, Estados Unidos tiene una capacidad de respuesta formidable, que podría llevar a que llovieran las bombas sobre Corea del Norte, disparadas por aviones no tripulados. Lo mismo que desde sus satélites puede seguir minuto a minuto los avances y movimientos de Corea del Norte, al igual que establecer la clase de “helados” preferidos del joven heredero en el poder, quien en realidad es un prisionero del Ejército y el partido.

Lo peor es que no faltan los expertos que sostienen que las amenazas de Corea del Norte lo único que pretenden es adelantar una guerra de nervios para forzar a negociar a los Estados Unidos, la única manera peligrosa de conseguir que de nuevo les suministre toneladas de alimentos, dado que apenas unos pocos privilegiados de la familia del tirano, del partido y de la alta oficialidad están bien alimentados. Las masas sufren de hambre, de penosas enfermedades generadas por la desnutrición y la desesperanza.

A su vez, los analistas mejor informados sostienen que: “Lo que sabemos respecto al inventario presente es que Corea del Norte tiene cohetes de corto y mediano alcance que podrían complicar la situación en la península coreana y quizá alcanzar Japón, pero no hemos visto prueba alguna de que tenga misiles de largo alcance que puedan alcanzar la zona continental de Estados Unidos, Guam o Hawai”,

Y queda la incógnita de cuál  puede ser la reacción de Corea del Sur, la potencia emergente de la región que parece que mantiene en secreto un poderoso arsenal defensivo que podría sorprender a su vecino del Norte. Lo mismo que se teme que en caso de un ataque a su  territorio, Japón podría ordenar una campaña militar que de seguro provocaría la súbita intervención de China, algo que podría poner a temblar al mundo.