La apuesta por el empleo | El Nuevo Siglo
Martes, 1 de Marzo de 2022

Urgente reingeniería del mercado laboral

* Analizar las propuestas de los candidatos

 

 

Uno de los principales retos del proceso de reactivación económica en Colombia tiene que ver con la necesidad de cerrar la brecha entre el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB), que cerró 2021 con un histórico 10,6%, y la capacidad del sistema productivo para generar más y mejor empleo.

Es innegable que reducir la tasa de desocupación laboral es una de las prioridades para empezar a dejar atrás de forma definitiva el drástico impacto social y económico de la crisis pandémica, que aún continúa por más que el país haya logrado pasar el cuarto pico epidemiológico y comenzado a dejar de lado, parcialmente. la obligación del uso del tapabocas en los espacios abiertos de más de 450 municipios con alto porcentaje de vacunación.

Aunque a nivel global resulta normal que exista un desfase entre el crecimiento económico y el empleo, las políticas laborales, tanto en el plano estructural como el coyuntural, deben estar enfocadas en reducir esa distancia de forma gradual y consistente. Por ahora, acorde con los informes periódicos del DANE, es evidente que Colombia ha avanzado en disminuir la tasa de desempleo, que llegó a estar por encima del 20% en mayo de 2020, en medio de la época más crítica de las cuarentenas y la parálisis productiva para enfrentar el primer brote de covid-19.

Sin embargo, es claro que todavía no se ha regresado a los niveles de desocupación anteriores a la crisis sanitaria. Faltan por recuperar no menos de un millón de plazas, según lo advirtió el Banco de la República semanas atrás. De hecho, enero pasado cerró con un índice de desempleo de 14,6%, que si bien resulta inferior al 17,5% registrado en igual lapso de 2021, está muy lejos de la meta gubernamental de culminar su mandato con una tasa de un solo dígito. Aun así, debe destacarse que comparando un mes con el otro, se generaron 513 mil plazas nuevas, un síntoma de reactivación sectorial muy diciente.

Para los expertos es normal que el nivel de desocupación laboral sea alto en el primer trimestre de la mayoría de los años, sabido ya que el aparato productivo tiende a dejar cesante a gran parte del personal que contrató para afrontar el aumento del consumo y la demanda propia de la temporada de navidad y año nuevo. A ello se suma que en el arranque de 2022 el pico inflacionario es un factor extraordinario que impacta negativamente la generación de trabajo.

Otro aspecto clave a tener en cuenta es que se requiere una reingeniería del mercado laboral colombiano. De un lado, porque la crisis pandémica generó, a partir de una mayor utilización de las funcionalidades tecnológicas y digitales, un incremento en el teletrabajo y el trabajo en casa, al tiempo que está cambiando la tipología de la oferta y demanda. Este es un fenómeno que aún no se ha estudiado a fondo en nuestro país, pero cuyo diagnóstico debe abocarse de inmediato. Por el momento, en esa dirección resulta positivo que el DANE esté empezando a aplicar reformas cualitativas en los sistemas de medición de personal ocupado y no ocupado, el impacto de la población migrante y otras realidades y características que deben llevar a una lectura más acertada del volumen del trabajo en nuestro país y la perfilación de las reformas respectivas.

De otro lado, hemos insistido en estas páginas en la necesidad de que se apliquen las recomendaciones de la Misión de Empleo que, convocada por el Gobierno e integrada por expertos nacionales e internacionales, entregó en enero su respectiva evaluación y el menú de ajustes estructurales en materia laboral, pensional, salarial, de seguridad social, desarrollo económico, competitividad empresarial e incluso de educación, entre otros aspectos, para superar los problemas y lastres más lesivos en la materia.

Dado que al saliente Ejecutivo le restan apenas cinco meses en el poder, es obvio que esa reingeniería laboral le corresponderá a su sucesor. Los candidatos presidenciales han puesto sobre la mesa sus respectivas propuestas y tanto la opinión pública como los expertos, así como el sector privado, el movimiento sindical, el Congreso y la academia deben analizar a fondo su viabilidad normativa, fiscal y, sobre todo, el nivel de aplicación real en el mercado laboral. Por ejemplo, hay un debate creciente sobre por cuánto tiempo más mantener los subsidios a la nómina y los incentivos a la contratación de jóvenes y mujeres, sin duda los rangos poblacionales más afectados por la desocupación en medio de la crisis pandémica.
Por ahora se puede concluir que en materia de generación de empleo el país avanza pero requiere un empujón más definitivo para reducir la brecha entre la curva alta de crecimiento económico y generación de trabajo permanente y de calidad.