La estela de Merkel | El Nuevo Siglo
Viernes, 16 de Julio de 2021

* Fuerte influjo de la Canciller alemana

* Un liderazgo conservador consolidado

 

La canciller alemana Ángela Merkel está a poco tiempo de dejar el poder. De hecho, su gira por Estados Unidos es vista por no pocos analistas geopolíticos como una especie de periplo de despedida de la dirigente política que en la última década ha sido considerada como la “mujer más poderosa de Europa”.

No es un momento fácil para Alemania, que si bien ha logrado ir superando la crisis por las olas de la pandemia, afronta ahora el duro embate invernal que ha provocado decenas de muertos y desaparecidos así como una gran cantidad de damnificados.

Ante la proximidad de las elecciones y siendo claro ya que dará un paso al costado, es innegable que Merkel se consolidó como una de las más influyentes figuras del conservatismo alemán y europeo después de Bismark. 

Logró no solo gobernar una Alemania unida, sino que bajo su acertado y férreo mandato empoderó el rol de esa nación en materia política, económica, social e institucional, no solo al interior de la Unión Europea sino en el plano mundial.

Por ejemplo, las relaciones de Alemania y los Estados Unidos han evolucionado sustancialmente en los últimos años, en la medida que Merkel convirtió a Berlín en uno de los ejes determinantes de la Unión Europea. Como tal ha tomado decisiones de fondo que incluso no han gustado a otras potencias del viejo continente y fuera de él, sin que por ello hubieran sido reversadas. Por ejemplo, el gobierno alemán se niega sistemáticamente a participar en operaciones bélicas o guerras punitivas contra los países árabes. Cree más en la diplomacia enfática y efectiva.

También es evidente que fue el poder financiero de Alemania el que salvó a Grecia de una de las mayores crisis económicas. Pero lo hizo comprometiendo al país mediterráneo a cumplir severas medidas de ajuste que han dado resultado en la medida en que se recuperaron sus finanzas y preservó el sistema democrático, que alcanzó a estar amenazado por la crisis.

Para no pocos analistas es claro que Merkel es una dirigente con mucho carácter y determinación. Por ejemplo, pese a la identidad en los postulados conservadores generales, la Canciller alemana y el entonces presidente estadounidense Donald Trump no coincidieron en varios criterios. El migratorio fue uno de ellos. También actuó en dirección contraria en lo relativo a que mientras Estados Unidos es productor de petróleo y gas, Alemania lo demanda del exterior. Por ello Berlín se la juega por el proyecto del gasoducto ruso para surtir a Europa, pero a Washington le preocupa esa excesiva dependencia de un Moscú expansionista. 

Pese a que, como ya se dijo, esta gira de Merkel es vista como el periplo del adiós, el gobierno francés no ha podido ocultar su nerviosismo, dado que teme que Alemania llegue a acuerdos bilaterales con Estados Unidos, que en el plano económico agudicen la crisis de algunos países del viejo continente.  

Sin embargo, lo cierto es que la también llamada “Canciller de hierro” ha invertido cuantiosos recursos de su país y el bloque comunitario en colaborar con los países de la Unión Europea para evitar que colapsen en medio de agitado escenario socioeconómico y el aún más grave coletazo de la pandemia. Por esa razón, con sumo pragmatismo y cuando Italia, España y Portugal, gobernados por socialistas, estaban al borde del precipicio financiero, no hizo caso a las presiones de terceros países de no darles la mano, y les facilitó préstamos que les han permitido salir a flote. Visto todo ello, es innegable que para Merkel la consolidación de la Unión Europea está primero, pese incluso a la dura oposición interna en su país.

En cuanto a sus relaciones con Inglaterra, pese a tener afinidades ideológicas y respetarse mutuamente con el gobierno de Boris Boris Johnson, Alemania hizo valer sus tesis en el proceso de divorcio derivado del Brexit.

Así las cosas, la Canciller alemana está a poco de dejar el poder. Se mantiene fiel a su discurso y ahora encuentra nuevos vínculos de amistad con Washington, nexos que al presidente Joe Biden le interesa cultivar para recobrar el influjo de su país en Europa, sin duda mermado en los últimos tiempos. 

No será nada fácil para Alemania ni para el escenario geopolítico europeo ni mundial reemplazar el influjo y liderazgo conservador de Merkel, cuya estela política no solo es hoy por hoy muy larga y sólida, sino que sin duda modificó la ecuación de poder del viejo continente y de la relación de este con el mundo.