La hora de Bogotá | El Nuevo Siglo
Domingo, 29 de Noviembre de 2015

Estabilidad y eficiencia, retos de Peñalosa

Ciudadanía esperanzada en la nueva era

 

Ya se acerca la hora de la posesión del alcalde Enrique Peñalosa y se ha cumplido con las exigencias del empalme. Evidentemente transcurrió dentro de los criterios democráticos, pero es obvio que se mantiene una discrepancia con la Administración que termina y que, ciertamente, fue la derrotada al no poder poner sucesor.

Peñalosa arranca con muchas expectativas y prácticamente una ciudad que lo rodea en su totalidad. Tal vez nunca como en este momento, en la historia de Bogotá, se ha esperado tanto de un Alcalde, precisamente porque durante los últimos doce años se perdió el empuje, el modelo y el orgullo que se había logrado al convertir a la urbe en ejemplo nacional e internacional.

Los retos, pues, son mayores, comenzando desde luego por el Metro. En tal sentido, creemos que el nuevo Alcalde tiene toda la razón al modificar el diseño de la obra de acuerdo con el mandato ciudadano. En efecto, fue su propuesta de Metro elevado la que ganó las elecciones y desde luego se vería muy mal que se desmontara de la misma. No hay duda de que Peñalosa ha sabido vender esa idea y lo importante es que el ajuste de los estudios y la estructuración financiera se lleven a cabo lo más rápido posible, de modo que la obra pueda adelantarse igualmente en el término de la distancia.

Muchas son las ciudades que tienen Metro elevado y ciertamente la construcción puede ser menos traumática, para una ciudad en caos, que la del Metro subterráneo. Habría que revisar, naturalmente, si todavía es válida la obra con trazos subterráneos y elevados, o si es mejor hacerlo exclusivamente a la intemperie, tanto en el norte como en el sur de la ciudad.

Terminado el empalme, es evidente que la ciudad ha tenido un respiro. Peñalosa y su equipo han trabajado concienzudamente de manera que se comenzará a gobernar desde el momento mismo de la posesión y no habrá que esperar mucho para el acople administrativo. De hecho, los nombres de colaboradores que ha venido dando el próximo burgomaestre han sido de buen recibo y desde ya puede observarse el talante con el que se administrará.

Las aspiraciones, por supuesto, son múltiples. En primer lugar, está la perentoria necesidad de ver a la ciudad en su conjunto y tratarla como la metrópoli que es. Es decir que si bien hay que hacer énfasis en algunos aspectos, el modelo tiene que ser integral. De Peñalosa, en consecuencia, se espera precisamente que su experiencia le permita desarrollar los criterios urbanísticos con soporte en la calidad de vida, pero también con un modelo de desarrollo económico y social que signifique mantener a Bogotá dentro de las cinco urbes más importantes de la América Latina.

En tal sentido, los primeros cien días serán completamente claves en el propósito, no sólo de sacar adelante el Plan de Desarrollo, sino de presentar inmediatamente los proyectos de Acuerdo de mayor necesidad. Cuenta Peñalosa con una coalición súper mayoritaria, lo que por supuesto debe ser aprovechado en las tareas administrativas. Está claro, hoy, que se necesita más administración y menos política, como lo dijera en su momento el presidente Rafael Reyes. Y es eso, justamente, lo que quiere la ciudad entera. Por lo tanto hay que evitar la polarización, la ideologización y todo aquello que ha drenado las energías capitalinas. Se deben buscar sinergias, tanto con la Nación como con las poblaciones circunvecinas y los departamentos cercanos, de modo que se recuperen las potencialidades de la ciudad-región y pueda trabajarse con la Gobierno nacional de manera pronta y fluida. Las reuniones de Peñalosa con el Presidente y el Vicepresidente de la República, así como con el Gobernador de Cundinamarca, son una muestra de que se va en la dirección correcta.

En principio, lo que la ciudad requiere es orden. Para ello se espera que las personas nombradas en los cargos tengan un compromiso de largo plazo y se evite el cambio permanente en la administración pública. Ello creó un desorden inusitado durante mandatos anteriores, y es urgente neutralizar ese riesgo.

Por igual, se espera que tan pronto se produzca el relevo en el Palacio Liévano se proyecten las medidas que se aplicarán en el corto y mediano plazos para hacer frente a la inseguridad urbana y los delitos de alto impacto. La creación de una secretaría distrital para coordinar todas las políticas que garanticen la tranquilidad y la convivencia de los más de siete millones de bogotanos es, a todas luces, indispensable y afortunadamente el Alcalde entrante ya dio pasos en ese sentido, señalando incluso quién será su primer titular.

Asimismo, se espera de la entrante Administración decisiones tempraneras en torno a los ajustes al Sistema Integrado de Transporte Público (SITP), así como la definición de los correctivos al servicio de Transmilenio. No menos importante será lo relativo a la puesta en práctica del nuevo decreto que reglamentó los llamados “taxis de lujo” así como el avance en la regularización de los servicios que prestan plataformas tecnológicas tipo Uber.

También están esperando resolución dinámica y objetiva otros asuntos relacionados con la superación del desfase de Bogotá en los programas de vivienda, enfocar la política de preservación de los cerros orientales y reservas naturales, señalar las fórmulas más viables para descongestionar las vías, tanto a nivel interno como en las salidas de la capital, así como amortiguar el coletazo de la liquidación de EPS como Saludcoop y Caprecom en el sistema de salud distrital…

Una ciudad esperanzada, pues, lleva la cuenta regresiva para el relevo en el gobierno y la corrección del rumbo en Bogotá, ahora que se acerca la hora del cambio.