La turbulencia inflacionaria | El Nuevo Siglo
Sábado, 29 de Enero de 2022

Necesarios ajustes del Emisor

* ¿Punto focal de la campaña?

 

 

El pasado viernes la junta directiva del Banco de la República elevó al 4 por ciento la tasa de referencia de sus préstamos a los bancos afiliados. Se espera que esta alza se traduzca, igualmente, a los demás esquemas crediticios y contribuya a enfriar la economía que empieza a mostrar síntomas inflacionarios de sumo cuidado.

En efecto, en el 2021 el incremento en el índice de precios cerró por encima de las metas señaladas por el Emisor y para este año los pronósticos no son tampoco halagüeños. La inflación muestra una fuerza preocupante. De allí que sea entendible el dictamen de los directores del Banco que decretaron un nuevo aumento en la tasa de referencia de los créditos de 100 puntos porcentuales, más acentuada aún de la que estaba esperando el mercado.

La embestida inflacionaria que está golpeando la economía colombiana no es desde luego un fenómeno exclusivamente nuestro. En todo el mundo el alza de los precios se ha convertido en el gran tema del momento. Los debates abundan al respecto. En Estados Unidos, por ejemplo, los últimos guarismos dan cuenta de que allí se está sintiendo la más dramática subida de los últimos cuarenta años en la materia. Hasta el punto de que se ha convertido en el punto focal del debate político norteamericano.

Ciertamente, muchas causas explican el estallido inflacionario que se está viviendo a nivel mundial. En primer lugar, al terminarse en casi todos los países los confinamientos y las restricciones de movilidad que caracterizaron las primeras etapas de la pandemia, se presentó un aumento inusitado en la demanda agregada por bienes y servicios que no alcanzó a ser respondida con igual celeridad en la oferta global. Esto explica en buena medida los remezones inflacionarios que estamos viendo por todas partes y que son motivo de desconcierto en la ciudadanía.

En segundo lugar, el brusco incremento de la demanda generó también asfixiantes cuellos de botella en las cadenas de suministros, en la disponibilidad de contenedores y, en general, en la capacidad portuaria del transporte marítimo. Circunstancia que aún no se ha solucionado.

En adición a lo anterior, como tercer término, hemos presenciado en los últimos tiempos una escalada sin precedentes en los precios de los combustibles, en especial del crudo y del gas natural que han alcanzado niveles inéditos. El precio del barril de crudo de la denominación Brent superó esta semana el límite de los 90 dólares. Y algo análogo está sucediendo con los precios del gas natural, los cuales se han desdoblado a raíz de los nubarrones mundiales por el caso de Ucrania, sabiéndose de antemano que Europa depende en gran medida de este recurso proveniente de Rusia.

Pero no son solo causas externas las que explican el aumento de la inflación que empezamos a sentir en Colombia. Las hay también domésticas. En efecto, el Banco de la República- como por demás lo hicieron todos los bancos centrales en el mundo- incrementó notablemente la oferta monetaria para contrarrestar la recesión que impactó cuando se declararon las cuarentenas. Ahora se empieza a recoger velas.

En ese orden de ideas, la economía colombiana recibió, a lo largo de 2020 y 2021, una potente inyección de liquidez que ahora tiene consecuencias en la marea inflacionaria. Por igual, el aumento del salario mínimo que se decretó para el 2022 (varios puntos porcentuales por encima de las metas del Banco de la República, según lo recordó el gerente del Emisor el viernes pasado) también exacerbó las expectativas inflacionarias para el año en curso. Del mismo modo, la fuerte devaluación que se ha registrado en estos días, con un dólar que tiende a instalarse en los 4.000 pesos, ha encarecido las importaciones cuyo mayor costo termina trasladándose a los consumidores. Por otra parte, estamos entrando al primer semestre del año, que acostumbra a ser mucho más sensible en cuanto a las presiones inflacionarias, sobre todo frente a los alimentos, cuyas cosechas se recogen fundamentalmente en el segundo. Y, por último, también hay afectación por cuenta de la incertidumbre económica propia de toda campaña electoral.

Estamos, pues, entrando en un agitado ciclo de altos niveles de precios. Siendo así, no sería descartable que en próximas reuniones de la junta directiva del Banco se vuelvan a elevar los niveles de sus tasas de referencia. La responsabilidad de la entidad es velar por mantener el poder adquisitivo de la moneda, la cual empieza a recibir drásticos golpes con las noticias recientes.  

Es entonces menester actuar a tiempo y bajo las estrictas cláusulas de la Constitución, cuya orden imprescriptible al Emisor es mantener el fenómeno a raya, so pena de una turbulencia inflacionaria aun mayor en los tiempos por venir.