La última voz | El Nuevo Siglo
Lunes, 2 de Noviembre de 2015

Las frases finales de Álvaro Gómez Hurtado

La defensa de la conciencia como fórmula vital

La siguiente es la voz de Álvaro Gómez Hurtado al concluir la última clase de Cultura General y Política en la Universidad Sergio Arboleda, antes de ser asesinado, hoy hace 20 años, y que muchas veces sin ser tenidas en cuenta, reproducimos a manera de editorial.

Un problema cultural es que el uso de una memoria ajena, no articulada, produce una incapacidad para emitir juicios. El solo hecho de tener almacenados una cantidad de datos no suscita la capacidad intelectual del hombre de emitir juicios, es decir, de dar opiniones sobre las cosas, que es donde la inteligencia humana ejercita la capacidad intelectual de ser racional. El juicio, la autocrítica está débil en Colombia. No me gusta el estilo que está siguiendo la universidad porque no está opinando.

Lamentablemente en Colombia no estamos investigando. Uno como occidental debe tener concepto sobre la ley, sobre la concordia, sobre la necesidad de preservar el mundo, sobre la ecología. Todo eso puede surgir de una armonización de los conceptos de Occidente.

Hemos llegado a una formalización de un positivismo salvaje, de manera que lo que vale no es el bien ni el mal, sino la manera de aclarar qué es el bien y qué es el mal. Lo bueno es lo que diga un Congreso que es bueno y lo malo es lo que prohíba un Congreso que dice que es malo. Se ha alejado Occidente de los fundamentos básicos del derecho inmanente de las cosas. Hemos destruido la noción de la ley natural.

Naturalmente, los que creemos en Dios consideramos que ella es una manifestación suya, y esa ley universal señala al mundo entero y a todos los hombres las nociones básicas del bien y del mal. De manera que la ley positiva, la que hacen nuestros congresistas, tiene que respetar esas nociones.

Ahí es donde está el principio de la conciencia. La conciencia es esa noción de “hice mal, perjudiqué a alguien” o “esto me salió bien; algo mejoró y nadie salió damnificado”. Esa conciencia es fundamental.

No me refiero al conocimiento que llegue a lograr la ciencia de ubicar en alguna circunvolución cerebral unos fenómenos físico-químicos  que puedan determinar una conducta, sino a la conciencia como un fenómeno del alma, que juzga las cosas que son buenas o malas.

Ahí está el problema de nuestro tiempo: le estamos poniendo demasiado capitalismo, demasiado laicismo y demasiado positivismo a la noción de Occidente, de la que me he permitido hablarles en muchas de estas clases y que a mí, les soy franco, me emocionan. Vale la pena saber que eso fue (la conciencia), que eso ha sido, y que quizá siga siendo; me emociona y tengo cierta obligación moral con ustedes de ponderarles este fenómeno para que ustedes tomen una posición dinámica y ética en la construcción de su futuro y no se lo dejen todo a la inercia de los pequeños intereses creados, porque tal vez hayamos perdido demasiado tiempo y ya se nos está haciendo tarde. Hay mucho en juego; de ustedes, que son la juventud, depende en gran medida la suerte de lo que está por venir.

***

Estas fueron las últimas palabras que dio Álvaro Gómez Hurtado en su vida, hoy hace 20 años. A los pocos minutos, al salir de la universidad, fue asesinado junto con su asistente y escolta personal, José Huertas del Cristo Hastamorir, quien tenía una grabación pormenorizada de todas sus clases.