Las afugias de Venezuela | El Nuevo Siglo
Sábado, 23 de Agosto de 2014

El manejo del oro negro

Crece el malestar económico

 

La vida económica de Venezuela está marcada desde la larga dictadura del general Juan Vicente Gómez, cuando éste maneja el país con refinada astucia y puño de hierro, período durante el cual la nación  pastoril se transforma en uno de los principales productores de petróleo del mundo. Gómez, quien se había convertido en  poderoso ganadero a la sombra del general Cipriano Castro, que militaba en el liberalismo amarillo,  a la inversa del caudillo no creía ni en liberales ni conservadores, por cuanto confesaba que;  en su exilio en Colombia durante la guerra civil les vendía caballos a los generales conservadores y liberales, de los cuales le parecía que no tenían razones de fondo ni proyecto novedoso para ir a una guerra, por lo que no quería que lo que denominaba “demagogia trasnochada” intoxicara  a su país. Actitud que lo distancia del partidismo colombiano. A diferencia de su compadre Cipriano Castro, que se compromete a financiar las guerrillas liberales en Colombia y nombró al general Rafael Uribe Uribe para que defendiera la zona andina de la invasión que orquestó desde Bogotá el político conservador José Vicente Concha, como respuesta al intervencionismo de Castro en Colombia, con veteranos  de las guerras civiles de aquí que traspasaron la frontera al mando del caudillo conservador venezolano Carlos Rangel Garbiras, nativo del Táchira,  San Cristóbal. Esos incidentes le desagradaban a Gómez, por lo que prefería el gobierno personal al de los partidos y  no era partidario de inmiscuirse en los negocios del vecino.

Gómez, compadre de Cipriano Castro, lo sucede en 1918, puesto que  éste debe salir del país a operarse en el exterior, cuando intenta regresar en avión, reciben un mensaje de Gómez, que de aterrizar en el terruño  lo bombardean. Gómez se adueña  del poder, en el que durará hasta su muerte en 1935. Como gobernante sin controles del Congreso y sin más límites que su voluntad, negocia personalmente con los gobiernos y las petroleras. Suele  reunir  a los competidores y les dice que al que ofrezca más por el crudo le dará el contrato y cumple, pese a que los precios que le pagan por el barril de petróleo son irrisorios. El dictador acumula una gran fortuna personal y lo cierto es que manejó el poder como  un jeque árabe, para dejar a Venezuela una industria petrolera boyante que en la parte técnica, comercial y de transporte manejaban extranjeros, lo que convirtió al país en rentista.

Sin excepción, los gobiernos dictatoriales o democráticos que siguieron a la era de Gómez, han dependido en mayor o menor grado del crudo.  Arturo Uslar Pietri, un brillante humanista, gran escritor, político y con mentalidad de estadista, les pidió a los gobiernos  venezolanos que sembraran el petróleo, mantuvo debates públicos maravillosos con Juan Pablo Pérez Alfonso, (fundador de la OPEP) sobre la manera como se debería invertir el crudo para modernizar el país y elevar el nivel cultural de la población. Resultaron infructuosos sus esfuerzos, los gobiernos gastaban el dinero a manos llenas, algo repartían entre el pueblo y algunas inversiones positivas se hicieron, que no alcanzaron a superar las obras públicas y de infraestructura  que hizo el gobernante de facto Marcos Pérez Jiménez.

Lo cierto es que con el petróleo el rico en Venezuela es el Estado, lo que le permite a Carlos Andrés Pérez, nacionalizarlo. Con cheques paga al contado a las compañías extranjeras. Y el petróleo y las empresas que operaban en el país se tornan nacionales. La alegría es inmensa y a partir de ese momento comienzan las dificultades. El negocio petrolero es complejo, los especuladores juegan duro, los precios son sensibles al mercado y los conflictos internacionales, no siempre el Estado hace las inversiones adecuadas, el problema del transporte no es fácil de manejar. La corrupción suele rondar y fuera de eso se cometen graves errores. También, aciertos al comprar refinerías en oferta en el exterior por la crisis árabe. La mayor cadena de venta de combustible en los Estados Unidos. Todo parecía sonreír a Venezuela,  con reservas de crudo casi que inagotables.

Hasta que llegó al poder el comandante Hugo Chávez, quien como un nuevo Mesías resolvió repartir la riqueza petrolera venezolana entre los amigos socialistas, comunistas o aventureros que lo adulaban en la región. La oposición de los técnicos venezolanos por salvar a Pdvsa del predomino del populismo, que,  incluso, fueron a la huelga resultó infructuosa. El comandante se toma Pdvsa y con la chequera de la entidad capitanea la involución política con el socialismo del siglo XXI. Él muere y en  tanto Venezuela se quiebra, la industria desfallece, el comercio se arruina, Pdvsa se endeuda, se torna obsoleta e inoperante. A diario aumentan las deudas del Estado y el Gobierno en una medida desesperada cierra la frontera y raciona los alimentos de la población, que está a punto de estallar.