Liderazgo de E.U. | El Nuevo Siglo
Viernes, 18 de Septiembre de 2015

*Republicanos pretenden un viraje total

*Debates dejan entrever consenso ideológico

Cualquiera sea el candidato del Partido Republicano lo que se ha demostrado en los debates televisados es que todos los precandidatos, salvo Rand Paul, hacen parte de una misma manera de ver las cosas. No es ya, a no dudarlo, el tea party, sino que parecen haberse unificado en criterios generales faltando todavía trecho para definir el tiquete oficial y saber finalmente cuál va a ser el escogido para defender las banderas de la colectividad en la puja por la Casa Blanca.

En materia internacional parece haber consenso en la necesidad de que los Estados Unidos recuperen el liderazgo, más allá de los acuerdos que viene realizando la administración de Barack Obama. En efecto, es verdaderamente pasmoso ver cómo en las propias narices norteamericanas se han disuelto países de la talla y alcurnia de Irak y Siria, suplantados por el anacronismo teológico y radical del ‘Estado Islámico’. Hay en ello, ciertamente, una falta de visión en la manera de ver la defensa de la democracia y de la libertad. Y da grima observar cómo los fundamentalistas más extremistas derruyen tesoros universales como las Reliquias de Palmira y dejan que se vendan sus trozos para los coleccionistas del mercado negro arqueológico. Un verdadero exabrupto después de dinamitar una de las joyas de la historia mundial, tal cual lo ha denunciado y condenado la Unesco y la comunidad internacional.

De la misma manera, pareciera existir un consenso en que los Estados Unidos requieren de una menor carga impositiva, de modo que la economía pueda volver a florecer como en otras épocas. Son cosas de sentido común, tal cual lo dijeron todos los precandidatos en el debate televisado de la noche del miércoles, cuando se les preguntó por las lecciones dejadas por Ronald Reagan, el emblema republicano.

No obstante, al hablar de cambio climático, cuando la administración Reagan visualizó la materia como un “seguro” a tener en cuenta dentro de las contingencias económicas, la mayoría de precandidatos se opuso a esa idea y prefirieron hablar de la creación de empleo sobre el fortalecimiento de las licencias ambientales. Como también se mostraron, todos a una, renuentes al Obamacare, por cuanto dejaron entrever que la seguridad social debería ser motivo de una profunda revisión e incluso de una derogatoria de las últimas cláusulas impulsadas por la administración actual.

Desde luego, la inmigración continúa siendo el tema fundamental de la campaña. Cada precandidato, en sus diferentes versiones, apuntó en todo caso a tener mano más dura sobre este delicado asunto, con las consabidas exageraciones de Donald Trump.

Sea lo que sea, la campaña presidencial se desenvolverá en referencia a la confianza que se tenga para liderar a los Estados Unidos. En ello, sin duda, Hillary Clinton lleva mucho que perder. En torno de ella se ha fraguado un hálito de desconfianza, no sólo por efecto del escándalo de los correos electrónicos, sino por los cambios en las votaciones en cuanto a las relaciones internacionales. Ella, por supuesto, ha salido a defenderse. Aun así el descenso en las encuestas se ha vuelto dramático, erosionando una aspiración que parecía una victoria segura tiempo atrás.

Respecto del debate de los republicanos, Clinton salió a arremeter frente a las opiniones sobre el cambio climático. Es muy prematuro todavía para saber qué ocurrirá con el proceso republicano, en el que Donald Trump sigue a la cabeza. De mantenerse las cosas como vienen se tendría un empresario, encabezando la aspiración republicana. Aun así, no es descartable que Jeb Bush comience a subir en las encuestas, sabido que es el candidato del establecimiento republicano. Como se dijo, todavía falta mucho trecho de campaña y muchos debates.