Los cazadores cazados | El Nuevo Siglo
Jueves, 6 de Febrero de 2014

*Estado e inteligencia militar

*Eficaz reacción castrense

Algunos  periodistas se refieren a los escándalos de los servicios de inteligencia que han provocado la remoción de la cúpula militar a cargo de la inteligencia, con cierto candor, que los lleva a sostener que los gobiernos no deben tener servicios secretos. Pareciera que ellos presuponen que la subversión o los enemigos del Estado van a publicar en la prensa como en otros medios de comunicación la estrategia terrorista a seguir. Es verdad que los colombianos en su momento pudieron observar por los canales de televisión al Mono Jojoy, tras la ruptura de las conversaciones de paz en el Caguán, dando órdenes a los subversivos en las que afirmaba que la lucha de las Farc se desplazaba a las ciudades, que debían temblar amenazadas por sus futuros ataques. Sin que ese tipo de desafíos sean lo usual, al contrario, en Indochina hoy Vietnam, los alzados en armas manejaron con el mayor secreto la movilización de hombres y artillerías para atacar por sorpresa la capital Hanói y los centros del poder, que con la feroz arremetida dieron al traste con el colonialismo francés. Si los franceses hubiesen tenido noticias anticipadas por cuenta de sus servicios de inteligencia del implacable ataque que iba a sufrir la capital, posiblemente el curso de la guerra habría cambiado. No pocas veces la inteligencia alcanza victorias o evita derrotas, de las que la población no se entera en su magnitud. En diversas oportunidades los servicios de inteligencia militares han evitado tragedias terroristas contra la población colombiana que habrían costado la vida de muchos inocentes.

Naturalmente, la inteligencia militar debe proceder dentro de los cánones establecidos por la ley, que implica que se actúe de acuerdo con las autoridades judiciales, para no violar los derechos de los ciudadanos, incluso de aquellos que intentan volar en mil pedazos el sistema. El campo de la inteligencia militar es extenso y variado, puesto que la sociedad tiene enemigos ocultos, por lo que, en lo que se refiere a medios tecnológicos debe estar rastreando señales negativas que se difunden por los medios más avanzados de comunicación. Esa es una actividad rutinaria, Estados Unidos, China y Alemania han desarrollado ordenadores con un poder gigantesco para reconocer por minuto entre millares de llamadas y mensajes, los que pueden ser de interés para los servicios secretos cuya misión es anticipar los delitos contra el Estado. Es de tal importancia la tarea de los servicios de inteligencia que varios de los directores de esas agencias de seguridad en algunos países entre los más poderosos del mundo, después de cumplir una misión eficaz al mando de esas entidades “secretas” han alcanzado posteriormente la Presidencia de la República; es el caso del presidente George Bush y en la actualidad, del presidente de Rusia, Vladimir Putin, en tiempos de la Unión Soviética dirigió la KGB. Varios de los generales brasileros y argentinos, que gobernaron sus países en tiempos de las dictaduras, pasaron por la jefatura de los servicios secretos. Se dice que el mejor servicio de inteligencia de Hispanoamérica lo controla Fidel Castro, lo que le ha facilitado perpetuarse en el poder.

Se puede hablar de una lucha visible y otra soterrada o invisible de las fuerzas a favor del sistema y las que están en contra. Se mencionan los servicios de inteligencia del Estado y se olvida con demasiada frecuencia que la subversión tiene sus propios agentes de inteligencia, muchos de ellos que circulan agazapados por las esferas oficiales, la subversión si no tuviese ese apoyo de la “inteligencia” por medio del cual define sus proyectos y se adelanta a conocer los pasos del adversario, no habría sobrevivido por más de medio siglo la guerra de guerrillas. La lucha secreta entre esas fuerzas subversivas y las del Estado constituye capítulo fundamental para determinar la victoria o la derrota de la revolución. El incidente que destapó la revista Semana del centro de  espionaje militar, montado en un restaurante de la zona de Galerías en Bogotá, es uno de esos capítulos que sacude a los medios de comunicación y la sociedad que de manera inevitable se repiten una y otra vez, en ocasiones por cuenta de subalternos que quieren saber más que sus jerarcas y esto parece ser lo que ocurrió en esta oportunidad. Es de destacar la reacción inmediata de los altos mandos castrenses para rechazar el hecho  y remover la cúpula de inteligencia, e iniciar la investigación contra los responsables de supuestas interceptaciones, dado que el Estado debe respetar los procedimientos legales y garantizar la legitimidad de sus actos. Así que bajo ningún motivo se deben transgredir las normas, ni afectar los derechos fundamentales de las personas y menos de los negociadores de paz, eventualidad que rechazamos. Sin que por eso dejemos de entender el valioso aporte a los Estados de los servicios de inteligencia.