Más y menos del empleo | El Nuevo Siglo
Lunes, 31 de Enero de 2022

* Desfase entre crecimiento y oferta laboral

* La alta tasa de desocupación femenina

 

Las cifras de desempleo, dadas a conocer ayer por el DANE, no son del todo malas, pero tampoco reflejan lo que se esperaba. En efecto, una tasa de desocupación del 13,7% para 2021 es mejor que la del 15,9% del año anterior. En todo caso, sigue estando lejos de los rubros de prepandemia.

En principio, lo que puede observarse es la gran diferencia existente entre una economía que creció alrededor del 10%, para este 2021, y la generación de empleo, que a partir de ese índice debió ser más potente. Se evidencia, pues, un desfase entre el ensanchamiento del Producto Interno Bruto (PIB) y la capacidad del sistema productivo para crear puestos de trabajo. Lo cual, ciertamente, indica que es menester estimular aún más los sectores que suelen ser más eficaces en la creación de plazas.

De otro lado, las cifras evidencian que el empleo masculino mantiene unos registros aceptables en medio de la crisis sanitaria y sus secuelas económicas y sociales. Sin embargo, el DANE indicó que entre enero y diciembre del año pasado el porcentaje de mujeres sin trabajo fue de 18,1% mientras que el de hombres de 10,6%. Esto quiere decir que el desempleo femenino continúa siendo uno de los problemas más urgentes a resolver. En ese sentido, por ejemplo, es fundamental generar las condiciones para que las llamadas “labores de cuidado”, que por lo general son desempeñadas por mujeres, tengan mejores condiciones que permitan una alternativa de envergadura para el trabajo femenino.

Del mismo modo, es claro que uno de los grandes generadores de empleo fue el sector de la construcción, al que el Gobierno le dirigió inversiones multimillonarias. De hecho, la vivienda fue el rubro de mayor expansión, marcando récord en ventas y proyectos iniciados en 2021. Aun así parece no haber sido suficiente para jalonar la tasa de ocupación a niveles de prepandemia, aunque desde luego sin ese empujón las cifras habrían sido de otro tenor. Efectivamente, los sectores más dinámicos para crear plazas de trabajo, además de la construcción, fueron comercio y reparación de vehículos, alojamiento y servicios de comida.

Asimismo, es de resaltar que el desempleo en las 13 principales ciudades y áreas metropolitanas del país pasó en 18,2% en 2020 a 15,3% el año pasado. Esto significa, en buena proporción, que los alivios y las ayudas dadas por el Estado para mantener las nóminas de las empresas, en su mayoría ubicadas en esos centros urbanos, han permitido sortear la crisis de empleo que se comenzó a originar en las cuarentenas. Sin embargo, en las áreas rurales y semiurbanas la situación continúa siendo adversa.

En ese orden de ideas, cobra mayor importancia el debate en torno a si se van a mantener los subsidios a las nóminas y, aún más, si se prorrogará el programa de Ingreso Solidario, dirigido a los más vulnerables y quienes no tienen empleo, por cuanto es claro que más que reactivación laboral lo que se viene dando es un procedimiento para frenar los despidos o estabilizar las plantas de personal.

De la misma manera, también es evidente que si bien se incrementó el salario mínimo en un 10%, la ola inflacionaria ha afectado el poder adquisitivo.

Como se sabe, los índices de empleo en Colombia también incluyen la informalidad. En el propósito de generar mejores condiciones de trabajo es indispensable, de igual manera, recurrir a las recomendaciones que le entregó recientemente al Gobierno la Misión de Empleo, cuyos factores incluyen, necesariamente para el desempeño del nuevo Congreso, una reforma laboral general. En esa dirección es imperativo escuchar con atención las propuestas que no solamente están haciendo los candidatos presidenciales sino los aspirantes al Parlamento pues, como se evidencia, el empleo continúa siendo el tema más sensible y que atañe a todos los colombianos.

Aunque resulta evidente que el acoplamiento entre el crecimiento económico y la creación de empleo se toma su tiempo, es igualmente indispensable generar mecanismos para que este ajuste se logre en un corto plazo. Si bien es claro que, precisamente, por efectos de la digitalización y la virtualidad, que han sido instrumentos fundamentales durante la pandemia, aumentó el desempleo estructural, este fenómeno debe ser abocado de forma que pueda darse respuesta a quienes no tienen la preparación ni la educación para desenvolverse en la llamada nueva normalidad.

Con el reto de la crisis sanitaria aún por resolverse resulta en todo caso importante destacar que el plan de vacunación llevado a cabo por el Gobierno fue crucial en la recuperación del empleo. No obstante, hay que decir que aunque se ha logrado mantener a flote la ocupación laboral, todavía falta bastante para volver a los rubros de prepandemia, cuando incluso el desempleo ya era alto.