No desviar el debate | El Nuevo Siglo
Lunes, 30 de Septiembre de 2019
  • Inocultable complicidad de Maduro con terrorismo
  • Fotos erradas, un ‘descache’ que raya en lo insólito

 

La forma no puede distraer el fondo. Esa debe ser la premisa frente a la polémica surgida alrededor de las pruebas que la semana pasada presentó el presidente Iván Duque ante la asamblea general de Naciones Unidas. Un informe muy detallado y completo respecto a la complicidad del gobierno y las fuerzas militares y policiales de la dictadura de Nicolás Maduro con los grupos terroristas colombianos, especialmente con las disidencias de las Farc y la guerrilla del Eln. Una semana antes ese mismo expediente se expuso ante el pleno de la Organización de Estados Americanos (OEA) y a los cancilleres del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), lo que permitió a los países integrantes de este último tomar medidas para sancionar a las cabezas del régimen usurpador de Caracas, al ser más que evidente que representan una amenaza para la seguridad y paz continental, y en especial para Colombia.

Duque no solo expuso las pruebas ante el pleno de la ONU sino que entregó el respectivo dossier al propio secretario general, António Guterres, tras lo cual parte de información se dio a conocer públicamente. Quedó así al descubierto el escenario completo de la complicidad de la dictadura con las disidencias y los elenos, la información detallada y puntual sobre ubicación de campamentos, las evidencias sobre operaciones conjuntas de narcotráfico entre esos grupos irregulares y las fuerzas de seguridad chavistas e incluso la certeza de cómo desde el vecino país esos cabecillas ordenan acciones terroristas en Colombia… Pese a la gravedad de todo lo revelado, que ya se había denunciado reiteradamente desde años atrás, el debate imperativo sobre qué se debe hacer para neutralizar esta amenaza tan grande, terminó desviándose hacia un asunto menor y, si se quiere, anecdótico: unas pocas de las fotos que acompañan el informe no corresponderían a las circunstancias de modo, tiempo y lugar en que se describe la innegable connivencia entre el régimen sátrapa y los grupos criminales colombianos.

Lo primero a señalar es que, obviamente, se trató de un error craso, no del Presidente de la República, sino de los organismos de Inteligencia colombianos y la propia cúpula de las Fuerzas Militares y de Policía. El informe debió revisarse de manera minuciosa, cuidando que cada información, coordenada, fotografía y demás datos tuvieran la máxima certeza posible. Un blindaje total. Era obligatorio precaver la mayor fiabilidad en ese dossier, no solo porque se iba a presentar ante el pleno de la OEA y la ONU, con todas las implicaciones que ello tendría debido a la extrema gravedad de lo denunciado, sino porque era de esperarse que la dictadura aprovecharía el menor resquicio de debilidad o incertidumbre en el expediente, por insustancial que fuera, para tratar de atacar su credibilidad y desviar la atención mundial sobre el mismo.

Al final, el insólito error en unas pocas fotos terminó jugando a favor de la estrategia del régimen chavista, aunque, a decir verdad, son tan de bulto e inocultables las evidencias sobre la connivencia criminal de este con las disidencias de las Farc y la guerrilla del Eln, así como de la red de narcotráfico operada por ambas partes, que la maniobra de Caracas para desprestigiar la totalidad del informe de Duque no ha tenido mayor eco, salvo entre las propias filas afectas a la dictadura. Es más, si de ‘descaches’ se trata, el más grande lo cometió la propia vicepresidenta venezolana, Delcy Rodríguez, que ante el pleno de la ONU dio las coordenadas de tres presuntos campamentos en Colombia en donde se estarían entrenando mercenarios para atacar al gobierno de Maduro. Revisadas las mismas se encuentra que corresponden a ubicaciones en mar abierto en el Caribe e incluso al propio casco urbano de Maicao. Sobra cualquier comentario al respecto.

“… No nos vayamos por las ramas en la discusión; las denuncias no son de ahora, son denuncias que se han venido presentando a lo largo del tiempo y que han mostrado la connivencia de esa dictadura con grupos terroristas en su territorio, que operan en su territorio”, precisó Duque al insistir en que el asunto de las fotos erradas era menor y que lo verdaderamente importante es qué hará la comunidad internacional para sacar a la dictadura del poder y cesar su desafiante apoyo al terrorismo internacional.

Es claro que dos o tres imágenes equivocadas no ocultan la complicidad chavista con las guerrillas colombianas y el narcotráfico. Eso es y debe ser el debate central. Es insulso el intento de Maduro y compañía por desviar la atención sobre este grave asunto. Así las cosas, Colombia sigue a la espera de una respuesta de la comunidad internacional, con la propia ONU a la cabeza, frente a esta amenaza continental.