Nuevo plan antidrogas | El Nuevo Siglo
Sábado, 26 de Septiembre de 2015

El reto de la estrategia para sustituir cultivos ilícitos

Lo importante es que se cumpla con todas las etapas

EN  medio de la crisis fronteriza con Venezuela y la expectativa y análisis sobre los nuevos anuncios del proceso de paz con las Farc, poco eco se le hizo a la Estrategia Integral de Sustitución de Cultivos Ilícitos lanzada esta semana por el Ejecutivo con el fin de combatir de manera más eficaz el flagelo del narcotráfico en los distintos eslabones de ese criminal negocio que tanta violencia y dolor ha sembrado en nuestro país. Se trata de una reformulación de la política aplicada en la última década que parte de advertir que pese a los contundentes golpes propinados a los carteles, la producción y tráfico de narcóticos no han podido ser disminuidos de forma sustancial. La propia Casa de Nariño citaba esta semana, durante el lanzamiento de la Estrategia, que el año pasado existían sesenta y nueve mil hectáreas de matas de coca sembradas en el país, que si bien es una cifra inferior a las cien mil que había en el año 2000, no ocultan el hecho de que en los últimos dos años la extensión de los sembradíos ilegales ha aumentado. Fenómeno que es más preocupante si se tiene en cuenta que la aspersión aérea con glifosato se restringe a partir del próximo mes, obligando entonces a buscar otras alternativas para acabar con los mismos.

En ese orden de ideas parece acertado el principio fundamental de la nueva estrategia, según el cual para acabar con los cultivos ilícitos primará la focalización de los esfuerzos de las autoridades. Esto partiendo de la base de que la acción estatal tiene que enfocarse en los doscientos cuatro municipios que tienen sembradíos de coca, marihuana y amapola, así como en los seis departamentos, a saber, Putumayo, Nariño, Cauca, Caquetá, Guaviare y Norte de Santander, que concentran el ochenta y uno por ciento de la producción de droga en nuestro país. Es más, el propio Gobierno explica que si se focaliza aún más la estrategia, se dirigiría especialmente a solo diez municipios que tienen en sus territorios el cuarenta y tres por ciento de la producción de hoja de coca en Colombia. De igual manera, no se puede desconocer que se requiere una acción más concentrada en los parques nacionales, zonas de reserva natural y territorios étnicos o colectivos, pues allí están dos terceras partes de los sembradíos ilegales.

Visto todo lo anterior es claro que la decisión del Gobierno de iniciar esta estrategia en los departamentos de mayor producción como Putumayo y Nariño, resulta acertada, no solo por el desafío que implica acaba con miles de hectáreas de cocales en esa zona, sino porque al existir allí veintiséis mil familias que se dedican a esta labor, se tiene un escenario propicio para establecer la efectividad de las políticas de sustitución de cultivos ilícitos, a mediano y largo plazos. Porque, no se puede negar, que el flanco débil más grave de todas las estrategias que se han aplicado en este campo, han sido precisamente su corta duración, su baja rentabilidad económica para las familias que quieren cambiarse a una actividad legal y, sobre todo, que las promesas de inversión social y mayor presencia del Estado resultan efímeras.

Desde ese punto de vista, elementos de la nueva estrategia, como la creación de una agencia nacional para la sustitución de cultivos ilícitos, los cronogramas de mayor inversión social, la promesa de titular las tierras a los campesinos que cumplan con salirse de ese negocio ilegal y la creación de una estructura rentable de mercados y comercialización de productos lícitos tienen como principal desafío que se cumplan, de lo contrario, se terminará en el mismo fracaso de planes anteriores.

A la par de todo lo anterior es evidente que debe redoblarse la lucha contra el resto de los eslabones criminales del narcotráfico, así como la implementación de una política nacional para prevenir y tratar la drogadicción, como un problema de salud pública y no punitivo.

En síntesis, bienvenida esa nueva Estrategia Integral de Sustitución de Cultivos Ilícitos que en el papel se asoma atractiva y prometedora pero que, como se dijo, hay que aterrizarla al día a día de la lucha contra el narcotráfico y darle vocación de permanencia en el tiempo. Ese es el reto.