Paz e improvisación legislativa | El Nuevo Siglo
Domingo, 8 de Noviembre de 2015

Sorpresiva resurrección del proyecto de plebiscito
Más bandazos en “comisión legislativa especial”

El   andamiaje legislativo para acelerar la implementación de un eventual acuerdo de paz con las Farc parece todo menos una estrategia sólida y fríamente delineada. Ello queda comprobado en lo ocurrido la última semana con los dos proyectos que hacen curso en el Congreso relacionados con este tema.

De un lado está el accidentado trámite del acto legislativo para la creación de un “Procedimiento legislativo especial para la paz”, encargado de tramitar las reformas constitucionales, leyes ordinarias y estatutarias derivadas de un acuerdo final con la guerrilla. La iniciativa también le otorga facultades extraordinarias al Presidente de la República para expedir decretos-ley que agilicen la instrumentación de algunas modificaciones legales urgentes y menores que tengan que ver con el pacto de paz.

Dicho proyecto fue sometido días atrás a una nueva ‘cirugía’ durante el segundo debate en la plenaria del Senado. Originalmente se planteaba que habría una “comisión especial” compuesta por los miembros de las comisiones Primeras de Senado y Cámara así como 12 congresistas más de otras células parlamentarias. Sin embargo, entre el primero y segundo debates se abrió la posibilidad de que también pudieran hacer parte de la misma no congresistas, lo que de inmediato abriría la puerta a que delegados de las Farc la integraran a mediano plazo. No obstante, tras una dura polémica entre Gobierno, ponentes, partidos y analistas sobre lo que implicaría prácticamente darle curules automáticas a la subversión, esa propuesta finalmente fue rechazada en la plenaria, aunque el Ejecutivo de inmediato indicó que insistirá en revivirla en los debates de la Cámara.

De igual manera inicialmente se planteaba que solo se podrían modificar los textos de los proyectos derivados del acuerdo de paz en los debates de la “comisión especial” y no en las plenarias. Sin embargo, dado que ello coartaba más drásticamente la función deliberativa del Parlamento, en la iniciativa aprobada a mitad de semana (en el segundo de ocho debates) se dio vía libre a que los articulados de leyes estatutarias y actos legislativos puedan variarse también en los plenos de Senado y Cámara siempre y cuando se ajusten al contenido del “acuerdo final” con las Farc y cuenten con al aval del Gobierno.

No menos atropellado ha sido el trámite para definir un mecanismo de refrendación popular de lo que se pacte con esa facción insurgente. Como se recuerda semanas atrás un senador de La U había presentado un proyecto de acto legislativo para dar vía libre a un “plebiscito por la paz” en el que los colombianos serían citados para pronunciarse a favor  o en contra del contenido completo del acuerdo en La Habana. Esa iniciativa partía de la base de reformar la figura del plebiscito, eliminando la instancia del umbral mínimo de votación, es decir, que no se requeriría para su aprobación que asistiera a las urnas al menos el 25 por ciento del censo electoral vigente ni tampoco que la mitad más uno de los ciudadanos sufragara positivamente. También planteaba el citado proyecto la posibilidad del voto obligatorio y que la jornada electoral no se realizara en un solo día sino a lo largo de varios, ello para facilitar la mayor participación posible de los colombianos. 

Ese proyecto terminó siendo aplazado porque tanto el Gobierno como las Farc indicaron que el mecanismo de refrendación popular debía ser acordado primero en la Mesa de Negociaciones de La Habana. Incluso la guerrilla fue reiterativa en que no reconocía esa clase de iniciativas unilaterales por parte del Congreso. Pero sorpresivamente esta semana el proyecto fue revivido por el propio Gobierno que hasta decidió impulsarlo enviando un mensaje de urgencia para asegurar su aprobación antes de que termine este tramo de legislatura a mediados de diciembre. Pero ese no es el único bandazo: si bien el Ejecutivo está empujando el trámite en la iniciativa, advierte de entrada que no está de acuerdo con la posibilidad del voto obligatorio, tampoco está seguro de si debe eliminarse completamente el umbral mínimo de votación o disminuirlo, y duda también de la probabilidad de que el proceso electoral se pueda realizar en varios días. Todos esos ajustes al proyecto deben ser realizados por los ponentes para el primer debate, lo que implica  que la Casa de Nariño envió un mensaje de urgencia a una iniciativa que será sometida desde ya a una ‘cirugía’ muy drástica. Difícil encontrar una muestra de mayor improvisación legislativa.

Y lo más complicado de todo esto es que las Farc, que recibieron en La Habana hace una semana una delegación de congresistas para hablar precisamente sobre la “comisión especial” y el mecanismo de refrendación popular de los acuerdos, siguen manteniendo reservas frente a ambas iniciativas legislativas, que no solo consideran unilaterales sino que afirman violan las reglas del juego en torno de que cualquier decisión al respecto debe ser primero pactada en la Mesa.  Aun así, en un hecho sin duda paradójico, la guerrilla se pronunció sobre el veto a su participación en la “comisión especial” y consideró como “mezquino” que la plenaria del Senado haya cerrado esa puerta en la nueva instancia legislativa que se busca crear.

Como se ve, la confección y el trámite en el Congreso de dos iniciativas que el mismo Gobierno califica como prioritarias para acelerar la implementación de un eventual acuerdo de paz se caracterizan por los bandazos en sus articulados, la improvisación política interna y los condicionamientos caprichosos de la guerrilla desde Cuba.