Retroceso exportador | El Nuevo Siglo
Martes, 13 de Octubre de 2015

Las causas coyunturales y estructurales

Más balanza comercial deficitaria

La   caída de las exportaciones, según el DANE, fue de 33,7 por ciento y continúa confirmando el enfriamiento de la economía colombiana. Abre un panorama poco halagüeño para lo que resta de este año.

Si bien se trata de una tendencia que se ha profundizado a lo largo de 2015, los porcentajes de retroceso en las ventas al exterior son cada vez más preocupantes. En el solo mes de agosto esa disminución fue de 41,6 por ciento, índice que pone de presente el difícil panorama del sistema productivo local.

Como era de esperarse el rubro que tiene que ver con exportaciones de petróleo y sus derivados así como de industrias extractivas es el que más ha caído, con un porcentaje de 61 por ciento. Esto se explica no solo por la crisis en los precios del petróleo, que ya completa más de un año sin dar muestras sólidas de un cambio en la tendencia, sino en la menor dinámica de un mercado que como el de los hidrocarburos es muy sensible a las coyunturas cambiarias. A ello se suma que si bien la producción de petróleo en nuestro país todavía se mantiene alrededor del millón de barriles diarios hay una sensible disminución en las operaciones de sísmica y exploración de crudo, producto del menor dinamismo del sector por los bajos precios.

Otro dato que llama a encender las alertas es el relacionado con las exportaciones de la industria manufacturera, puesto que éstas también cayeron un 17 por ciento en agosto, lo que ensombrece aún más el panorama para un sector de la economía que lleva muchos meses sin levantar cabeza, como lo evidencian los informes sectoriales del DANE y las encuestas de la ANDI.

En el sector agropecuario también se percibe un menor dinamismo en materia de exportaciones pues en agosto disminuyeron más de un 13 por ciento. Paradójicamente esto ocurre casi en forma paralela al anuncio del ministerio del ramo sobre una estrategia integral pública y privada para repotenciar la producción agrícola e insumos del campo, con miras a la sustitución de importaciones de miles de toneladas de alimentos y derivados.

Si se revisa lo que ha pasado a lo largo del año en esta materia, queda claro que la balanza comercial colombiana es cada día más deficitaria y que en ello será necesaria una revisión a fondo del impacto que han tenido los tratados de libre comercio negociados y activados en el último quinquenio. Por igual debe sopesarse de manera objetiva cuáles son las causas no solo coyunturales, como lo son la caída de los precios del petróleo y un clima recesivo mundial, sino los elementos estructurales que están llevando a perder dinamismo exportador tanto en el rubro de productos tradicionales como en el de los alternativos. La diversificación de las ventas al exterior todavía está a medio camino y no se puede dudar que seguimos demasiado soportados en enviar a otros países materias primas y no productos elaborados o con algún valor agregado que permita aumentar no solo la competitividad, el volumen de mercados consolidados y nuevos y, sobre todo, la rentabilidad.

Obviamente no es el anterior un proceso fácil ni automático. Pasa, por ejemplo, con la necesidad de evaluar hasta qué punto la estructura de subsidios, salvaguardas arancelarias y otros apoyos que se dan en distintos países a sus productores nacionales están afectando el dinamismo de nuestras exportaciones. De igual manera, como lo han advertido algunos gremios, va siendo hora de sincerar el potencial exportador de nuestro país, ya que es evidente que los esfuerzos presupuestales que se están haciendo para apoyar algunos sectores en sus ventas al exterior, no están dando los resultados esperados y apenas si se soportan economías de subsistencia y claramente asistenciales. No menos prioritario es que los canales de interlocución entre gremios y gobierno se concentren más, no en el pulso entre entes sectoriales y medidas del Ejecutivo, sino en la formulación de una verdadera política exportadora eficiente y rentable. Sólo cuando ello se empiece a concretar se podrá revertir la tendencia deficitaria en muchos sectores de nuestra balanza comercial.