Tensión en las Malvinas | El Nuevo Siglo
Sábado, 21 de Enero de 2012

 

* La fatídica guerra impensable

* Doctrina bolivariana del Uti possidetis juris

 

 

A pocos meses del aniversario de la Guerra de las Malvinas que estalló el 2 de abril de 1982, por decisión del general Leopoldo Fortunato Galtieri, de recuperar tan estratégico territorio bajo dominio de Gran Bretaña, ingleses, argentinos e hispanoamericanos rememoran las causas de la contienda y sus repercusiones. Ese mes de abril los militares argentinos reunidos en secreto en la Casa Rosada con el gobernante de facto, deciden ir a la guerra. Cuentan con una poderosa fuerza naval, aviones modernos, misiles y tropas entrenadas, lo que sumado al factor sorpresa consideran que puede darles la victoria. Lo que vendría a fortalecer el poder militar y, seguramente, eternizar el desgastado régimen castrense.

La voluntad de reconquistar las islas Malvinas lleva a una inesperada guerra con Gran Bretaña, casi impensable, puesto que era más factible avanzar por la vía diplomática. Al parecer, Galtieri malinterpreta al secretario de Estado de EE.UU.,  general Alexander Haig, a quien le pregunta qué harían los Estados Unidos en caso de una guerra por las Malvinas, éste le responde, intervendríamos. Lo que el gobernante argentino interpretó como un apoyo tácito, sin captar que era una respuesta neutral y ambivalente. Y el apoyo de la Casa Blanca al Reino Unido será decisivo para alterar el curso de la guerra.

Colombia es amiga fraterna de Gran Bretaña y mantiene indisoluble hermandad con Argentina, ambos países hispanos formamos parte del Imperio Español y luchamos unidos por la libertad de América en Ayacucho, incluso con apoyo de la Legión Británica. Siempre hemos sido partidarios del dialogo y la negociación de argentinos e ingleses, para que se allanen los obstáculos de un arreglo definitivo que reconozca los derechos de Argentina a recuperar la integridad de su soberanía en la zona del Atlántico Sur. En el pasado se pensaba que las Malvinas apenas tenía una relativa importancia económica en cultivos de pan coger, y para cría de ovejas y de bovinos. Así que su valor en el siglo XIX era más estratégico que otra cosa, con la idea de Inglaterra como potencia naval de controlar los enclaves marítimos más importantes. Desde ese punto de vista ha sido inflexible en cuanto no entregar a los españoles Gibraltar, ni a los argentinos las Malvinas. Por supuesto, con la construcción a principios del siglo XX del Canal de Panamá, en la zona de la cual fuimos despojados de nuestra soberanía por cuenta del apoyo que les dio EE.UU. a los secesionistas panameños, el control de las Malvinas dejó en apariencia de tener tanta importancia. Siendo claro que si Inglaterra entrega las Malvinas al día siguiente España estará exigiendo que se aplique la misma doctrina en Gibraltar. Fuera del agravante de que se sabe que en esa zona existen grandes reservas de petróleo.

La reciente decisión de los países de la región ligados en Unasur, divulgada a los medios de comunicación de boicotear e impedir que las naves con bandera de las Malvinas ingresen a sus puertos, desató una nueva crisis con el Reino Unido. El primer ministro, David Cameron, informó en el Parlamento que un submarino nuclear navegaba por el Atlántico y que reforzaría las tropas en las islas, para impedir que se repita la historia de un súbito asalto de fuerzas militares argentinas. La presidenta, Cristina Kirchner, ripostó afirmando su voluntad inquebrantable de reclamar los territorios argentinos. El Reino Unido no hace caso de las resoluciones de la ONU que lo invitan a negociar pacíficamente con Argentina el futuro de las Malvinas, lo que mantiene el tema estancado por el derecho al veto que ese país tiene en el Consejo de Seguridad. En jugada sorpresiva y audaz, David Cameron en el Parlamento trata de invertir los papeles y sostiene que lo que intenta Argentina con las Malvinas es un acto de coloniaje en pleno siglo XX, sobre la población desarmada y casi inerme de las Malvinas, que su país no puede permitir.

Argentina y los países de Hispanoamérica entienden que en el caso de las Malvinas se aplica la doctrina del Libertador Simón Bolívar, que establece el Uti possidetis juris, imperante en materia de fronteras al respeto de las mismas en el momento de la Independencia. Siendo que las islas Malvinas, son ocupadas por el comandante John James Onslow al mando de la corbeta Clío en 1833, cuando la doctrina bolivariana llevaba varios años de vigencia, así que en derecho deben ser devueltas a sus legítimos dueños. Colombia es respetuosa de la doctrina que nos legó el Libertador y está en la obligación de solidarizarse con la justa causa argentina, en el entendido de que el Reino Unido es un país amigo, con el cual se debe negociar. Negociación que debe propiciar la diplomacia colombiana con los gobiernos de Argentina e Inglaterra.