Los avances en biotecnología en Colombia no se detienen. Por ejemplo, los científicos del Grupo de Investigación en Procesos Agroindustriales (GIPA), de la Universidad Nacional, sede Palmira, elaboraron un prometedor bioplástico, o plástico natural, para conservar los alimentos.
Según Unimedios, a la harina de semilla de aguacate, un residuo que suele ser desechado por la industria de alimentos, se le agregó extracto de remolacha, que, además de ser rica en antioxidantes, puede aumentar la capacidad de bloquear la luz.
Los trabajos del GIPA han evidenciado que, más allá de la pulpa, en la cáscara y la pepa del aguacate se esconde parte de su potencial industrial, por ejemplo para elaborar aceites y productos medicinales y de belleza como champús, lociones o cremas. Sin embargo, esa “minita de oro” se tira a la basura, razón por la que algunos de los estudios de este grupo se centran en hallar otras maneras de usar dichos subproductos, dándoles valor agregado.
El aporte más reciente consiste en obtener envolturas biodegradables que podrían proteger o separar alimentos, con lo que se reduce el impacto ambiental y se abren nuevas posibilidades frente al uso de plásticos derivados del petróleo en diferentes aplicaciones industriales.
De acuerdo a la agencia de prensa de la universidad, se incorporó extracto de remolacha (Beta vulgaris), una hortaliza que se caracteriza por su raíz de vivos colores, rica en betalaínas, uno de sus principales componentes que, además de aportarle un toque vibrante a su apariencia, genera beneficios para la salud -incluida la capacidad de prevenir el envejecimiento- y protege alimentos contra la degradación causada por factores ambientales.