LA PROPUESTA de metro subterráneo que ha planteado el presidente Gustavo Petro, y que tras su visita a China sacó a relucir nuevamente, sigue generando polémica entre distintos sectores políticos del país.
A través de su cuenta X, el mandatario nacional afirmó que “si la administración distrital de Bogotá quiere, el Gobierno nacional financiará el 100% de la primera línea. La firma contratista está dispuesta a allanarse a modificar de común acuerdo el contrato sin modificar su objeto, para que se pueda licitar una fase de metro subterráneo de Bogotá en el área central de la ciudad, desde la carrera 50 con avenida 1 de Mayo hasta la calle 72. La licitación puede incluir el tramo por la calle 72 con carrera 11 hasta Engativá y Suba”.
También manifestó que “no habría demora en construcción dado que el tramo 1 elevado ya comenzó construcción con el patio taller, mientras el tramo 2 y 3, el central y el que va hasta Suba ya tienen estudios. El tramo central tiene estudio realizado en mi alcaldía”.
Argumentó que “Bogotá ganaría financieramente, no habría mayores demoras y se contaría con una primera línea completa. Poderosa y muy rentable, iría del occidente de Kennedy pasando por el centro hasta Engativá y Suba”.
Ante la propuesta, el senador del Centro Democrático, Miguel Uribe Turbay, aseguró que el Gobierno no tiene capacidad financiera para respaldar el proyecto, tal y como lo plantea el mandatario nacional.
“Dejemos clara una cosa: Petro no tiene de donde sacar la plata para subterranizar el Metro en Bogotá. Además de que es inconveniente e injusto el capricho del presidente, no existe esa plata para hacerlo. Metro ya”, dijo el congresista.
Ante la cantidad de peros, el mandatario ha preguntado, “¿por qué se oponen a que logremos técnica, jurídicamente, contractualmente que se haga un metro subterráneo en Bogotá como en todas las mayores ciudades del mundo? Por la misma razón que los abuelos de esos dirigentes ordenaron quemar los tranvías eléctricos en 1951 para importar buses de propiedad de ellos; y por la que acabaron la flota de buses eléctricos trolleys solo porque eran públicos y de origen, en su fabricación”.