EL NUEVO SIGLO: Se habla de todas las reformas, pero a hoy no se ha dicho nada de la reforma política, ¿por qué?
ALEJANDRA BARRIOS: Fue algo absolutamente claro desde el inicio del gobierno Petro, que el tema de la reforma política no era importante.
Se priorizaron las agendas sociales; es decir, reformas a la salud, a la educación, laboral y pensiones. Se intentó al inicio de la primera legislatura hacer una reforma consistente al sistema electoral colombiano, presentada por Humberto de la Calle. Esa reforma se hundió sin siquiera tener primer debate.
Implicaba lograr que el Consejo Nacional Electoral fuera independiente de las organizaciones políticas, pero parece que esa independencia no pega en el Congreso de la República.
Después se presenta una propuesta de reforma más de origen gubernamental. Fue radicada por Roy Barreras y termina siendo un desastre, terminan pegándole una cantidad de cosas, convirtiéndola en inaceptable.
Era, dentro de otras, la puerta giratoria para poder pasar del Gobierno al Congreso sin ningún tipo de problema. Esta reforma se hunde y no ha habido ningún otro intento de una reforma seria, solamente esa otra que es más falta de seriedad como la de permitir el transfuguismo.
De resto, lo único que queda en materia política electoral es la decisión de la Corte Constitucional frente a la reforma del Código Electoral. Pero, como te lo señalo, no ha sido una prioridad del Gobierno, por eso nos sorprendió bastante cuando el Gobierno señaló que dentro de esos temas prioritarios para una posible Asamblea Nacional Constituyente estaba el tema de la reforma política.
ENS: Si se abordara en este momento una reforma política, ¿cuáles deberían ser los elementos centrales?
AB: El primero es que hoy no tenemos reglas frente a las coaliciones. Entonces, hay que definir cuáles son las reglas para las coaliciones y no nos vamos a ir con interpretaciones del Consejo Nacional Electoral y del Consejo de Estado, todo sujeto a demandas, una vez se realiza el proceso electoral.
Tampoco tenemos marco jurídico para las decisiones y hay que hacer ajustes dependiendo hacia dónde queremos que vayan las coaliciones de las diferentes organizaciones políticas.
Por ejemplo, es inaudito que partidos que estén en una coalición no tengan que declararse todos de la misma forma cuando empiezan las elecciones de los cuerpos plurinominales, como el Partido Verde: unos se declaran de Gobierno y otros de oposición, mientras que otros son independientes.
ENS: ¿Qué otros temas deberían incluir una reforma política?
AB: Temas fundamentales sobre los que tocaría volver a abrir la discusión son los de la conformación de las listas. Insistimos en la importancia de poder avanzar hacia listas cerradas, paritarias e intercaladas entre hombres y mujeres candidatos, a fin de garantizar representación paritaria en el Congreso de la República.
Otro tema a abordar es la democracia interna de los partidos. Nunca vamos a tener listas cerradas si no garantizamos partidos democráticos y los partidos en Colombia no son democráticos.
Obviamente, el tema de financiación de las campañas políticas, ya que todos sentimos, frente al tema de la financiación y la capacidad de control y vigilancia de la financiación de las campañas políticas, los escándalos y falsa credibilidad.
Esto está directamente relacionado con que ninguna institución, mucho menos el Consejo Nacional Electoral, tiene la capacidad técnica para vigilar que efectivamente la financiación de las campañas sea respetada en sus reglas.
Reforma al código electoral
ENS: ¿Cómo entender que después de tanto tiempo la Corte Constitucional no haya emitido fallo por el último proyecto de reforma al Código Electoral?
AB: Estamos esperando que se emita un fallo. Ya hemos tenido experiencias anteriores en temas electorales, donde la Corte, sobre el tiempo, emite el fallo y eso ha sido terrible porque termina generando una falta de garantías, poca preparación y terribles resultados.
Ejemplo de esto fueron las Circunscripción Transitorias Especiales de Paz. Seis meses antes de las elecciones sale el fallo de la Corte Constitucional, señalando que sí había que convocarla y no hubo tiempo para nada.
Las víctimas terminaron siendo revictimizadas, no fue posible hacer una muy buena organización, no fue posible que tuvieran recursos anticipados del Estado y todo salió mal.
La reglamentación se hizo a las carreras, tanto así que el decreto que la reglamentó terminó siendo declarada inconstitucional por la Corte y hoy estamos sin una reglamentación que haya hecho el Congreso.
No es la primera vez que pasa. Esperemos que si va a sacar alguna decisión que sea antes de septiembre u octubre de este año para poder tener el tiempo suficiente para armar el calendario preelectoral en marzo del próximo año.
ENS: ¿Está el Congreso más interesado en la ley de transfuguismo político que en una reforma política que haga más transparente y ágil el proceso electoral?
AB: Sí, obvio. Esta propuesta demuestra que hay unos intereses particulares. Uno podría preguntarse a quién va a beneficiar de manera directa una ley como la del transfuguismo.
Tenemos muchísimas organizaciones políticas que hicieron muchísimas coaliciones o no se sienten cómodos dónde están. Como no hay procesos democráticos ni de selección juiciosos de los partidos políticos de sus candidatos, te encuentras a un partido que tiene un candidato y ese candidato, si el partido es de tendencia de izquierda, siente que está en el lado equivocado.
Eso se debe a que las decisiones de las conformaciones de listas no incorporan procesos transparentes y democráticos, y hacen la selección de acuerdo a otros criterios, bajo la consideración de que creen que van a tener muchos votos y en algunos casos lo logran.
ENS: ¿Cree usted que la reforma política es prioridad para este Gobierno, para los partidos políticas de oposición, independiente y demás?
AB: No es prioridad y estamos hablando de más o menos ocho meses en los que vamos a empezar el periodo preelectoral. Claro que vale la pena discutir una reforma política, pero tendremos que aclarar que las reglas del juego no estarían vigentes para estas elecciones, sino para las locales del 2027 y las siguientes de carácter nacional.
Si empieza la discusión, entraremos en ello, pues vale la pena mejorar las reglas electorales. Pero las que puedan impactar el próximo proceso electoral, tendrán que esperar.