EL NUEVO SIGLO: El senador aprobó una proposición para que el presidente Gustavo Petro reconozca a Edmundo González como ganador indiscutible de las elecciones presidenciales del 28 de julio. ¿Qué viene ahora?
MIGUEL URIBE TURBAY: Ahora lo que corresponde es que el presidente Gustavo Petro, en cumplimiento de su deber constitucional, respete la voluntad popular expresada en las urnas y reconozca a Edmundo González como el legítimo presidente electo de Venezuela.
Desde el Congreso, continuaremos ejerciendo la presión política necesaria para asegurar que esta decisión no se quede en una mera formalidad. El reconocimiento debe estar acompañado de acciones diplomáticas claras y contundentes.
ENS: ¿Qué pasa si el mandatario se niega a cumplir con la proposición del Congreso?
MUT: La proposición como tal busca exhortar al presidente Petro para que cumpla con su labor y reconozca a los legítimos ganadores de las elecciones en Venezuela. Lo que viene ahora es una prueba de fuego para Gustavo Petro. Si decide ignorar, su desprecio por la democracia quedará expuesto.
Su complicidad con el régimen de Maduro resaltará aún más la sombra del autoritarismo que ronda su Gobierno, dejando claro que su compromiso con la democracia es tan frágil como su palabra.
ENS: Hay sectores de oposición que afirman que Gustavo Petro terminará por reconocer a Nicolás Maduro, ¿qué pasa si esto ocurre?
MUT: Si Gustavo Petro reconoce a Nicolás Maduro sería la prueba definitiva de su talante antidemocrático. Estaría abrazando abiertamente a un dictador que ha destruido Venezuela, ignorando el sufrimiento de millones de venezolanos.
Petro no solo se estaría alineando con uno de los regímenes más autoritarios del continente, sino que estaría enviando un mensaje claro: la democracia no es su prioridad.
Este reconocimiento abriría la puerta a una desestabilización en la región, con Petro como cómplice de un dictador que ha destrozado los principios básicos de libertad y derechos humanos.
Aún más grave, estaríamos ante un escenario caótico en el que la democracia de Colombia misma podría empezar a tambalear, con un presidente dispuesto a justificar cualquier atropello si le sirve a sus intereses políticos.
¿Democracia en riesgo?
ENS: ¿Considera usted que, si el régimen de Venezuela se atornilla en el poder, la democracia en América Latina, especialmente la de Colombia, estará en peligro?
MUT: Definitivamente. Si el régimen de Maduro se consolida en Venezuela, estaríamos ante una amenaza directa no solo para la democracia en Venezuela, sino para toda América Latina. La influencia de un régimen autoritario en la región puede incentivar prácticas antidemocráticas en otros países, incluido Colombia.
La democracia es frágil, y Petro ha demostrado estar demasiado cómodo con líderes autoritarios. Si se permite que Maduro continúe, ese modelo podría ser exportado, debilitando nuestras instituciones y corrompiendo el sistema político.
Las democracias en América Latina no pueden sobrevivir en un entorno donde el autoritarismo es tolerado o incluso apoyado por líderes que dicen defender al pueblo. Colombia no está blindada ante este peligro, y la oposición no permitirá que nuestra democracia sea sacrificada por lo intereses dictatoriales de Gustavo Petro.
ENS: Lo que está pasando en Venezuela ha aumentado el flujo migratorio, siendo Colombia uno de los principales países receptores o de paso. ¿Está preparado el país para asumir un reto como este?
MUT: Colombia ha demostrado una gran solidaridad al recibir a millones de venezolanos que huyen de la crisis en su país, pero la verdad es que no estamos completamente preparados para asumir un reto de esta magnitud de manera indefinida.
La presión sobre los servicios públicos, la infraestructura y el mercado laboral es enorme. Además, la falta de políticas migratorias claras y de recursos suficientes está poniendo en riesgo la capacidad de integración efectiva de esta población.
Ahora bien, no es solo un tema de migración; estamos hablando de una bomba social que, si no se maneja adecuadamente, desestabilizará aún más a Colombia.
Necesitamos una estrategia firme y una coordinación internacional, pero, sobre todo, necesitamos un Gobierno que de verdad esté comprometido con proteger a Colombia, no con mantener sus lazos con dictaduras fallidas.