¿Ahora sí se la jugará Italia por una mujer en la Presidencia? | El Nuevo Siglo
Paola Severino, Elisabetta Casellati y Marta Cabria encabezan el abanico por la presidencia de Italia
Foto Montaje El Nuevo Siglo
Martes, 4 de Enero de 2022
Redacción internacional

Están en la alta política, en la rama judicial y en otras instancias de poder, muchas ahora y varias de tiempo atrás. Tienen en común que rompieron barreras al convertirse en las primeras mujeres en sus puestos y que, pese a escalar posiciones, no han logrado la más alta dignidad. ¿Llegó la hora de que Italia elija a una mujer en la Presidencia?

Son muchos los factores que abonan el terreno para que se tome esa decisión que sería histórica y que van desde las experticia y preparación de las posibles candidatas hasta que los hombres contemplados para el cargo generan resistencia o, al contrario, tienen gran aceptación pero que conllevan un cambio inconveniente.  

Tal es el caso del actual primer ministro Mario Draghi, ex presidente del Banco Central Europeo, de 74 años, y que desde febrero del 2021 lidera el ejecutivo y ha logrado una lenta pero sostenida recuperación económica y social, golpeadas como en el resto del mundo por la pandemia.

La mayoría de los editorialistas reconocen que Italia se encuentra ante una verdadera encrucijada si el actual jefe de gobierno es elegido como Presidente, ya que la Constitución prohíbe que una sola persona ocupe los dos cargos.

Consideran así que reemplazar a Draghi, quien gestiona actualmente la crisis sanitaria y los colosales fondos otorgados por la Unión Europea para la pospandemia (191.500 millones de euros, unos 216.000 millones de dólares, para 2021-2026) no será fácil y por tanto, aunque hay en curso unas complejas negociaciones secretas, es preferible descartar esa candidatura.

Por ahora no se si sabe si Draghi cuenta con el mismo apoyo que obtuvo para llegar al cargo de jefe de gobierno gracias a una coalición nacional variopinta que incluía desde la izquierda hasta la ultraderechista Liga de Matteo Salvini pasando por el centro-derecha de Silvio Berlusconi, el centro-izquierda del Partido Democrático y los antisistema del Movimiento 5 Estrellas.

Draghi "es el candidato preferido, nadie más puede obtener el apoyo de todos los partidos políticos", explicó a la AFP Lorenzo Codogno, profesor invitado de la London School of Economics, quien también considera que sería inconveniente que el prestigioso economista dejara la conducción del Estado.

En efecto, muchos preferirían que permanezca en el cargo de Primer Ministro hasta las próximas elecciones legislativas en 2023, de manera que garantice la puesta en marcha de las reformas exigidas por la Unión Europea lanzadas hace un año y evitar una crisis de gobierno y elecciones anticipadas.

Otro que ha sonado con fuerza pero con gran debate es el magnate y exprimer ministro Silvio Berlusconi, que a sus 85 años, sigue omnipresente en la escena política italiana y que sueña con terminar su carrera como presidente de la República. Sin embargo, muchos políticos y gran parte de la opinión pública le reprochan escándalos como el ‘bunga-bunga’ (fiestas eróticas con jóvenes mujeres) y sus salidas de tono con la Unión Europea.

En la baraja masculina también figuran el expresidente de la Cámara de Diputados, Pier Ferdinando Casini y los octogenarios exjefes de gobierno Romano Prodi, también expresidente de la Comisión Europea y Giuliano Amato, quien participó en la redacción de la Constitución Europea. 

¿Turno para ellas?

Independientemente de una cuestión de género, desde que el mes pasado se abrió la carrera para suceder al democristiano Sergio Mattarella (80 años) en la Presidencia de Italia, ha tomado gran fuerza la posibilidad de que una mujer sea elegida para esa dignidad. Y al movimiento político que décadas atrás lucha por tal posibilidad se sumaron el fin de semana un grupo de escritoras, artistas e intelectuales por considerar que “hay suficientes mujeres sobradamente preparadas para el máximo cargo institucional italiano”

Ser una personalidad de renombre, con notables capacidades de mediación y estar por encima de los partidos son las cualidades que se requieren para ser el inquilino del palacio del Quirinal. Dado que Italia se rige por el sistema parlamentario se considera que ser presidente de la República es un cargo honorario, pero es mucho más que eso, ya que es el responsable de garantizar la estabilidad del país cuando hay crisis políticas -muy frecuentes dada la fragmentación parlamentaria-.

Para ello la Constitución le otorga los poderes clave de disolver el Parlamento, convocar elecciones anticipadas y aprobar los ejecutivos.


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"Ha llegado el momento de elegir a una mujer", reclamó el grupo de personalidades del mundo de la cultura, entre ellas la escritora Dacia Maraini.

Ella junto a otras plumas como Edith Bruck, Melania Mazzucco, Michela Murgia, Stefania Auci, la actriz Sabina Guzzanti y la cantante Fiorella Mannoia.

Todas ellas firmaron un documento en el que sostienen que “no hay razones aceptables para aplazar una vez más la decisión de elegir una mujer en la Presidencia”, subrayando que toca dar “concreción” a las ideas de igualdad de género. “Queremos decirlo con claridad: ha llegado el momento de elegir a una mujer”, exponen.

Y en la misma línea se ha pronunciado el exprimer ministro Giuseppe Conte, quien desde días atrás multiplica sus contactos políticos para ello sea una realidad.

El Parlamento iniciará a partir del 24 de enero las votaciones para elegir al nuevo presidente del país pero desde semanas atrás se realizan los contactos y “negociaciones en los pasillos”, como se suele llamar en el argot político, para definir el candidato que genere los mayores consensos. Y es aquí donde las mujeres la tienen difícil porque las posibles candidatas mujeres, por ahora, no parecen contar con los votos necesarios, aunque no existen certezas y las negociaciones se mantienen hasta último momento.

Serán en total más de mil "grandes electores", entre diputados, senadores y representantes de 20 regiones. En las tres primeras rondas de votación es necesaria una mayoría de dos tercios, pero a partir de la cuarta ronda de votaciones es suficiente una mayoría simple.  La votación se realiza mediante voto secreto, y en el pasado las sorpresas no han faltado.

El abanico femenino es amplio y aunque por ahora no se habla de un nombre específico, cualquiera de ellas está más que capacitada y calificada para convertirse en la primera mujer presidente de Italia.

Una de las favoritas, no de ahora sino de tiempo atrás por ser una férrea luchadora de los derechos y la figuración política de las mujeres es la excomisaria Emma Bonino (73 años), quien sin embargo descartó de plano su aspiración. “En la vida, como en política, hay un tiempo para cada cosa. Mi tiempo era hace 25 años”, señala, recordando que se postuló públicamente a presidenta de la República en 1999 y que antes que ella lo hizo Nilde Iotti, la primera mujer que presidió la Cámara de los Diputados.

“Hay muchas mujeres competentes y con gran sentido institucional en mi país. Pero los hombres tienen tendencia a vernos sin mirarnos”, lamenta Bonino, quien se dice segura de que llegó la hora de dejar a un lado el machismo y dar la oportunidad de que una de las candidatas llegue al palacio del Quirinal.

Otra que, aduciendo su edad, declinó tal posibilidad fue la parlamentaria y superviviente de Auschwitz, Liliana Segre. “Gracias a los que han pensado en mi pero no es mi momento. No tengo las competencias ahora con 91 años de edad, y no las tenía ni tan siquiera hace 30 años”, argumentó.

Pero la baraja de candidatas es amplia, entre ellas destaca la ministra de Justicia y que fue la primera mujer en presidir el Tribunal Constitucional Italiano, Marta Cabria (58 años), la presidenta del Senado, Elisabetta Casellati (75), la exministra de justicia, Paola Severino (75), la exalcaldesa de Milán, Letizia Moratti (72), la exministra de Salud y fundadora del Partido Democrático, Rosy Bindi (70), la actual jefe de los servicios secretos Elisabetta Belloni (63) y no menos de tres parlamentarias.

La diputada demócrata Lia Quartapelle considera que “estaría bien que Italia tuviese una primera ministra o una presidenta de la República en un momento en que en Europa hay varias líderes en países nórdicos o en Estonia. Pero creo que en lugar de proponer a una mujer en abstracto se debe proponer a una persona en concreto, porque si no se corre el riesgo de instrumentalizar esta idea”.

Como se ve, los anteriores perfiles cumplen con todos los requisitos y está en manos del millar de electores decidir si es hora de dar el salto que desde hace años se ha pedido: una mujer en la presidencia de la República./Redacción internacional con AFP