CONOCEDORA como nadie de la política argentina gracias a su experiencia inicial como Primera Dama y posteriormente como Jefe de Estado, dos veces (2007 y 2015), la actual senadora Cristina Fernández de Kirchner no sólo marcó una época en el país austral, sino que ahora logró dividir las aguas proselitistas y reunificó la oposición peronista para impedir la reelección de Mauricio Macri y volver al poder, lo que podría consolidarse hoy tras la jornada electoral.
Consciente de que la docena de causas que se le siguen por presunta corrupción, algunas con pedido de prisión preventiva de la que está exenta por su fuero de parlamentaria, Cristina Kirchner decidió, meses atrás, lanzar como candidato del reunificado peronismo, a quien fuera el exjefe de gabinete tanto de ella como su esposo (Néstor Kirchner), Alejandro Fernández como el candidato presidencial y convertirse en su fórmula vicepresidencial.
La grave crisis económica llevó al presidente Mauricio Macri a solicitar un salvavidas al Fondo Monetario Internacional que a cambio exigió política de austeridad y severos ajustes, los cuales –como era de esperarse- le representaron un alto costo político y electoral que se vio reflejado en los sondeos, desde la primarias partidista realizada el pasado agosto, donde la fórmula Fernández – Kirchner le sacó casi 17 puntos porcentuales de ventaja.
Las aspiraciones de Macri a un segundo mandato se ven resentidas por una recesión de más de un año y una inflación indomable, que acumula 37,7% hasta septiembre, con desempleo en alza (10,6%) y la pobreza que afecta a más del tercio de los argentinos.
Tampoco lo favorecen el estricto programa de ajuste fiscal puesto en marcha tras el auxilio financiero de 57.000 millones de dólares que el gobierno obtuvo del Fondo Monetario Internacional (FMI) el año pasado en medio de una corrida cambiaria, que luego se repitió, con una moneda que perdió 70% de su valor desde enero de 2018.
Pero en la recta final a las elecciones, Macri, un ingeniero de 60 años, se entusiasmó con una masiva movilización el sábado pasado, bajo la consigna "Sí se puede", en el centro de Buenos Aires, su bastión histórico y del que fue alcalde entre 2007 y 2015, así como por su buen desempeño en el debate frente al favorito Fernández.
"Vamos a dar vuelta a la elección y al futuro de Argentina. Necesitamos que nos acompañen a construir la Argentina que soñamos", clamó en los últimos días de campaña Macri, quien dice que quiere completar las reformas del Estado y terminar de ajustar las cuentas públicas.
"Que las dificultades no les hagan dudar de todas las cosas que ya logramos, de cómo queremos vivir, no dejen que los hagan abandonar nuestros sueños", insistió el jueves.
Por su parte Cristina Kirchner ha estado muy activa aunque con un perfil más bajo. Ello no ha sido impedimento para que remarque sus logros políticos cuando estuvo en el gobierno y el estilo que impusieron junto a su desaparecido esposo, lo que llevó a ser conocidos como los “K”.
Y si bien Alberto Fernández llega a hoy a las urnas con Cristina Kirchner con números favorables en la intención de voto gracias a que lograron aglutinar casi todo el amplio espectro peronista, y favorecidos por la fuerte imagen de la expresidenta, muchos argentinos temen el regreso de los “K” a la Casa Rosada de Buenos Aires. Y ello ha disparado el nerviosismo en los mercados.
Es por ello que Fernández se ha mostrado en diferentes actos públicos como un moderado constructor político y ha enfatizado que “la idea es dar vuelta una página y empezar a construir otro país, más justo, más equilibrado".
Serán los argentinos en las urnas los que definan quienes regirán sus destinos para los próximos cinco años con modelos políticos y económicos diametralmente opuestos. Y, para imponerse en primera vuelta, cualquiera de las duplas necesita más del 45% de los votos o más del 40% y una diferencia de 10 puntos con el segundo. Un eventual balotaje tendrá lugar el 24 de noviembre. /Redacción internacional con AFP